Le dejó en la cama y comenzó a flotar de un lado para otro, masajeándose las sienes.
-¿P-Por qué estás aquí?
-Por ti-contesto, firme.
El vampiro se acercó a su bajo y comenzó a afinarlo, no consiguiéndolo.
-Bien…-optó por dejarlo y volvió a colocar unos libros de una estantería- ¿Y…-se le cayó uno-mierda…
Chicle se levantó y le sujetó del brazo.
-Marshall… ¿Estás bien?
-¿Q-Qué…?-le miró, pero rápidamente le retiró la mirada-Claro que si…
-Pues yo creo que no…-comentó Chicle, tirando de la manga del vampiro para situarlo a su altura- Mírame, Marshall.
El vampiro se esforzó por mirarle, pero sintió vergüenza y se alejó al otro lado de la habitación, cubriéndose la cara con las manos.
-N-No puedo… Lo siento…
-¿Por qué, Marshall? ¿Te arrepientes de lo del otro día?-se acercó a él lentamente y le retiró las manos de la cara.
-Sí… Me arrepiento de todo. Lo siento, Chicle, no debería haberlo hecho… Creo… creo que es mejor dejarlo estar-sonríe, dolido. Se estaba muriendo por dentro-Vuelve al castillo, Chicle. No te volveré a molestar.
-Y si… ¿Y si quiero que me sigas molestando?-le mira con los ojos brillantes-Lo quiero Marshall. Te quiero.
Al oírse, se tapó la boca de golpe y se dio la vuelta, completamente rojo. Debería de haberse callado a tiempo. Tal vez Marshall no sintiera lo mismo, y solo habían sido imaginaciones suyas. A demás, acababa de decir que se arrepentía…
-¿D-De… Verdad?-preguntó el vampiro, incrédulo.
-Umm…-Chicle asintió, avergonzado.
Chicle sintió los brazos de Marshall rodeando su cintura, y su cara hundirse en su pelo. No entendía muy bien lo que estaba sucediendo.
-Gracias, Chicle… De verdad.
El pelirrosa se giró para poder ver la gran sonrisa que iluminaba el rostro del vampiro. Acarició su cara con las yemas de sus dedos, como si fuera a desaparecer de un momento a otro. Marshall aprovechó para acercarlo más a su cuerpo y rozar sus labios al hablar.
-Te quiero…-susurró, y le besó, profundamente.
Chicle sintió que sus labios quemaban ante ese beso, y sintió su corazón latir más rápido que nunca. Se agarró a su camisa y acarició su pelo.
-Te quiero. Te quiero. Te quiero, Chicle-repetía una y otra vez después de cada beso-Te quiero…
Comenzó a desabrochar su camisa despacio, mientras besaba su pecho. Mordió su cuello, absorbiendo el color rosa de su piel.
-M-Marshall-susurró con la respiración agitada.
-Lo siento Chicle, no puedo parar ahora-le miró a los ojos y le besó profundamente, enredando su lengua en la cavidad rosada del chico que había deseado durante tanto tiempo.
-N-No te he pedido que pares…
Sin dejar de besarse, el vampiro le tumbó en la cama, extendiendo los brazos del menor por encima de su cabeza. Con una mano, comenzó a pellizcar los pezones del rosado, mordiéndose el labio inferior. Se paró un momento a observar a Chicle. Era como una presa, y él era el lobo. Se lo iba a comer entero.
El corazón de Chicle latía tan rápido que pensaba que iba a explotar, y cada caricia del mayor le hacía sentir mariposas en su estómago. Pensó que era una tontería, pero era eso lo que le producía el mero contacto del vampiro. Le agarró de la nuca y le acercó a su boca de nuevo, saboreando sus labios.
La mano de Marshall bajó hasta sus pantalones, acariciando el erecto miembro del príncipe por encima de la ropa interior. Lamió su cuello y labios conuna sonrisa.
-¿Ya, Chicle?-rió maliciosamente.
Chicle miró a otro lado avergonzado y más sonrojado que nunca. El mayor soltó una risa rota y bajó su ropa interior, moviendo su mano de arriba a abajo sobre el miembro de Chicle.
-A-Ah…-gimió el rosado, mordiéndose el labio inferior.
Marshall introdujo un dedo en el príncipe, sin aguantar mucho más.
-M-Marshall… Unf…-se cubrió la cara con una almohada, pensando que iba a morir.
Después de un rato esperando a que Chicle se acostumbrara, Marshall decidió introducir su miembro. No podía aguantar más.
-Ah~
Chicle sintió como el miembro del chico se introducía, sintiendo una corriente eléctrica por todo su cuerpo, acompañada por un gemido. Arañó la espalda de Marshall, intentando aferrarse a algo.
-D-Duele… M-Marshall… Ah…
-A-Aguanta un poco…
La respiración del vampiro se volvió torpe, al igual que la del príncipe. Pronto, el dolor dejó paso al placer, haciendo que Chicle retuviese pequeños gemidos.
-Ya está…-susurró Marshall, terminando de introducir su miembro y haciendo cortos movimientos de cadera-Chicle, quiero oírte…
Chicle negó con la cabeza, pensando que si hablaba, todo se iría al traste. Marshall comenzó a embestirle más fuerte, haciendo que dejase de contenerse, por el simple hecho de que le era imposible. Sonríe al oírle, eso era como música para sus oídos.
Con cada embestida, Chicle sentía un placer inigualable, pensando que el cielo sería algo parecido a eso. Se agarró con fuerza a las sábanas, ya que antes había arañado al mayor. Nunca pensó que acabarían así… Le encantaba.
-Marshall… M-Marshall… Ah…-no podía dejar de repetir su nombre, y pronto comenzó a moverse él también, debido a que su cuerpo le pedía más.
-Ngh…
Marshall quería hacerlo suyo, para siempre. Comenzó a besar su pecho, dejando marcas sobre él, sin contener pequeños y seguidos gemidos que escapaban de sus labios.
-Chi…cle… No aguanto más-susurró después de un rato, dispuesto a correrse dentro del menor, a pesar de que este ya lo hizo hace poco.
El pequeño asintió, sintiendo como el líquido de Marshall le llenaba, acompañado de un gemido incontrolable.
Marshall salió de él y se tumbó a su lado, mirando a Chicle, que parecía más distraído de lo habitual. Comenzó a acariciar su rostro.
-¿Estás bien? ¿Te ha dolido?-preguntó, besando su cuello.
-N-No… Me ha gustado-sonrió, mirándole al fin.
Marshall sonrió tiernamente y le besó, para después abrazarle contra su pecho.
-Te quiero…-susurró, hundiendo la cara en su pelo.
-Y yo…-sonrió de nuevo y besó su pecho, quedándose dormido al poco tiempo.
Marshall se despertó con unos brazos rosas rodeando su torso, y recordó lo que ocurrió la noche anterior. Se sonrojó y sonrió tontamente, girándose para poder admirar la delicadeza del menor. Se acerca a él y besa su frente.
-Te quiero…-susurra para que no le oyese, y se queda en silencio acariciando su pelo, deseando una eternidad junto a él.