Capítulo 07.1

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Tal parece que por pasar la tarde con Cedric, me perdí una divertida cena con mi padre y mi hermana en la cafetería, podía imaginar perfectamente lo incomodo que todo había resultado, desde mi habitación podía escuchar a mi hermana hablando con mi madre por teléfono, Bella llevaba en Forks poco menos de cuarenta y ocho horas y mi madre ya le había llamado, yo llevaba poco más de un año y aún no había recibido una llamada de ella.

La siguiente semana evite a mi hermana lo más posible, con los Cullen todo parecía ir bien, pero algo me ocultaban, la repentina desaparición de Edward no tenía sentido, pero decidí no tomarle importancia, nunca habíamos sido muy amigos, pero mi hermana actuaba extraño, a la hora del almuerzo siempre veía a nuestra mesa, lo cual me incomoda y la manera en la que los hermanos reaccionaban a las "miradas furtivas" no ayudaba.

Quizás era solo paranoia, pero sentía que todo era la tranquilidad antes de la tormenta.

Había bajado a desayunar, era sábado, al fin saldría con Cedric, tome un poco de cereal para desayunar, papá estaba en la cocina, con su periódico y entonces bajo mi hermana a unirse al desayuno, debía admitirlo, desde nuestro altercado en la cafetería había hablado con ella lo estrictamente necesario, y había vuelto a ir al instituto con Cedric y me evitaba la incómoda situación de ir juntas en el mismo auto, a papá no le agradó mucho la idea pero prefirió no decir nada intuyendo que algo había ocurrido y de lo que no estaba enterado.

Isabella se sentó pero ninguna dijo nada, y temí el momento que había estado evitando desde ese primer día, la confrontación, papá debía estar harto de nuestra actitud, pues se daba cuenta lo incomodo que era estar en la misma habitación que nosotras.

-Bueno, creo que es momento que hablemos.- comenzó a decir papá, pero ninguna respondió, yo solo atine a llevarme otra cucharada de cereal a la boca, papá suspiro.- Me gustaría saber porque no se hablan, ya les di su espacio para que resolvieran lo que sea que ocurrió pero no veo mejorías. Así que hablen.

-Que te diga ella.- fue la respuesta que tanto mi hermana y yo dimos, que horror hablar a la vez.

-Estoy confundido.- la simplicidad de papá se hizo notar, lo que me hizo reír.

-Bueno podríamos comenzar con que Arabella tiene novio.- dijo mi hermana en dirección a papá, como si él fuese el culpable del delito más grande que existe, y estoy completamente segura que Charlie no esperaba esa respuesta, su cara lo decía todo.

-Bueno, no es algo que me emocione mucho pero Cedric es un buen muchacho.- fue toda la respuesta que Bella obtuvo, supongo que no esperaba eso, su mueca de disconformidad decía mucho, actuaba como una madre, una molesta y entrometida madre.

-Ella aun es una niña.- replico, como si con eso cambiara algo, papá estaba más incómodo que al inicio, podía ver su cara de arrepentimiento de empezar esta conversación. Contuve mi risa, la situación era divertida, a pesar de que era a mi costa y ambos actuaban como si no estuviera presente.

-Tengo dieciséis.- fue toda mi respuesta, antes de comer la última cucharada de mi cereal, ya mi pequeño escudo se había acabado.

-Y según Jessica, están juntos desde que llegaste a Forks, desde que tenías prácticamente catorce años, eras una niña.- esa maldita de Jessica, debería comprarse una vida y dejar de meterse en la de los demás.

Solté un suspiro para calmarme un poco y me puse de pie.

-Para que lo sepas aquí la del problema eres tú y Jessica, porque todo el problema es gracias a ella, sigue mi consejo, metete en tus propios asuntos, Isabella y déjame en paz, no llevabas ni veinticuatro horas en el pueblo y ya querías gobernar mi vida como antes, y no voy a permitirlo,-suspire porque necesitaba aire.- solo déjame en paz.

Y sin más subí a mi habitación para terminar de arreglarme, a mitad de las escaleras pude oír a mi padre decir algo como "fue una buena platica".

Me encerré en mi habitación hasta que Cedric vino por mí, prácticamente corrí por las escaleras hasta llegar a la puerta, desde donde me despedí de papá y nada más abrir la puerta lo arrastre hasta el auto sin dejarlo saludarme.

Una vez arranco pude relajarme, sentía a Isabella vigilarnos desde la ventana de su habitación, estaba comenzando a odiar a mi hermana.

-¿Ahora si puedo saludarla señorita?- la voz de mi novio me saco de mis pensamientos.

-Hola, si, lo siento, es solo que discutí con Isabella en el desayuno y quería salir corriendo, no quería volver a discutir y mucho menos delante de ti.- le regale una sonrisa y el volteo a verme para sonreírme también.

-De acurdo, pero sepa señorita que me debe un saludo adecuado.

-Oh, eso significa que quieres un beso ¿no?- pregunte con complicidad y una sonrisa en mi rostro.

-Que sean dos por el retraso.

-¿Dónde dice eso?- pregunte con inocencia.

-Ya sabes, en el contrato que firmaste al momento de volverte mi novia.- su sonrisa lograba derretirme.

-No recuerdo leer nada de eso.- pregunte fingiendo inocencia.

-Era la letra pequeña, debes prestar más atención cuando firmes algo, debes saber que no soy un acreedor muy amable.-dijo con diversión.

-Yo soy una deudora muy morosa.- y no pude evitar reír.

Cedric tomo mi mano y dejo un beso en ella, yo en cambio le bese la suya mientras aún estaban entrelazadas. Y así seguimos el viaje en auto entre risas y bromas.

Después de todo Seattle no estaba muy cerca que digamos.

Ir a Seattle era genial, íbamos al menos una vez al mes, primero parábamos en una linda cafetería, "Café & Vainilla", ahí ordenábamos unos ricos macchiato con un toque de vainilla y una tarta de limón o de naranja, dependiendo de lo que me apeteciera ese día. Hablábamos de lo que ocurrió en la semana y pasábamos una agradable tarde. Era la definición de cita perfecta para mí, dos ricos cafés que me tomaba mientras era mimada por mi novio, uno que otro beso y luego salíamos de ahí tomados de las manos y caminábamos por la ciudad, nunca hacíamos la gran cosa cuando veníamos a Seattle, podía ser ver una película, ir a algunas tiendas solo a ver, pasear por un parque, eran cosas banales, lo importante era estar juntos, pasar tiempo juntos, solo nosotros dos. Luego Cedric me llevaba a casa y no lo veía hasta el lunes para ir juntos al instituto.

Un fin de semana perfecto a mi parecer, porque en la simpleza encontraba mi felicidad, y no había nada que me hiciera más feliz que una tarde en compañía de Cedric Cullen.


𝕆𝕝𝕧𝕚𝕕𝕠 | 𝕷𝖆 𝕳𝖊𝖗𝖒𝖆𝖓𝖆 𝖉𝖊 𝕭𝖊𝖑𝖑𝖆 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora