Capítulo 3

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Habían pasado tres días desde la coronación. Tres días desde los que Chicle no sabía nada de Marshall. Para él no debía de ser nada, ya que habían pasado años desde que no se veían, pero ahora necesitaba verlo. Necesitaba aclarar sus ideas.

Chicle se despidió de Limoncia, la que se iba por fin de su vista, a su castillo. Con un suspiro, entró de nuevo a su habitación. Se vistió más casual, era el momento de salir de su reino.

Salió sin problemas. Era el príncipe, podía hacerlo que se le antojase. Decidió ir a ver a Fiona, le apetecía mucho, y le daba curiosidad saber cómo era su casa. Recordaba que siempre se la había descrito como un gran árbol, y que el vampiro Marshall Lee había vivido antes en ella.

-Marshall Lee-susurró.

Se dio cuenta de lo que estaba diciendo, y se ruborizó inmediatamente. ¿Pero qué tontería estaba diciendo? Agh…

-¡Hey, Chicle!-gritó Fiona.

La rubia corrió hacia él y le saludo alegremente.

-¿Por fin saliste? Ahhh… Tenemos tanto por ver…-sonrió.- ¡Vamos Cake!

-Ya voy cielo. Uy, Chicle… Encantada de verte de nuevo.

-Igualmente, Cake-sonrió.

-Bueno, vamos a ver, ¿por dónde quieres empezar?

-¿Qué?-preguntó, confundido.

-Es la primera vez que sales del reino, tendré que enseñarte todo Aaa-exclamó Fiona, andando.

-Ah… Si. Por donde tú quieras-sonrió amablemente.

“La primera vez…” Claro que no era la primera vez. Se lo había recorrido muchas veces años atrás, con Marshall.

Marshall. Otra vez. Marshall, Marshall, Marshall. ¿Por qué él? No dejaba de aparecer en su mente cada dos por tres. A penas pasaba por su habitación nada más que para dormir, debido a que le recordaba a la locura que casi cometen tres días antes. ¡Incluso se paseaba por sus sueños como si nada! Tenía que hablar cuanto antes con él. Lo necesitaba

-Chicle, ¿me has escuchado?-preguntó Fiona de pronto.

-¿Qué? Perdón, Fiona, estaba distraído.

-Ya, ya se nota. Bueno, pues te preguntaba que si no habías visto a Marshall por casualidad.

-¿Eh? ¿A Marshall? Umm… Pues… no, que yo sepa… ¿por?-mintió, enrojeciendo, pesando que sabía algo de lo que ocurrió.

-No, por nada, porque no le veo desde tu coronación, y no sé dónde se ha podido meter… Anda, mira, si es el príncipe flama-exclamó, emocionada.

“Oh, no” Pensó Chicle.

-Fiona… Me has hablado mucho del bosque de la duquesa de la nuez últimamente. Podríamos ir a visitarlo…-intervino, intentando salir airoso.

-Umm… Tienes razón. Vayamos-sonrió, cogiendo la mano de Chicle, incitándole a correr.

Ya estaba anocheciendo cuando Fiona acompañó a Chicle hasta el reino de las chuches. Se despidieron, y el príncipe esperó a que Fiona estuviera lo bastante lejos como para adentrarse de nuevo en el bosque. Recorrió el camino hasta la casa de Marshall que tan bien se sabía. Lo podría hacer con los ojos cerrados. Entró en la cueva y se acercó a la casa. Se quedó en frente de la puerta, pensando si había hecho bien yendo allí. “Cobarde” Se dijo “Nunca has tenido valor para hacer nada”. Sin pensarlo más, dio tres toques firmes y esperó. Nada. Golpeó la puerta con los nudillos, pero seguían sin contestar. Después de un tercer intento, Chicle se dio por vencido, y se dio la vuelta, de nuevo hacia su castillo.

De nuevo, durante los tres días siguientes, Chicle fue a su casa, repitiendo la misma escena día tras día. Llamaba unas tres o cuatro veces, pero no contestaban. El cuarto, desesperado, dio una vuelta alrededor, para asegurarse de que no había nadie dentro, y apoyó la espalda en la puerta.

-¿Dónde te has metido, Marshall?-susurró, desolado.

Miró una última vez a la puerta, y antes de girarse oyó un:

-¿Chicle? ¿Qué haces aquí?

"No fue por tu culpa" /Gumlee/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora