~Capítulo 7~ devorando

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-¿Por qué sigue insistiendo?-

-Ya deje de esquivar mi pregunta.-

Tenía la boca seca y su cuerpo absolutamente sorprendido por las palabras. Estaba respondiendo de una forma que ella detestaba, los pezones erguidos, una leve humedad que empezaba a gotearle en las bragas. La piel erizada le hacía sentir demasiado sensible una brisa de aire que entraba por la ventana abierta

-Quiero que lo diga.-

-Yo.. yo no..- evitar tartamudear resultó un imposible cuando lo tenía de pie, caminando hacia ella.

Los brazos desnudos, el abdomen de piedra y un par de tejanos tiro bajo que le dejaban ver más piel y vellosidad de la adecuada. La imagen donde ella le remarcaba los tatuajes con la punta de la lengua le atravesó como un flash su mente y entre sus piernas. ¿Desde cuándo ella se imaginaba con tanto gusto lamiendo la piel de un hombre?

Un suspiro le llamó la atención al artista haciéndolo sonreír. La mujer frente a él estaba a punto de ceder a algo que ambos deseaban, necesitaba poder tenerla en sus manos, acariciarle el par de pechos perlados que parecían ser demasiado sensibles y que sabía latirían ansiosamente contra su lengua una vez que los metiera en su boca, se hincharían entre sus dientes y le empujarían a Perrie en un estado libidinoso lleno de sensaciones placenteras. Y a él también.

-No necesita ser elegante. Cuanto menos recatada permanezca, más excitante va a resultarle.- le murmuró cuando frente a ella, la hizo poner de pie. Sus rostros demasiado cerca, las manos del artista abrazando la cintura femenina.

-¿No va a parar?- la pregunta no era de reproche, se había escuchado casi como un gemido.

-¿Usted quiere que lo haga?-

Perrie debió apretar los ojos cuando sintió el aliento caliente junto a su oreja. ¿Por qué no podía su cuerpo simplemente rechazarlo y empujarlo?

Porque jamás se había sentido así. Jamás le había hervido la piel de esa forma, y él aún no la tocaba en los lugares que más necesitaba.

-Si en verdad quiere que me detenga, dígalo. Porque una vez que la bese, no quiero dejar de hacerlo.-

Por primera vez lo miró directamente a los ojos, y sintió aún más calor en los sitios más íntimos de su ser. Su boca entreabierta.

-Está muy callada. Usted no es una mujer de pocas palabras, siempre tiene algo que decir.- rozó su nariz con la propia -Y a mí me gusta que lo haga.-

-No vuelva a tocar mi cicatriz.- murmuró en advertencia, y él recordó que la última vez que la había visto ella no había parado de responder al beso hasta que él le había apretado en aquel lugar interno de la muñeca.

-¿Le duele?-

-Sí.- tenía los ojos cristalinos, en parte por la excitación, y él supo que el dolor que esa mujer cargaba no era físico si no emocional.

-Déjeme hacerla sentir mejor.-

El primer beso fue tierno. Labios suaves tocándose, una caricia dulce.

Luego Zayn no pudo evitar apretarla contra sí, y deslizarse para apretarle el trasero. La sintió respingar sobre su boca y él le besó la mejilla mientras buscaba a tientas el cierre de su vestido, no quería ensuciarlo.

-Con cuidado. Es Versace, blanco.-

El artista se quiso carcajear en voz alta, ella no podía dejar de ser la mujer con dinero que era, no podía olvidarse por un segundo que no era alguien desinteresado por lo material y que solo le importaban las agradables sensaciones que podía hacerle sentir una situación como aquella.

-Sólo porque respeto mucho a Gianni.- bromeó, logrando abrirle la espalda y en seguida apretándole con las yemas de los dedos la piel que cubría la columna vertebral.

Continuó desperdigando besos hasta fundirse en su boca una vez más, esta vez forzando la entrada de su lengua solo para ser recibido con devoción. Ella estaba respondiendo, y le permitía recorrerle las caras internas de su boca, raspándose las lenguas en un encuentro agradable hasta que el oxigeno era necesario.

-Quiero verla desnuda.-

La mujer rugió al sentir su vestido caer, exponiéndose los senos solo para él. Porque la atención que enseguida les prestó le aflojó las piernas. La humedad se expandió alrededor de los pezones rosados mientras él los chupaba e intentaba abarcar la mayor porción de cada pecho posible; a medida que más accedía al cuerpo femenino, más amplio era su apetito.

Terminó de ayudarla a pasar el vestido por las caderas, cuando ella gimió pidiendo por un beso, y ahora Zayn iba a hacerle el amor en el mismo sofá donde estaba retratándola.
Habiéndola empujado levemente para que se acostara sobre los almohadones, se subió sobre ella, listo para continuar admirándola.
No existía obra de arte superior al cuerpo de una mujer, en especial el de Perrie Edwards. Tenía el cabello rubio alborotado, con algunos mechones cortos comenzando a curvarse alrededor de su rostro; el rostro enrojecido y los labios más amplios de lo habitual con la pintura roja corrida, los ojos enormes de pupilas dilatadas. Los pechos generosos pero sin ser exagerados subían y bajaban con una respiración inconsistente, los pezones tirantes se mostraban oscurecidos; una cintura entallada se abría al llegar a la cadera, unas braguitas color hueso cubrían un pequeño triángulo con el centro humedecido. Las piernas doradas se chocaban en las rodillas.

-Es una imagen deliciosa.- lo escuchó murmurar ronco, justo antes de zambullirse nuevamente en su escote y atacar los senos como si su vida dependiera de ello.
Y la rubia jamás hubiese creído lo bien que se podía sentir tanta atención en aquella parte de su cuerpo.

La sorpresa llegó cuando sintió dientes mordisquearle el ombligo y luego la cresta ilíaca que le sobresalía a un lado en la cadera. Una lamida a la tela de sus bragas la hizo estremecer y los ojos azules se sintieron obligados a observar las acciones del artista.
No podía negar que la imagen le había resultado erótica. La nariz refregándose en un lugar tan intimo, los ojos ámbar encendidos y las manos con rastros de pintura separándole las piernas.

-¿Alguna vez le hicieron el amor con la boca?-

Sí. Pero no así. No.. Lo que se venía claramente no tendría comparación con alguna vez en la que su marido había bajado un par de segundos para lubricarle la entrepierna y poder entrar más fácilmente en ella. Zayn parecía estar dispuesto a que el acontecimiento durara, y le asegurara un orgasmo.

-¿Sí?-

-No lo creo.-

Lo vio sonreír, justo antes de morderle ligeramente aún con las bragas de por medio, besándole luego la cara interna de los muslos a la par que le masajeaba la base de los aductores. El momento en que quitó de en medio la ropa interior fue liberador, pero nada causó tanto alivio y a su vez exasperación como cuando una lamida le acarició los labios externos y luego a los internos, cavándose su camino hasta tocar el nudo de nervios que tan bien guardaba el capuchón.

-Oh.-

No podía emitir palabras. Solo disfrutar de una sensación especial, sobre todo cuando la boca comenzó a abarcar toda la superficie rodeando el lugar que la lengua masculina se encargaría de penetrar. Más tarde, con la dulce y agónica compañía de un par de dedos largos.

La mano poblada de anillos apretaba con firmeza el cuero cabelludo del moreno, tirando sin vergüenza hacia su necesitado centro. Él la estaba devorando, y si quiera le importaba el par de tacones clavándosele bajo los omoplatos.

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Me estoy quedando dormida así que no tengo mucho que decir.
Espero que les haya gustado.

¿Les gustan este tipo de capítulos?

Agradezco muchísimo los votos y comentarios, por favor no dejen de hacerlos si quieren que siga con la fic; quiero saber lo que opinan.

Make a Masterpiece of Me - Zerrie |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora