-¿Y esto qué es?-preguntó el vampiro, sujetando al pequeño pelirrosado de un pie.
-¡Bájame! ¡Suéltame ahora mismo! ¡Es una orden!-gritó el niño de 6 años, pataleando.
-Está bien, está bien, ya te dejo…
El chico le dejó en el suelo y corrió de nuevo al cajón de arena donde estaba jugando. El vampiro le siguió y se sentó a su lado, observando como hacía un castillo de arena.
-Se va a caer-le avisó.
-Claro que no.
-Que sí, mira-el vampiro lo tocó con el dedo, y una de las torres se derrumbó.
-¡Oyeeee!-las lágrimas asomaban por los ojos azules del niño, y el chico se sintió mal.
-Espera, moja la tierra un poco y verás que así queda mejor.
El niño le hizo caso, y después de ver los buenos resultados, obligó al mayor a ayudarle a hacer otro castillo más grande.
-¿Cómo te llamas?-preguntó el pelirrosado, cuando acabaron.
-Marshall Lee, pero todos me llaman Marshall.
-Es un nombre guay…-sonrió. Marshall se dio cuenta de que le faltaba un diente y no pudo evitar soltar una carcajada.-Yo soy Chicle.
-Espera, ¿tú eres el niño de la condesa Limoncia?
-Sep…
-¡Chicleeee! ¡Ven aquí ahora mismo!-gritó una voz chillona desde dentro del castillo.
-Me tengo que ir… Ha sido un placer, no vemos-Chicle le dio un pequeño abrazo al vampiro y se metió de nuevo al castillo.
Marshall pensó que sería un buen entretenimiento durante algunos días.
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8 años después…
-Marshall, idiota, ¿dónde estás?
De entre los árboles apareció una especie de monstruo alado, el cual casi hace que al joven de 14 años le dé un vuelco al corazón.
-¡Marshall te odio! ¡Sabes que no me gusta que me des esos sustos!-le dio un puñetazo en el brazo y se dio la vuelta, dispuesto a irse.
-Espera Chicle-dijo Marshall, agarrándose a él como si fuese un koala.-perdóname, anda.
-¿Tú no eres mayor para hacer esas cosas?
-A penas tengo los 240, estoy en la flor de la vida-comentó, tirando del chico en dirección a la fiesta que daba PB.
-Y, sin embargo, yo te sigo viendo igual que hace 8 años.
-Esa es mi suerte.
Cuando llegaron a la fiesta, a Chicle le chocó todo un poco, nunca había estado en una antes. Había chicas, bebidas alcohólicas y música muy alta. Pero no tardó en adaptarse, a demás, Marshall le había prestado su ropa para que no le reconociesen fácilmente.
-Yo me voy a tocar un rato-le avisó el vampiro, revolviendo su pelo.-no te pases.
-Descuida.
Marshall se fue a la otra parte de sala, donde tenía preparado un amplificador y un micrófono. Se paso una hora y media tocando con su bajohacha, y otros tres cuartos de hora hablando con una par de chicas y unos amigos. Tenía a una de ellas en el bote cuando PB llegó.
-Oye, Marshall, creo que el muchacho se te ha descontrolado un poco ¿sabes?
-Mierda-susurró- ¿dónde está?