Capitulo 16

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Puse mis dedos alrededor de su ropa interior y la deslicé por sus encantadoras piernas largas.

—Te quería en cada asiento de la audiencia. —Hizo un sonido bajo y trató de incorporarse, pero reforcé
una mano en su estómago para mantenerla en su lugar—. Te quería en cada asiento así tú no serías capaz de sentarte en cualquier lugar en el teatro sin pensar en mí.

—Eso ya era cierto.

Sonreí.

—Es bueno saberlo.

Puso sus dos manos sobre las mías en su estómago, y sostuvo mi mano con más fuerza contra ella por un segundo.

— Te amo tanto —dijo, con la voz más pequeña y tranquila.

Me levanté y me incliné sobre ella para poder ver su rostro.

Parpadeó un par de veces y no podía leer su expresión.

Era triste, feliz y confusa, y nunca había tenido este tipo de respuesta en la cama antes.

No sabía lo que estaba pasando, pero podía sentir el pánico creciendo debajo de mi piel, en la parte posterior de mi garganta y en el recubrimiento de mis pulmones.

—¿Segura que estás bien?

Sacudió su cabeza hasta que su expresión se aclaró, y luego sonrió.

—Sí… Sólo pensaba sobre el futuro.

Mi corazón se sacudió en mi pecho e intenté explicar la tristeza y el miedo que vi en sus ojos.

No tenían que significar que tenía dudas.

Podrían significar mil cosas más.

Pero, por mi vida, no lograría conjurar una posibilidad más.

Planté un beso en sus labios y dije

—: Te prometí un para siempre.

Eso es un montón de futuro.

Asintió, y a continuación, después de un momento demasiado largo, sonrió.

—Lo lamento. Sin embargo, ¿crees que podamos… sólo ir a dormir? Lo siento. Sé que dije que estaba bien, pero me siento algo apagada después de todo.

Respiré hondo y traté de no leer demasiado en esto.

Había estado enferma.

No tenía por qué significar nada más.

Pero, maldita sea, ahora
no conseguía pensar en otra cosa.

Con tanta calma como pude, cepille su cabello hacia atrás y la besé en la frente.

—Por supuesto. ¿Puedo ofrecerte algo? ¿Agua?
¿Medicina?

Tragó saliva y negó con la cabeza.

—Creo… creo que sólo
necesito dormir algo.

Asentí.

—De acuerdo.

Doblé hacia abajo las mantas y se deslizó entre las sábanas, todavía medio cubierta por su vestido.

Tomé otra respiración profunda que no hizo absolutamente nada para aliviar la presión en mis
pantalones, o la de mi cabeza.

Besé su mejilla una vez más.

—Te amo —le dije, lenta y deliberadamente.

Necesitaba que lo
escuchara a través de cualquier ruido que pudiera estar ocurriendo en su cabeza

—. Duerme un poco. Sólo voy a tomar una ducha rápida.

—Lo siento —dijo de nuevo, mientras me alejaba.

—No hay necesidad de pedir perdón, amor.

A menos que estuviera diciendo lo siento por algo más, algo que no había dicho.

—Te lo compensaré —aseguró.

—Tampoco eso es necesario, aunque me gusta cómo suena.

Puso las mantas hasta su cuello, recostándose sobre la almohada.

Apagué las luces y dije

—: Buenas noches, Rose.

Entonces terminé nuestra montaña rusa del día con una ducha helada y demasiadas preocupaciones para contar.


***


—¡ESPERA, ESPERA! ¡Sólo una más!

—Rosd, hay niños esperando.

Y probablemente nos odiaban, pero me sentía tan contento de verla sonreír que no me importaba.

—Sí, bueno, todos ellos se subieron al carro. La mayoría no estaba
vivos cuando leí Harry Potter por primera vez.

Me volví hacia la familia canadiense detrás de mí y dije

—: Lo siento mucho. Este es el último, lo prometo. —Entonces tomé una foto
más de Rose pretendiendo empujar el carrito de equipaje a través de la
pared del monumento de la plataforma 9 ¾ en la estación King’s Cross.

Un niño pequeño le sacó la lengua a Rose mientras nos íbamos.

Tiré de ella antes de que pudiera seguir su ejemplo.

—Es mejor que ese niño se cuide. Soy totalmente una Slytherin.

Negué con la cabeza, sonriendo.

—Amor, voy a pedirte que
retrocedas tu locura un poco.

—Tienes razón. Siendo realistas, soy una Ravenclaw.

Me eché a reír.

Aún cuando no la entendía bien, la amaba.

Posiblemente porque no la entendía.

Sabía quién era ella y no tenía ningún compromiso en eso.

Ni siquiera por mí.

Me reí entre dientes.

—¿Qué es tan gracioso?

—Sólo te estoy imaginando con niños algún día.

Seguramente terminarás peleando con ellos para jugar con sus juguetes.

No me di cuenta de que había dejado de caminar hasta que iba en la esquina y no la vi a mi lado.

Me volví y ella todavía estaba detenida unos metros atrás.

—Bromeaba, amor.

Cruzó sus brazos sobre sí y se encogió de hombros.

—Lo sé.

—Entonces, ¿por qué te ves tan asustada?

—No me di cuenta de que pensabas en cosas como esas.

Oh, Dios.

Lo último que necesitaba en este viaje ya estresante era
asustarla con la charla de los niños, no cuando parecía que había vuelto a la normalidad.

Yo podía ser demasiado cerrado a veces.

Puse mi brazo sobre sus hombros y le dije

—: Cualquier pensamiento que estés desenrollado en tu mente, detente. Aún tengo
bastante que mostrarte, y sólo era una broma.

—Bien, ¿ahora a dónde?

—Bueno, hemos visto el Globo.

Sentí que se relajaba junto a mí mientras caminábamos y dijo—: ¿Te refieres a la réplica del Globo?

—Lo suficientemente cerca. Hemos visto el Big Ben, el Parlamento, la Torre. ¿Qué hay sobre el Ojo? —le pregunté.

—¿Es esa gigantesca rueda de la fortuna? —asentí—. ¡Sí, vamos a hacer eso!

Sólo pasar el día con Rose y presentarle a mi vieja ciudad era suficiente para borrar algo de la confusión de la noche anterior, para
borrar algunas de mis preocupaciones.

Realmente debe haber sólo
necesitado dormir, porque esta mañana se encontraba tan perfecta como siempre.

—¿Podemos parar en una tienda primero? —preguntó—. ¿Una farmacia? Simplemente quiero conseguir algo en caso de que comience a sentirme mal nuevamente.

—Por supuesto. —Le di un beso en la sien y nos dirigimos hacia el
tuvo que nos llevaría al otro lado de la ciudad....

Manteniendo Su AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora