Capítulo VIII.

437 83 40
                                    


Narra Luna


Me desperté agitada, temblorosa y con el miedo en cada poro de mi piel.

Con la mano puesta en mi pecho intenté tranquilizarme como pude, pero el sentimiento de una mano tocando mi brazo no dejaba de atormentarme. 

¿Una pesadilla? 

— Cielo, voy a entrar. 

Tragué en seco cuando escuché a mi madre hablar. Mi nerviosismo fue a más cuando el pomo de la puerta estaba comenzando a moverse; Necesitaba cambiar mi estado ahora mismo. 

Si me viera así, se pondría mucho más nerviosa. No quiero causarle más problemas. 

Cogí una bocanada de aire, y sonreí en cuanto comenzó a dar pasos hacia mí. 

— ¿Cómo estás...?— Se sentó a un lado del colchón, acariciándome el cabello— ¿Has pasado una buena noche? 

— No he logrado dormir mucho, pero era de esperar— Admití, soltando un suspiro. Ella también bufó por igual. 

— Lo entiendo, Luna— Aflojé la mirada, simplemente observando a la nada como si fuera lo más interesante del mundo. No podía quitarme de la cabeza nada de lo que había vivido hasta ahora—. Me sienta tan mal que estés pasando por esto...

La agarré con fuerza cuando sentí sus brazos rodeándome. Los abrazos de mi madre siempre habían sido protectores y dulces, justo lo que necesitaba ahora. 

Y lo que podría necesitar más adelante. 

— Tu padre ya está aquí— Con los ojos bien abiertos, la miré con interrogación. Ella asintió con una sonrisa—. Quería que te dejara dormir un poco más, pero está esperando en el salón. 

— Está bien...Me visto y bajo, ¿Vale? 

— Claro, tómate tu tiempo— Dijo, dándome un beso antes de salir por la puerta. 

Inhalé nuevamente. 

Esto estaba llegando a un punto insoportable. Digamos que podía convivir con el misterio de Isabel, y todas esas cosas extrañas que oí y percibí...

Pero el mismo hecho de acabar despertándome en un bosque, siendo perseguida por probablemente mi secuestrador y asesino de mi maestro, me había dejado demasiado marcada. 

Ahora sólo podía pensar en quién podría estar haciendo esto. O si había llegado a un punto, en el que todo era algo de mi mente. 

---- ---- ---- ----

...  


Moví mi cuello de un lado a otro antes de pasar por la entrada y verle. Al menos, tenía que estar un poco presentable.

No con esta cara de muerta andante que llevo. Cuando me he mirado al espejo, hasta yo misma me he sorprendido de las ojeras más oscuras que se han creado. 

— Buenos días...— Susurré en un pequeño bostezo. Abrí un ojo al ver  a mi padre levantándose de inmediato, corriendo hacia mí— Pap...

— ¡Estás bien! 

— Me estoy quedando sin aire— Avisé. Su típica forma de estrujarme no había cambiado nada. Aflojó su agarre, alejándose un poco para mirarme.

— Me alegra verte, hija— Me sonrió con dulzura y le dediqué la misma, aunque algo más tensa—. No puedo creer todo esto. 

Ni yo tampoco.   

Agnoticism |Creepypastas|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora