Son of Magic

XXVII

-Apenas empiezas a recuperarte y ya estás haciendo estupideces ¿A caso no puedes comportarte como una persona normal...? ¿Cómo un Dios normal?

Abrió los ojos lentamente y se encontró con un Dr. Strange bastante enojado; la desesperación por callar a Thor lo llevó a el límite y la única salida que encontró fue entregar el teseracto aunque significara perder toda su magia nuevamente. Tu estupidez no tiene límites, aunque funcionó estúpidamente funcionó decía aquella voz en su cabeza.

-Te gusta llamar la atención, eeeh - desde el pilar en que estaba recargado, Stark miraba a Loki.
-¿Dónde está Narfi? - Loki se enderezó y se percató que su pequeño bebé no estaba a su lado, ni siquiera estaba en esa habitación y la preocupación lo invadió
-Lo tiene Barton, fue a dar un paseo con él - Thor estaba sentado en el sofá pero se levantó rápidamente -. Gracias por entregar el teseracto - se dispuso a salir de la habitación.

-Espera... Tengo que hablar contigo - Loki detuvo a su hermano y miró a los hombres que estaban en la habitación, estos salieron del lugar sin decir más.
-¿Por qué me entregaste el teseracto?- Antes de que hablara su hermano tenía que saber absolutamente todo, suspiró y se dirigió hacia el balcón, se sentó en una de las sillas y tomó una manzana roja del tazón de frutas que siempre tenía sobre la mesa.
-¿Confías en mi? - La mirada de Loki seguía atentamente cada movimiento de Thor.
-Si... Lo hago.

-He ahí tu respuesta.
-¿Solo por eso?
-Funcionó ¿No?
-Bueno si pero... ¿Qué hay del sueño? - Se sentía apenado, desconfió de su hermano obligándolo a entregarle la gema del infinito y él ni siquiera se detuvo para ver si Loki se encontraba bien.

Diablos, duró muy poco el chantaje pensó Loki burlándose de sí mismo internamente.

-Y está eso también... Pensé que te olvidarías de... eso.
-Oye confió en ti, perdón por dudar pero... Bueno, no hay excusas para lo que hice, no sé qué decir... Me equivoqué pero tú también me orillaste a desconfiar durante años... Lo siento, en verdad lo siento así que ahora tú confía en mi.
-Siempre lo he hecho... Thor ese... Ese sueño es más que eso - Loki agachó la cabeza y agarró las sábanas cerrando fuertemente los puños -. Hubo una vez donde vi que tú y yo estábamos en Jötunheim y años después eso pasó, también vi a madre desaparecer de entre mis brazos y pasó el tiempo y se volvió realidad - su voz sonaba llena de temor y dolor -. Thor si este sueño... Si esta pesadilla se hace realidad... No se qué voy a hacer - alzó la cabeza para mirar a Thor mientras una lagrima caía por su mejilla.

-Sabes que los sueños pueden ser predicciones, profecías... Pero se pueden cambiar - se levantó de la silla, dejó la manzana mordida en la mesa y fue directo a la cama, se sentó en el borde y tomó entre sus manos el rostro de Loki, limpió tiernamente aquellas lágrimas que empezaban a salir -. Dime ¿Qué es eso que has visto? Ahora se que puedo confiar en ti, nos has entregado el teseracto a costa de tu salud... Lamento haber desconfiado de ti, lamento haberte orillado al límite - hizo una pausa -. Quizás los dos podamos cambiar aquello que vez - la mirada turquesa de Thor penetró el alma de Loki.
-Te... Te lo diré, no mejor te lo mostraré... No le digas al hechicero de segunda esto que voy a hacer, si se entera estoy seguro que me va a sermonear nuevamente y ya estoy harto de su palabrería - Loki puso una mano en la frente de Thor y cerró los ojos.

Thor imitó a su hermano y se dejó envolver por la magia que surgía de la mano de Loki y lo vio, vio aquel sueño aterrador y miró el rostro de Loki lleno de dolor dentro de esa pesadilla, ahora entendía todo; la razón por la que su hermano no dormía no era otra más que una desgarradora tortura para su alma. Abrió el ojo y por un momento pensó que estaba en otro lugar, luego bajo la mirada y se encontró con Loki con los ojos cerrados y recostado en su hombro, la mano que antes estaba en su frente ahora caía sobre su pecho.

-Lo siento, hermano en verdad lo siento, confía en mi... Puedes confiar en mi - susurró Thor mientras acomodaba a Loki entre las sábanas.
-Lo se... Se que puedo confiar en ti... Siempre.