Capítulo 15: Desde su propio infierno

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  El viaje me pareció largo sin tener con quién hablar. No sabía cómo le diría a Kilian que se padre había engañado a su madre.

  Ni siquiera sabía si debía hacerlo en el castillo; alguien podría escuchar, y eso no sería nada bueno.

  Cuando paramos y Herson me ayudó a bajar, mis piernas perdieron la estabilidad y tuve que agarrarme de el vampiro para no caer.

  —¿Se encuentra bien, señorita? —preguntó el mayordomo.

  —No lo sé.

  —¿Quiere que llame al señor Kilian?

  —¡Sí! Dígale que venga.

  Herson intentó quitarme la caja: —Déjeme que le lleve esto —dijo.

  —¡No! —grité mientras jalaba de ésta—, necesito hablar con Kilian y esta caja es esencial.

  —Como usted desee.

  Fátima estaba detrás del portón. Herson se acercó y dijo: —Llama al señor Kilian; la señorita Luna no se siente muy bien y necesita hablar con él.

  —Enseguida —dijo Fátima, y se encaminó.

  —¿Desea entrar a los terrenos del castillo? —preguntó Herson mientras se cruzaba de brazos y me miraba frunciendo el ceño.

  —No, nadie puede escucharnos.

  —Como usted desee.

  Pasó casi un minuto hasta que Kilian llegó a mí.

  —Herson, puedes retirarte —dijo dirigiéndose al mayordomo.

  —Con su permiso —dijo éste haciendo una reverencia y marchándose.

  Yo podía mantenerme en pie, pero estaba un poco mareada.

  —¿Qué sucede? ¿Dónde está Hilarión?

  —Necesito que nos alejemos.

  Kilian frunció el ceño, pero no me cuestionó.

  —Iremos al bosque.

  Me elevó del suelo con sus brazos.

  —¿Esto es necesario? —pregunté.

  —No tienes un muy buen aspecto, parece que te estuvieras por desmayar.

  Deseé con todas mis fuerzas que no leyera mi mente, ya que sabría de mis momentos con Hilarión… Y peor aún, sabría lo que yo pensaba sobre eso.

  Pero él no mostró ningún cambio repentino durante el trayecto de nuestro camino y eso me alivió. Caminábamos entre los altos arboles hasta que ya bastante adentrados en el bosque él me bajó.

  Era una noche fresca, y desde allí hasta sentía un poco de frío. Un búho me miraba fijamente desde un árbol y eso me ponía más nerviosa.

  —Hay algo que debes saber —dije muy despacio y en un tono que casi no era audible, pero yo sabía que él me había escuchado. Miré al suelo, a las ramas, a las hojas, a las plantas y a los insectos que caminaban allí. Intentaba juntar valentía de cualquier cosa que estuviera a mi alrededor, pero era en vano. El valor debía surgir de mí.

  —¿Es sobre lo que Argamon había escondido? —preguntó.

  —Sí.

  Abrí la caja y saqué el sobre rojo. En el carruaje había vuelto a guardar la nota.

  —Esta caja la encontré en la habitación de Hilarión —comencé a decir—, debajo del suelo. Y este sobre contiene lo que probablemente es el secreto más grande de tu padre.

The Bloody Moon: The Vampire Army (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora