Subterráneo

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Donovac, 16 de agosto de 1890, Haradón.

En los fugaces hechos presentados por los antiguos alquimistas, la antigua necrópolis ocultaba hechos marginales, nefastos, y sin escrúpulos.

Ni llegando al caso de sumergirnos en las terroríficas catacumbas de la antigua Roma, nos daríamos cuenta, que entre las ciudades olvidadas, los acontecimientos pasados., ocultaríamos tal realidad.

Donovac muere, con su espada clavada en el pecho, pero sin la razón de suicidio o asesinato.

Su fiel amante, Equillia, dueña de los Olimpos emocionales, creadora de el amor y fantasías, se daría cuenta después de que este haya muerto por justicia., o por maldad, que era lo único que tenia y preservaba, pero aquí, como en demás relatos de vida cotidiana ¿qué importa lo que pasó cuando estaba vivo?

A eso de las 2:00am, se suele escuchar en la necrópolis ciertos llantos, emergentes del suelo, de pequeños trazos sanguinarios, de guerras pasadas, de amores olvidados.

Necrópolis, digna de ver y de admirar, tenia los ojos de aquel muerto en pena, ahogado en llanto, pero vivo de espíritu.

Cuando Debronee clave su espada en una llamarada incandescente será el fin, pero el comienzo del caos.

¿De quien fue la puta idea de que la necrofilia existía allí?, que erróneo e irónico, tener sexo con un muerto, cuando se debería desnudar el alma del ser.

Cuando los ojos de equillia poseían maldad bohemia, se ocultaba hasta la más mínima sombra, porque la oscuridad le teme a La Luz, porque esta se apodera, se invade, y luego se escupe.

Debronee, desde su templo de maldad observaba la antigua civilización de civiles, dispuestos a todo, con sed de sangre, por la venganza de Donovac.

En sus manuscritos, en su marca de espada, Donovac, había dejado lo que le llamarían, Haradón.

Este pequeño mundo de fantasías, conservaba las historias de 1001 almas, en donde solo el más valiente lograría entrar.

Acridix, como veterano y sacerdote del pueblo, había implementado otra alma de Gladiador a Donovac, obligándolo a luchar por justicia, y no por amor.

¿A quien carajos se le ocurre luchar en contra de un ideal?; nisiquiera el mismo Dios de Dioses podría explicarlo, porque cuando ardía el infierno en un capítulo de Necrópolis, todos corrían, temiéndole al caos, y al orden, porque dentro de La Paz hay locura, y en la locura tranquilidad, He de allí el Ying Yang.

Necrópolis Donde viven las historias. Descúbrelo ahora