Caitulo 5.

512 24 2
                                    

P.o.v Dimitri

Todavía estaba un poco con cara de sueño, mientras
esperábamos en la cola de inmigración, luego tomé nuestras maletas y pasamos por la aduana.

Rose alternaba entre la exuberancia y el silencio, más de este último, a medida que nos acercábamos a nuestro destino final.

Fuera del aeropuerto, metí a Rose bajo mi brazo, necesitando sentirla, tener algún tipo de control mientras su pánico comenzaba a sangrar en mí.

Estaba poco entusiasmado tratando de parar un taxi
para que nos llevaran a casa de mis padres en Kesington, cuando oí a alguien gritar—: ¡Belikov!, ¡Dimitri Belikov!, ¡mira por aquí, imbécil!

Rose ya se había detenido y estaba mirando a los dos idiotas en la acera, gritando y agitando los brazos.

El primero tenía la piel oscura y una cabeza circular que había estado cubierta de rastas la última vez que lo había visto.

Ese sería Rowland.

Y junto a él, el segundo idiota, Graham, quien se parecía lo suficiente a mí para pasar por mi hermano
(un engaño que habíamos usado más de una vez cuando éramos niños), lo que significaba problemas.

Pasé una mano por mi cabello y sonreí.

—Maldita sea.

¿Qué en el mundo estaban haciendo aquí?

—¿Amigos tuyos? —preguntó Rose.

—Muy viejos amigos.

Rose y yo dimos la vuelta a nuestro equipaje y apenas recorrimos un par de metros antes de que Rowland me estuviera enfrentando.

—¡Dinka! —gritó, jugando con mi cabello.

Oí a Rose decir—: ¿Dinka? —Por encima de mi hombro antes de que empujar a Rowland.

Obviamente, le dije—: Ese nombre no estaba bien en la secundaria, y no está bien ahora.

Graham dijo—: Oh, vamos, hermano. Por lo menos permítele divertirse un poco. No nos has visitado en años. Aunque puedo ver por
qué.

No tenía que mirar para saber que estaba mirando a Rose.

No sólo nos parecíamos, altos, cabello negro, ojos cafe, teníamos el mismo
gusto por las mujeres.

Había bromeado con ella sobre encontrar otro
tipo, pero ahora no era tan divertido.

Negué con la cabeza hacia él y la atraje hacia mí.

—Rose, estos dos bastardos son mis viejos compañeros, Rowland y Graham. Vinimos juntos. Y ésta es mi prometida, Rose.

Dios, se sentía bien decir eso.

—¿Su nombre es Rose? O es su apodo porque ella es realmente buena…

—Rowland —advertí.

Se encogió de hombros y le disparó a Rose una descarada sonrisa.

Ella estaba sonriéndoles a ambos, sus mejillas con un rojo brillante.

Y tan bueno como fue verlos, no estaba ni remotamente interesado en compartirla.
Pregunté—: ¿Qué están haciendo aquí?

Rowland dijo—: Llamamos a tu padre, y le pedimos que le dijera a tu madre que el vuelo se había retrasado por unas horas.

—¿Por qué harían eso?

Graham sonrió en dirección a Rose y dijo—: Porque queríamos conocer a tu chica… antes de que tu madre la hiciera pedazos.

Vi la sangre drenar su rostro, y pasó de estar roja a blanca en segundos. Bueno, ahí fue lo último de su calma.

—¡Dimitri! —Su mano conectó con mi brazo, y luego otra vez con
mi pecho.

Lanzándole una mirada a Graham, tomé sus manos y la acerqué.

—Está bromeando, amor. Todo va a estar bien.

Por favor, que lo esté.

—O después de unas cervezas con nosotros, estará, de todos
modos —interrumpió Rowland.

—Es medio día —dije.
Rowland se encogió de hombros. —Nos aseguraremos de que
haya algo de comida ahí.

Rose tenía los brazos cruzados, mirándome.

Se veía tan caliente
cuando estaba enfadada que casi no me importaba.

Dije—: Gracias a ambos por venir. Y por cabrear mi futura esposa en un tiempo récord. Pero fue un vuelo largo. Probablemente sólo
debería regresar a casa con Rose.

Cuando la alcancé, su mano revoloteó fuera de mi alcance y volvieron a golpearme en el pecho.

—Oh no, no lo hará, Sr. Belikov. —Escuché a Rowland reír detrás de mí. Ella continuó—. No me estás privando de la oportunidad de reunir un poco de coraje líquido muy necesario, o de interrogar a tus amigos.

Graham lanzó un silbido. —Me gusta esto.

Eso estaba incómodamente claro.

Me encontré con sus ojos, y ella no retrocedía.

Apreté los labios en
una fina línea, pero sus cejas se levantaron en respuesta.

—Está bien. De acuerdo. —Me giré a mis viejos amigos y añadí—: Un trago. Con comida. Una hora. Eso es todo. —Ellos alzaron las manos en señal de rendición y comenzaron a guiarnos por la acera.

Por encima de su hombro, Graham dijo—: Maldita sea, Belikov. ¿Acaso la enseñanza te succionó toda la diversión?

—Algo fue succionado mientras estaba enseñando.

Empujé a Rowland desde atrás, y fue a parar varios metros adelante, cacareando.

—¿Qué? —preguntó Rose—. ¿Qué dijo?

—Nada. Sólo está siendo un idiota.

Rowland mantuvo la distancia mientras nos llevaba a la misma
vieja Peugeot que había estado conduciendo la última vez que había
vivido en Londres, hacía casi ocho años.

Era curioso lo poco que
algunas cosas y personas cambiaron.

Yo había cambiado… de eso estaba seguro.

En turnos, había sido
igual de elitista y crítico como mis padres, y me había revelado, luchado con tremendos niveles de estupidez y problemas.

Fue sólo hasta los
últimos dos años que empecé a sentir que por fin había encontrado un término medio razonable.

Sólo podía rezar para encontrar algo similar
en la actualidad, con mis padres.

Sólo podía pedir que todo este viaje no explotara en mi cara.

Ayudé a Rose en el asiento trasero, y luego me giré hacia Graham antes de deslizarme detrás de ella.

No sólo se veía como mi hermano, también se había sentido como uno la mayor parte de mi vida.

Y cuando me fui de esta ciudad, había dejado esa amistad.

Recientemente alcancé a reconectar con él.

Dije—: Es realmente bueno verte, amigo. Lo siento por fracasar en mantenerme en contacto.

Me dio una palmada en la espalda y sacudió la cabeza.

—No te preocupes por eso. Entiendo por qué te alejaste. Las cosas parecen haber trabajado por si solas muy bien.

Miré al coche, donde Rose estaba sonriendo y sin duda escuchando alguna sucia historia que Rowland le estaba contando
desde el asiento del conductor.

Sonreí. —Sí, las cosas han funcionado a la perfección.

Salté en el asiento trasero y acerqué a Rose para que se
encontrara conmigo en el medio.

Mis viejos compañeros podrían haber sido alborotadores, pero tienen una cosa a su favor; Rose estaba más relajada de lo que la había visto en la última semana.

Quizás fue una buena idea soltarse por un momento.

Ambos lo necesitábamos.

Atraje su cabeza hacia mí, presionando mi nariz en sus rizos mientras se reía al oír la ridícula voz de Rowland imitando a su madre.

Su calidez, su olor me tranquilizaban.

Y ella me hacía ver Londres con una nueva luz.

Me hizo ver lo que era antes de que mis padres, con su
presión y manipulación, me hicieran querer partir.

Una y otra vez, Rose parecía ser mi nuevo comienzo, lo que me ayudaba a dejar atrás el pasado y seguir adelante.

Apoyó una mano en mi muslo y me miró.

Debí de haber estado
perdido en mis pensamientos por más tiempo del que pensaba, porque me preguntó—: ¿Estás bien?

Puse mi mano sobre la suya y le dije

—: Estoy contento de estar en casa y tenerte conmigo.

Giró su mano, entrelazó sus dedos con los míos, y Rowland hizo ruidos amortiguados en el asiento delantero.

—Oh déjalos, Row. Estás celoso porque todavía no has conseguido aferrarte a una mujer por más de una noche.

—¿Conseguido?

¿Conseguido? Debería ganar un premio por eso.

Es más fácil de lo que piensas.

Rose se acurrucó a mi lado y preguntó—: ¿Cuánto tiempo hace que conocen a Dimitri?

Rowland respondió—: Sólo lo he conocido desde secundaria.

—Escuela secundaria. —Traduje para Bliss.

—Pero Graham y Dimitri habían estado unidos por la cadera. desde que estaban en pañales....

Manteniendo Su AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora