Capitulo 6.

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—Pañales —añadí.

—Eh, ella entiende lo esencial. No hay necesidad de traducir todo lo que digo. Hablo inglés.

—Por lo que estás diciendo —comenzó Rose, inclinándose hacia
delante, a los dos asientos delanteros—. ¿Debo ir por Graham en busca
de historias embarazosas?

—Disculpa. —Le di un codazo en el lado, y ella se retorció debajo de mí.

—Oh, vamos. Tú conoces bastantes cosas embarazosas sobre mí. Has estado allí en muchas de ellas.

—Cuenta —dijo Rowland, meneando las cejas hacia nosotros por el espejo retrovisor.

—No. Te. Atrevas. —Era mi turno para meterme.

—Espera. —Graham se giró en su asiento hacia nosotros—. ¿Estás hablando acerca de estar toda caliente por el profesor?

—¡Dimitri! —Tenía la sensación que iba a oír mi nombre en ese tono con demasiada frecuencia en este viaje—. ¿Les dijiste?

—Le dije a Graham. Desde que Rowland no parece muy sorprendido, supongo que lo sabe. Rose se inclinó y escondió su rostro entre las manos.

—Oh, Dios Mío,
estoy tan avergonzada.

—¿Por qué estar avergonzada? —preguntó Rowland—. No puede
haber algo más caliente que una fantasía de colegiala.
Después de que Graham me dijo, tuve sueños por una semana con chicas con los
uniformes de la vieja escuela.

Rose dio un gemido confuso y se hundió aún más hasta que su cara se apoyaba en sus rodillas.

Todavía estaba aprendiendo los entresijos del habla de Rose, pero estaba bastante seguro de que el gemido que hizo significaba que estaba muriendo de la mortificación.

Dirigí una mirada hacia él y espeté

—: Muchas gracias, amigo.

Entonces pasé una mano por la curva de la espalda de Rose y dije—: No hay ninguna razón para estar avergonzada, porque no
hicimos nada malo. No quiero tener que mentir sobre nosotros otra vez.
Llámalo un problema. Llámalo carga. Pero realmente odiaba las
mentiras. Son cosas feas, heridas purulentas, extendiéndose como una
enfermedad. Son perdedores criminales que terminan perjudicando a todo el mundo.

Sentí su respiración subir y bajar jadeando, bajo mi mano. —Tienes razón. —Se sentó y me quedé con mi mano entre ella y el asiento—. No me arrepiento, y he terminado de tener miedo de eso.

—Esta chica es impresionante —dijo Rowland.

—Esa es mi chica. —Le dije al oído.

—Aférrate fuerte a la piel, cariño. Déjanos a Graham y a mí conseguirte una cerveza y estarás armada para el momento en que
estés de pie en el gran vestíbulo de los Belikov.

—¿Tienen un gran vestíbulo? —Palideció.

Me rasqué el cuello y dije—: Es sólo un poco grande.

—¿Qué pasa con las escaleras? ¿Tiene escaleras?

Asentí.

Levantó las manos.

—Eso es todo. Voy a morir. Lo sabía.

Vi a los chicos mirarse el uno al otro, confusos, y luego dirigir sus ojos hacia mí.

Sacudí la cabeza porque no tenía ni idea.

Quizás podría ser un poco indulgente con esa regla de sólo una bebida.

—No sé de lo que estás hablando, pero no vas a morir. Es sólo una
casa. Nada de qué preocuparse.

Realmente era sólo una casa.

Nunca pensé en eso como una casa.

Respiró hondo y asintió.

Sentándose más alta, me dio una miradadeterminada.

Escaleras.

Gatos.

Amo a esta mujer, pero Dios sabe que no siempre la entendía.

Tenía tanto miedo de las cosas pequeñas, madres
y casas elegantes, pero cuando se le metía algo en la cabeza, lo abordaba con una enorme ferocidad.

Cosas grandes.

Cosas que daban miedo.

Su carrera en Filadelfia.

La vida después de la universidad.

Enamorarse de mí.

Yo fui el que tuvo problemas con el gran cuadro.

Nunca supe lo que quería hasta que ya me había golpeado un poco.

O hasta que entró en mi vida con un gato imaginario.


***


—Ella no necesita otro, Rowland. Está bien.

Los dos estábamos bien.

Si bebía más, no tendría filtro para el momento en que conociéramos a mis padres, era un poco como meter una balsa salvavidas en el Titanic.

—Oh, vamos. ¿Cuál es el punto de trabajar en un bar si no puedo conseguir que mis amigos se emborrachen completamente?

Algo estaba terriblemente mal en estar al mediodía en un pub casi vacío, con la mayor cantidad de alcohol que jamás habíamos
tenido.

—No lo sé… ¿Un empleo remunerado? ¿Ahorrar para finalmente dejar de vivir con tus padres?

—¡Sshh! —Agitó una mano con fuerza hacia mí, como si las dos personas en la barra fueran a escucharme.

—En primer lugar, eso es cruel, compañero. En segundo lugar, tengo mi propio apartamento. Simplemente ocurre que está encima del garaje de mis padres. Eso no cuenta como vivir con mis padres.

—Lo que te ayude a dormir por la noche, Row.

—Sólo por eso… —Sirvió otro vaso y lo deslizó en dirección a Rose.

Lo empujé antes que lo alcanzara, y lo aparté de ella.

—¡Eh! —Su labio inferior se curvó en una mueca.

Un puchero casi
irresistible.

—Cariño, creo que estás muy bien sin esto.

Se tambaleó en su taburete hacia mí, envolviendo una mano alrededor de mi cuello.

Sus dedos se enredaron allí y me dijo—: Bueno, si no puedo, tú debes beberlo.

Rowland interrumpió—: Ahora, eso es un plan. Quizás otra bebida lo hará menos aburrido.

—No soy aburrido.

Graham dio un fuerte ronquido, fingiendo dormir, con la cabeza balanceándose sobre la parte superior de su bebida.

Rose rió estruendosamente, y lo único que le impedía caerse de su asiento era mi mano en su cintura.

Los ojos de Graham se abrieron, y le guiñó un ojo antes de dar otro dramático ronquido.

Con eso fue suficiente.

Cogí el taburete de Rose y lo arrastré junto al mío.

Ella gritó y cayó en mí.

Traté de no verme demasiado molesto por Graham mientras
colocaba una mano sobre el hombro de ella y tomaba un trago de cerveza.

Rowland aplaudió, Rose canturreó contra la piel de mi cuello, y me dije a mí mismo que una bebida no me haría daño.

Famosas últimas palabras....

Manteniendo Su AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora