Capítulo 17.

428 75 42
                                    

Después de las estúpidas bromas de John, por fin ambos nos dignamos en estudiar un poco de literatura para el examen de John, aunque estudiar no es la palabra completamente adecuada, puesto que John sólo se dignaba a mirarme con cara de idiota mientras yo le explicaba los temas. Era el peor alumno del mundo, estaba convencido de ello. 

   Después de hartarme de su mirada embelesada, ambos bajamos a cenar con mi papá y Mike, que por fin habían llegado y habían traído té y chuletas para comer. Incluso mientras me encontraba mirando mi plato, saboreando el sabor de la chuleta, podía sentir la mirada de John sobre mí; creo que aún no había superado lo que había sucedido en la tarde. 

   —¿Te quedarás a dormir, John? —le preguntó mi papá a John, consiguiendo que por fin me quitara la mirada de encima, justo a tiempo para impedir que le diera una patada por debajo de la mesa—. Si me deja dormir aquí, claro. Lo que sea por no estar con Mimi. 

   Mi papá soltó una carcajada y asintió. 

   —Entonces en cuanto termines llámala, así sabrá que estás bien. 

   —Gracias, señor Macca. 

   Rodé los ojos ante el obvio comportamiento burlesco de John. Él sabía que a mi papá le agradaba, y ahora estaba sacando a relucir sus mejores modales de niño bueno para que no supiera que obviamente estaba tramando algo. 

   Cuando todos terminaron limpié la mesa y comencé a lavar los platos mientras escuchaba a John moverse en la sala para llamar a Mimi. Escuché que ambos discutían, pero al final John terminó saliéndose con la suya, porque la conversación pareció civilizarse y de pronto ya no podía saber qué era lo que le estaba diciendo John a su tía. 

   Pegué un brinco cuando sentí a John abrazarme por la espalda, como si fuéramos pareja, y casi de inmediato me lancé a golpearlo para que se apartara de mí. 

   —¡No me toques, pedazo de imbécil! —le susurré, sabiendo que mi papá aún podía estar despierto en el piso superior. John se separó de mí sonriendo y me tomó de la barbilla, haciéndome creer que me besaría en cualquier momento. 

   —¿Qué te parece si salimos un rato? —susurró. 

   —Es jueves, John. Y mi papá va a escucharnos. 

   —Al diablo con eso, podemos escapar por la ventana del baño. 

   Solté un suspiro, sabiendo que John no se detendría por nada del mundo hasta hacerme seguirlo a donde fuera que quisiera ir, por lo que sólo me di la vuelta para terminar de lavar los trastes, y eso evidentemente fue toda la respuesta que John necesitaba, puesto que se sentó a esperarme mientras tarareaba una canción. 

   Pasamos los últimos minutos en silencio exterior, puesto que mi interior no dejaba de preguntarse qué era lo que contenía la carta de Y que aún no había leído, quizá trataba sobre algo importante, pero no podría averiguarlo con John detrás de mí todo el tiempo, si él leyera la carta tendría que dar muchas explicaciones que ni yo estaba seguro de poder dar, así que tendría que esperar. 

   Finalmente John y yo subimos al baño para salir por la ventana, escalando en la tubería. La noche estaba helada, y realmente no tenía muchas ganas de salir a beber con John, pero en cuanto llegamos al bar todas esas incomodidades se esfumaron, puesto que al parecer esa noche era especial porque todo Liverpool se encontraba ahí. 

   —¿Están regalando alcohol, o qué sucede? —le pregunté a John en cuanto vi la cantidad de personas que entraban y salían del diminuto bar. John parecía igual de confundido que yo, pero para nuestra suerte una de las chicas que se encontraban afuera me contestó—: Es una nueva banda, los Rollin' Stones, están tocando ahí dentro. 

Querido Paul. [McLennon]Where stories live. Discover now