Capítulo 10: Una asesina sin matar

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-Kilian-

  Kilian y el doctor caminaban nuevamente por las calles de Transilvania. Ninguno de los dos decía palabra alguna y el vampiro ni siquiera miraba al hombre que lo acompañaba, se sentía bastante frustrado por varios acontecimientos. Le parecía ridículo tener que caminar en compañía de lo que podría haber llegado a ser una victima, pero que en realidad era una persona a la cual le había tenido que pedir ayuda. Le costaba tanto tener que comportarse amablemente que se juró a si mismo no hacerlo nunca más.

  Otra cosa que atormentaba la mente del viejo vampiro era el contacto visual que su fiel amigo y Luna habían tenido durante algunos segundos. Él, fingiendo muy bien, había entrado en la mente de la bella joven en esos escasos momentos por lo que supo cuál fue su impresión ante su amigo y sabía que ellos probablemente se encontraban hablando en ese preciso instante, y aunque sentía una extraña sensación, él no podía enojarse con ninguno de los dos, Hilarión era como su hermano y Luna, bueno, Luna era quien lo atraía a hacer cualquier tipo de ridiculez al punto de pedir la ayuda de un humano. Pero intentaría no darle la suficiente importancia, al menos no en ese momento, tenía que mantenerse alerta de que no apareciera ningún enemigo, lo hacía muy vulnerable el estar caminando como si no fuera él, intentando no causar ningún caos.

  Llegaron a su destino. El hombre insertó la llave por la cerradura y abrió la puerta. Antes de entrar, Kilian miró a ambos lados para confirmar que no había nadie husmeandl a los alrededores.

  -Tome asiento -le dijo el hombre cuando ya se encontraban dentro.

  El vampiro entró en desconcierto, ¿Un humano ofreciéndole asiento en su casa como si nada sucediera?; era obvio que el hombre que se lo acababa de decir también estaba un poco confundido y no sabía cómo actuar en presencia de Kilian.

  -Estaré menos de cinco minutos, pero muchas gracias.

  El médico por su parte sí se sentó en un sillón color chocolate mientras se tocaba la frente intentando frenar el sudor que toda la situación le ocasionaba.

  -Seré breve -dijo el medico juntando las puntas de sus dedos-, no se encuentra para nada bien.

  -¿Usted está diciendo que ella podría llegar a...?

  -Si tuviera reposo absoluto y los cuidados adecuados, no. Pero si recibiera otro golpe como este, no sé si su frágil cuerpo pueda soportarlo. Señor, sé que no es de mi incumbencia, pero ella vive de momento con mucha angustia, lo noté cuando me preguntó qué se sentía ser libre. -Y con estas palabras en su mente, Kilian comenzó a imaginar la escena-. Puede que ella no le importe; pero dudo que sea así, de lo contrario no me habría buscado.

  -Me importa más de lo que se imagina -respondió el vampiro con resignación.

  -Pues, si tanto le importa, déjela libre. Es una chica buena y bella como para tener una vida así. -Y los ojos del hombre mostraron un brillo que reflejaba tristeza.

  Kilian rió tras ese comentario, él sabía que ella no era tan buena como se veía. Claramente también había logrado engañar al doctor, Luna seguía demostrando que era una actriz en todo su esplendor y eso le hizo sentir a Kilian en su interior una pizca de admiración hacia ella.

  -Como usted bien dijo -respondió él-, no es de su incumbencia.

  El hombre se paró de su butaca y dijo: -Entonces, ¿Por qué no convertirle de una vez?

  -Las cosas llegarán cuando deban llegar. Las situaciones fluirán como deben hacerlo y cuando las decisiones estén tomadas... De parte de Luna, por supuesto. Yo tengo muy claras mis intenciones.

  -¿Y qué tiene pensado hacer ahora? -El hombre caminaba lentamente por la habitación.

  -Eso es algo que ya tengo decidido -dijo Kilian sonriendo-, sólo le aseguro que ella estará bien. Debo agradecerle la ayuda que me ha brindado esta bella noche.

  -Estaré dispuesto a verla cuantas veces sea necesario -dijo el hombre sonando muy decidido.

  -Adiós -dijo Kilian y sin más ni menos salió de la casa.

  Comenzó a caminar nuevamente rumbo al castillo. Por lo visto los encantos de Luna habían logrado que un humano estuviese dispuesto a ir al castillo sólo para verla. Sí, ese era uno de sus mayores poderes, corría por sus venas el poder de encantar a cualquiera; poder que los vampiros poseían, pero Luna siendo humana ya lo tenía, sólo que ella no era completamente consciente de ello e ignoraba los dones que poseía, pero cuando se diera cuenta sería su arma de doble filo.

  Ah, ¿Cuánto más aguantaría sin beber una gota de sangre de sus venas?, el dulce aroma le hacía agua la boca, pero él quería que ella lo pidiese, quería le suplicara que bebiera su sangre.

  Además le recordaba tanto a Ailyn...

  El vampiro caminaba lentamente, aunque sabía que podría llegar en segundos corriendo rápidamente, pero no había nadie en las calles, las luces estaban apagadas y las únicas voces que se podían oír eran las del bar que quedaba medio kilómetro atrás. Estaba alerta por si escuchaba pasos, ya que anteriormente con el médico no podía desaparecer sin dejar rastro, ya que el rastro era el hombre.

  Kilian había leído en algunos diarios sobre el abuelo de Luna, Henry Dickens-cuando intentaba seguir el rastro de Ailyn-, pero nunca imaginó que la nieta de ese hombre millonario y de su bella Aylin se encontraría ahora entre sus sábanas.

  Por un lado, le gustaba la inocencia que ella esparcía, ya que le daba una ternura innegable; pero era como el caparazón, en el fondo, muy adentro, no era ternura lo que se encontraba.

  La pasión que había en ella era completamente seductora, la indiscutible suavidad de su piel, la forma en que se descontrolaba cuando le llevaban la contra, la manera en la que lo miraba fijamente sin apartar los ojos ni correr la cabeza hacia otro lado, pero que a la vez lo rechazaba con sus palabras de una manera incoherente; la manera en que su cabello que caía suavemente, la carnosidad de sus labios. Oh, imaginaba la sangre saliendo de sus labios a causa de algún corte (¿O por causa de que él la hubiese hecho sangrar rozando sus colmillos contra ellos?), mientras él bebía sin piedad besándola apasionadamente.

  Tan parecida a Ailyn por fuera, pero tan diferente por dentro.

  Ailyn era la mujer más dulce del mundo, tanto por dentro como por fuera y era hermosa, la mujer más hermosa que Kilian había conocido, hasta ese momento.

  Aunque Luna a veces podía pasar de ser completamente apasionante a ser una tonta, cuando ella creía que él iba a matarla y empezaba con sus ideas suicidas lograba enfurecerlo.

  Había visto a bastantes mujeres desnudas en su existencia, y las pocas veces que había visto a Luna se había limitado a no observar ni tocar, pero eso no evitaba las formación de fantasías en su mente. Estaba encaprichado con una joven que cuando fuera vampiro sería toda maldad, ¿Sería ella capaz de sentir algo en ese entonces?

  Luego de pensar eso se preguntó por qué lo hacía ¿Acaso temía ser "rechazado"?, era ridículo, había jurado no pensar en eso nunca más luego de haber visto a Ailyn partir de sus brazos; ahora él adoraba escuchar los gritos de sus victimas, sentir su miedo mientras le decían todo tipo de insultos.

  Sólo había tenido un sentimiento parecido al miedo y fue con Ailyn.

  Pronto llegó a los muros del castillo. Algunas luces se encontraban encendidas, su reloj de bolsillo indicaba que eran las 5am, tenía tiempo de sobre para hacer lo que debía, ya que al amanecer quería encontrarse en su ataúd o en la cama junto a Luna, necesitaba descansar un poco.

The Bloody Moon: The Vampire Army (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora