Contra todo... Junto a ti

951 106 10
                                    



KOGA


Esa sentencia del juez, seguía resonando en mi mente, "este proceso continuara"...    ¡No puedo permitirlo!   Afuera del juzgado, Sesshomaru esperaba a Aome y sin darme tiempo ni siquiera de acercarme a ella, la subió a su auto y se la llevo, supongo que a su departamento. No puedo dudar ahora, tengo que actuar o la perderé definitivamente.


Sin más que hacer por el momento, regresé a mi casa, esa casa tan grande, tan lujosa, pero tan vacía; actualmente odio tan solo el hecho de entrar por sus puertas, porque a mi mente vienen los recuerdos de cuando mi Aome estaba aquí. ¡Qué no daría porque ella siguiera aquí! Al entrar en mi recamara tan solo miro la fotografía de nuestra boda que aún conservo, solo la tomo entre mis manos, y suavemente recorro el cristal acariciando su imagen.


— Aome, tonta ¡¿Por qué no quieres volver conmigo?! ¿Por qué no quieres perdonarme y volver a mí? — Solo salen de mis labios esas palabras con un suspiro.


Me dejo caer en mi cama, con el retrato abrazado a mi pecho. ¡¿Cómo pude ser tan necio y torpe para haberla traicionado y lastimado así?! Ahora me siento tan solo sin ella. Unas cuantas lágrimas se escapan de mis ojos, al recordar su fría mirada cuando se alejó de mí en el restaurant.    ¡Se ve tan hermosa! Aunque realmente ella siempre lo ha sido; yo quería lucirla ante todos como mi esposa, pero... ¡Eso no fue posible!


Estos serán mis últimos movimientos; si no lo logro, sabré que la perdí para siempre. Ya había hecho investigaciones y pedí a un contacto mío que fabricara una grabación falsa modificando la pista que me dejo Aome para que dijera otras cosas, eso lo voy a presentar como prueba y cuando falta una semana para la nueva audiencia, tan solo hago mi siguiente movimiento.



SESSHOMARU



— Sesshomaru-sama. — La voz de la recepcionista me sorprende

— ¿Qué sucede?

— El señor Naraku lo busca señor. — Eso me extraño, a mi socio no le interesa ninguna otra cosa que saber cuál es el monto de las ganancias del mes.

— Hazlo pasar.

— Si señor, enseguida.


Tan solo espere unos momentos, en verdad me sorprendió su visita, hacía tiempo que no lo veía; él solo se dedica a verificar sus estados de cuenta; en cambio a mí solo me importa estar pendiente de mi empresa así que, (antes de empezar a visitar a Aome, y más recientemente de mi compromiso con ella) yo solo me dedicaba a trabajar. No tenía idea de que era lo que pudiese querer.


— ¿Y bien? ¿A qué debo el honor de tu visita? — Él no dijo nada en cuanto entró a mi oficina, solo se sentó ante mí con su cigarrillo encendido, no conforme con interrumpirme durante el trabajo, ahora viene a contaminar mi oficina.

— ¡No lo consideraría un honor! Ya te debes imaginar el motivo de mi visita. — Solo me cruce de brazos un poco intrigado.

— Lo siento, él ser psíquico no es una de mis habilidades.

Volver a vivirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora