LA VIE EN ROSE | +18

O2. | Un mauvais jour.

Después de llevar a mi familia al departamento, esperé a que mi esposa y mis hijos durmieran para finalmente escabullirme en completo silencio del departamento, o bueno, casi, ya que por poco fui descubierto al pisar un juguete de Hugo que terminó cantando los números del 1 al 10 en inglés.

Mierda mierda mierda.

Luka me pidió que no le dijera a absolutamente nadie de nuestros amigos que él había regresado a París, cosa que me desconcertó un poco pero respetaba sus razones. Una vez que salí del departamento me puse en marcha al viejo bar al que siempre recurríamos en el pasado. 

Cuando entré al bar busqué a mi viejo amigo con la mirada, finalmente lo visualicé, sentado en uno de los bancos frente a la barra, fumando un cigarrillo. Caminé hacia él quien no se había percatado de mi presencia para tomarlo por sorpresa.

— Ese es nuevo —  Dije mientras señalaba su cuello sobre el cual sobresalía el tatuaje de un dragón, Luka giró su cabeza hacia mi y en cuanto me vio sonrió ampliamente y saltó del banquillo para abrazarme con fuerza, al instante correspondí a su abrazo.

— Mierda, jamás hubiera creído que llegaría el día en que me diera tanto gusto verte.

— Ya somos dos — Susurré para después tomarlo de los hombros y apartarlo, lo recorrí de arriba a abajo con la mirada, lucía casi igual, solo un poco más fornido, su cabello un poco más largo y ese tatuaje nuevo que se unía a la colección que tenía en su piel. — ¿Qué tal te trató New York?

Luka sonrió y se encogió de hombros, hizo un ademán al barman quien al instante comenzó a servir un par de bebidas las cuales extendió hacia nosotros, yo tomé mi copa y me senté en uno de los bancos, mi amigo hizo lo mismo en el banco junto a mi.

— Supongo que bien, me sirvió mucho el estar con mi familia, después de que todos se mudaron para allá y de que Kagami se marchó, sentí que París era demasiado para mi.

No dije nada al respecto, las cosas se habían complicado para mi amigo desde que Juleka se convirtió en madre y sus padres decidieron mudarse a New York para estar cerca de ella y de su nieto, él había decidido quedarse en París con su novia pero... Kagami al final decidió ponerle fin a la relación y regresar a Japón con su madre, dejando a un destrozado Luka sólo en París, a pesar de haber pasado ya 2 años de eso, parecía que aún le afectaba el recordar a la mujer que tanto amó.

— ¿Y que te trae por acá? — Pregunté mientras daba un profundo trago a mi bebida, Luka suspiró y recargó sus ante brazos contra la barra mientras perdía la mirada en su bebida.

— Trabajo y el extrañarlos a ustedes.

— Nosotros también te hemos extrañado mucho.

Una pequeña sonrisa se asomó en los labios del pelinegro, sin embargo, su mirada aún reflejaba el dolor y la soledad que lo invadían por dentro, fue inevitable no sentir un poco de pena por él. Si, tal vez en algún momento del pasado fue mi peor enemigo, pero después él me demostró que era un buen tipo, alguien en quien se podía confiar y quien siempre estuvo para mi mujer y para mi como un gran amigo y confidente, Luka también merecía ser feliz.

— ¿Y cómo están tus hijos? Estoy ansioso por conocer a Emma.

Sonreí, me sentía tan orgulloso de mi familia, tan afortunado por tenerlos...

— Tu sobrino Hugo es un torbellino, pero muy buen niño y Emma... Una preciosa princesita en toda la extensión de la palabra, es tan tranquila que me sorprende.

— No creo que lo sacara de ti — Dijo finalmente mientras bebía su trago de un solo golpe, yo sonreí y me encogí de hombros.

Luka y yo continuamos platicando, fumando, bebiendo, recordando viejas anécdotas y poniéndonos al día con nuestras vidas, él retomaría su vida en París, según mencionó seguiría viviendo en su viejo departamento y le propondría a Nino trabajar con él en el nuevo proyecto musical que tenía en manos, esperaba que el estar de nuevo entre sus amigos lo ayudara a recuperar su buen humor, vamos, incluso yo extrañaba que me molestara con ridículos apodos.