Chicle se despejó con aquella repentina visita. Salió y lo primero que hizo fue bajar a la cocina. Tenía hambre.
-¿Ya ha acabado?-le miró Mentita, sorprendida de verle allí.
-No... Aún no-negó con la cabeza y se acercó a la nevera, buscando algo de comida.
-Acabo de hacer bollos-sonrió la sirvienta y le ofreció uno con la bandeja.
-Ah... Gracias...
El príncipe sonrió amablemente y se sentó en la mesa a comer el esponjoso bollo relleno de mermelada. Estaba delicioso.
-Siento no haber podido detener a Marshall Lee...-agachó la mirada, algo preocupada de decepcionar a su amo.
-Marshall...-susurró mientras se acababa el dulce y cogió otro- O-Oh, no te preocupes, está bien...
Le dedicó una sonrisa para que no se preocupara, la que pareció ser efectiva. Mentita se retiró, dejando a Chicle en silencio. Suspiró pesadamente, recordando todo lo que había pasado hace un momento. Realmente no había sido demasiado consciente de las palabras que le había dirigido al vampiro, llegando a ser incluso algo cruel.
Pero en realidad se había enfadado un poco, tampoco era quién para irrumpir en su laboratorio de aquella manera y descolocarle todo su trabajo. Ya era un adulto, y sabía de sobra lo que podía o no hacer.
Resopló y se levantó a por un vaso de leche. Dejó todo en el fregadero y subió a su cuarto a ducharse, pues no es que oliera a flores precisamente.
Al salir se vistió para volver de nuevo al laboratorio, pues después de todo, no le quedaba demasiado para acabar.
Se sentó en la cama a ponerse los zapatos y se dio cuenta de lo cansado que estaba, y de lo apetecible que parecía la cama en esos momentos. Se tumbó y cerró los ojos "solo un momento", pensó. Pero ese momento duró más de nueve horas.
...
Llegó la noche, y el vampiro decidió salir a pasear después de haber conseguido descansar un par de horas. Suspiró pesadamente. La imagen de Gumball no desaparecía de su cabeza, tal vez lo mejor era ir a hablar con él.
-Marshall~
Oyó una voz a sus espaldas, y vio a Fionna con una gran sonrisa. Como de costumbre, su ropa estaba hecha un desastre, al igual que su cara, cubierta de tiritas.
-¡Hey!-sonrió levemente, quitándole el gorro.
La rubia hizo un pequeño puchera intentando alcanzarlo.
-¿Dónde te has dejado a tu hermana?-rió, viendo que en realidad si que parecía un conejito saltando.
-Está en casa haciendo la cena... Pero si estuviera aquí ¡te daríamos una buena paliza!
Fionna le dio un puñetazo en la tripa para conseguir alcanzar su gorro, lo que llevó a una pelea aún mayor, entre carcajadas. El vampiro consiguió coger a la menor de un tobillo, dejándola colgando boca abajo.
-¡M-Marshall!-se sonrojó, sujetano su falda y su camiseta.
-Anda, te devuelvo a tu casa.
Rió y la colgó al hombro, comenzando a flotar hacia la casa del árbol.
-Oye, mañana iremos a tomar el té al castillo de Chicle, ¿vendrás?
-E-eh...-aquello le sentó como una patada en el culo-No creo que pueda, Fionna...-susurró con un suspiro al final.
-¿Cómo que no?-hizo un esfuerzo para sentarse sobre sus piernas y mirarle-¿Tienes algo qué hacer?
-Bueno, digamos que... Si...
Dejó a la aventurera en el suelo cuando llegaron a la puerta.
-¿Aaaah?-sonrió algo pícara la chica-Ya sé qué es... Tu tienes una ¡cita!-gritó aquello último entusiasmada-
-¿Q-Qué?-le miró atonito el vampiro. Pero al final pensó que no era tan mala excusa. Tampoco quería que nadie supiera lo de Chicle-Bueno, sí. Me has pillado.
El vampiro asintió convencido con una leve sonrisa. Fionna sonrió y tiró de su brazo hacia dentro de la casa, invitándole a cenar para que se lo contara todo. Marshall dio gracias a que se desviaron del tema pronto, no teniendo que inventarse nada más.
Aquella fue una noche agradable, que agradeció enormemente.
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Hi~
Bueno, ¿cómo va? Siento que sea tan corto y que haya tardado tanto, pero estoy bastante liada últimamente.
Como siempre, gracias por leer, votad u comentad si os gustó <3
Byeeeee