El día transcurrió de manera normal, pude ver a Cedric hasta que fue la hora del almuerzo, mi hora menos favorita del día. La insistencia de mi novio de que debía comer más me agobiaba, pero sabía que tenía razón, sin duda eso era lo que más me molestaba, pero era inevitable, la falta de apetito que me atacaba esos días.
-¿Qué desayunaste?- aquí va de nuevo, todos los días era la misma pregunta.
-Cedric, ya te dije, desayune una tontería, horita no quiero comer nada, no tienes de que preocuparte.- le regale una sonrisa mientras guardaba un libro de biología en mi casillero.
-Arabella, puedes enfermarte si descuidas tu alimentación.- comenzó a decir y sin más lo corte, besándolo, no tardó mucho en corresponder y sonreí porque así lo había cortado con sus reclamos, me tomó de la cintura y yo pase mis brazos alrededor de su cuello.
Todo era perfecto, sentía que flotaba al estar entre sus brazos, hasta que una tos muy falsa nos interrumpió, nos separamos un poco y vimos a Alice sonriendo.
Justo en ese momento la odiaba por interrumpir, ahora pasaría poco tiempo con Cedric por culpa de Isabella, como para que Alice también venga a interrumpir.
Solté un suspiro y esperé a que dijera lo que venía a decir.
-Es hora del almuerzo.- dijo con su radiante sonrisa de siempre, rodé los ojos por su comentario y me vi arrastrada por ambos hermanos Cullen hasta la cafetería.
Una vez en la puerta, Alice se nos adelantó con su típico caminar de bailarina, sonreí por eso, la manera en la que Alice se habría paso entre los estudiantes hasta llegar a la mesa donde se sentaban sus hermanos era única, Jasper cambió radicalmente con la presencia de su amada pareja, me gustaba verlos juntos, el cómo actuaban estando separados o cuando estaban juntos, siempre era algo interesante de ver.
-¿Sigues de mal humor?- la pregunta de mi novio me tomo desprevenida.
-No.- dije en voz baja para luego voltear a verlo y hacer una mueca con mi boca que lo hizo reír. Y completamente embobada y mucho más que deslumbrada me deje guiar por la mano de Cedric que me llevaba a la mesa de sus hermanos. El menor de los Cullen era mi perdición, y no era algo muy fácil de admitir, al menos en voz alta, estar alrededor de Cedric era atrapante, todo en el me atraía y era mucho más que por los atributos que le otorgaban ser un vampiro. Salí de mi burbuja de fantasía y perfección, con un único protagonista, cuando una mano me jalo del brazo, eso me hizo detenerme por completo, y fue como si una burbuja explotara.
Al girarme descubrí a la culpable de que mi mundo ideal desapareciera.
Isabella.
Y no es que odiara a mi hermana, pero simplemente no quería verla justo ahora, quería esperar para verla cuando fuese hora de ir a casa, el nombre de mi hermana siempre traía problemas, Isabella Swan era un imán de problemas y el que estuviera cerca de mi novio no me gustaba. Por alguna razón que no podía explicar, sentía que debía aprovechar todo el tiempo posible para estar junto a Cedric, era una necesidad real, latente que yacía justo debajo de mi piel. Cada vez que el pensamiento de no volver a verlo en mucho tiempo se instalaba en mi cabeza un sentimiento amargo y de desasosiego me embargaba. Era un presentimiento, yo odiaba los presentimientos, y el que mi novio y mi hermana estuvieran tan cerca uno del otro solo hacía que el sentimiento creciera, como una bola de nieve, que a medida que cae por una montaña se va haciendo más y más grande, pues así se sentía. Odiaba sentirme así. Una parte de mi sentía que debía proteger a mi novio y a mí de mi hermana, más tonta no podía ser por sentir eso.
-Ara, ¿no te gustaría sentarte conmigo?- quizás las intenciones de mi hermana eran buenas, y podía incluso llegar a comprenderla, no le gustaba hacer amigos, le era difícil, y en este pueblo donde todos se conocen prácticamente desde su nacimiento lo complicaba un poco, pero yo pase por lo mismo, ella era la mayor perfectamente podía arreglárselas sin mí, ella no debía depender de mi así como yo no debo depender de ella.
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𝕆𝕝𝕧𝕚𝕕𝕠 | 𝕷𝖆 𝕳𝖊𝖗𝖒𝖆𝖓𝖆 𝖉𝖊 𝕭𝖊𝖑𝖑𝖆 |
FanfictionOlvido | "Acción, voluntaria o no, de dejar de recordar". Yuanfen. Así los describían muchos. No era para menos. Ese principio que define esos amores que nacieron predestinados. Ellos lo eran. A veces no importa que estés predestinado a encontrar a...