Capítulo 04.1

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Claro que Cedric si había cumplido su promesa de muchas citas perfectas como la primera, en una de nuestras muchas citas me pidió ser su novia, acepte encantada. Con el pasar de los meses me entere que Cedric solía ir a ver a mi padre en su trabajo para pedirle salir conmigo y luego me invitaba a mí, su comportamiento no era el de un chico de esta época, me recordaba mucho a los caballeros del siglo pasado con sus actitudes, que primero pedían permiso al padre de la joven para poder cortejarla y luego pasaban a la parte del noviazgo de allí al matrimonio, comenzaría a preocuparme por su manera de actuar si me pide matrimonio, pues aún es muy pero muy pronto para eso.

No salía mucho con Cedric porque la principal razón de venir a Forks era pasar tiempo con mi padre y eso es lo que hacía, pasaba largos fines de semana en casa con su compañía viendo la televisión, desde películas infantiles que eran mis favoritas de niña hasta películas de acción, incluso lo acompañaba viendo sus para nada interesantes partidos de béisbol, o futbol o cualquier partido del agrado de mi padre.

Ya papá no me llevaba al instituto, mi nuevo transporte oficial era mi novio Cedric, pensar en él cómo mi novio seguía pareciéndome tan raro pero tan correcto a la vez como si hubiese nacido para llamarlo mi novio, algo muy tonto.

En el instituto ya era normal que nos vieran juntos con sus hermanos, ya Emmett no me molestaba como al principio de corromper a su santo hermanito menor, podría afirmar con absoluta certeza que Rosalie y Alice eran mis amigas, solía llevarme mejor con la rubia en muchas ocasiones que con el pequeño duende que a veces lograba colmar mi paciencia. Con el único de los hermanos Cullen que no era de mi total agrado era Edward, demasiado melancólico y serio para mi gusto, y la forma en la que me miraba a veces me daba miedo. Pero esto no podía comentarlo con Cedric.

Hoy estaba particularmente nerviosa, mi padre se iría de pesca con sus amigos y yo visitaría por primera vez la casa de Cedric para así conocer a sus padres y según sus palabras formalizar más nuestra relación. Mis nervios no eran en si porque conocería a los padres de mi novio, mis "suegros", era por ir a su casa en realidad, en este tiempo junto a los Cullen me di cuenta de algo muy raro que ignoraba al principio, ellos nunca comían o bebían nada, nunca iban al instituto los días soleados, esos días en los que mi padre me llevaba al instituto. Su piel tan fría, no era algo solo de Cedric, todos eran igual de fríos y duros, su piel era increíblemente dura, sus ojos tendían a cambiar de color, aunque yo nunca comente nada al respecto. Esperaba que él en su debido momento me contara la razón de su extraño comportamiento.

La verdad no tenía ni la menor idea de cómo reaccionaría cuando me contara el por qué él y su familia son tan extraños, porque supongo que sus padres deben de ser iguales a sus hijos de alguna manera por más que todos fuesen adoptados. Estaba esperando a que Cedric llegara por mí. Para cuando el timbre al fin sonó yo no aguantaba los nervios, en cualquier segundo podría darme un ataque o algo parecido, debía calmarme.

Corrí al baño y moje mis manos con un poco de agua y las coloque en mis mejillas, que de mis propios nervios estaban calientes, repetí el proceso unas dos veces más para luego secar mi cara y tomar mi bolso junto a mi abrigo y correr a la planta baja y así abrir la puerta. Ahí estaba, tan guapo e impecable como siempre. Sonreí y todos los nervios que me embargaban se esfumaron con su sola presencia, envolvió sus brazos en mi cintura abrazándome y a su vez alzándome del suelo, envolví mis brazos entorno a su cuello, estaba tan enamorada de Cedric Cullen que aún me costaba creerlo.

-¿Cómo está la chica más hermosa de este mundo?- pregunto en mi oído, aun no me soltaba y yo tampoco es que me quejara mucho.

-Mucho mejor ahora que estás conmigo, no te veo desde hace tres días.-musito en su oído casi de la misma manera en la que él lo hizo. Antes de que intentara justificar su ausencia del jueves y viernes, ambos días soleados, volví a hablar.-Me muero de los nervios, ¿Cómo puedes hacerme esto?- casi grito separándome de él, que solo atina a reírse, se está burlando de mí, algo que hace con demasiada frecuencia para mí gusto.

𝕆𝕝𝕧𝕚𝕕𝕠 | 𝕷𝖆 𝕳𝖊𝖗𝖒𝖆𝖓𝖆 𝖉𝖊 𝕭𝖊𝖑𝖑𝖆 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora