12. | Il est revenu

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———  Marinette ——— 

Después de pasar a dejar a mis dos preciosos hijos (y un par de traviesos kwamis) con mis padres, me apresuré en dirigirme al departamento de mis amigos, Ana y Víctor para desayunar con ellos,  tal y como mi amiga me lo había sugerido. A raíz de todo el asunto del arresto, Annie y Vic parecían no haberse reconciliado aún así que aprovecharía mi visita para abogar por el hombre Latino adicto al tequila y con un poco de suerte, lograr que las cosas con su novia se solucionaran.

En cuanto llegué fui recibida por Annie, quien prácticamente ya estaba arreglada, el traje a medida que usaba la hacía ver sumamente formal y el escote de su blusa sólo favorecía aún más al tamaño de sus pechos, lo cual me hizo pensar en el tamaño que tomarían una vez que el embarazo avanzara y sus tetas se llenaran de leche y ... Joder a Adrien le gustaban grandes...

— ¿Y tu caramelo mexicano? — Pregunté con cierto aire de ironía, Annie infló las mejillas y dio un sorbo a su té, dirigiendo después su mirada a mi.

— Salió a comprar... Mi primer antojo de embarazada.

— ¿Ya tienes antojos? 

Ella sonrió mientras se encogía de hombros.

— Siempre los he tenido—Tomó un palito de pan de la charola del centro de la mesa y lo mordió — Creo que desde que nací.

Yo solté una risita, recordando todas las veces que Adrien tuvo que salir a buscar mis antojos en horas impropias, eso sin mencionar que durante mi embarazo de Emma, el que más antojos y síntomas tenía era él.

— ¿Y Vic cómo tomó la noticia? —  Pregunté con una enorme sonrisa en los labios, esperando una hermosa y enérgica respuesta, sin embargo, vi como Annie bebió a fondo de su té, evitando de ésta forma responder. — ¿Aún no se lo dices?  

Ella lanzó un profundo suspiro, apoyando ambos codos sobre la mesa mientras descansaba su mentón sobre sus palmas.

— No sé como decírselo... — Bufó — Menos ahora que estoy molesta con él.

— Bueno...  — Dejé la taza a medias sobre el pequeño plato junto a mi y me recargué en mi silla, cruzando las piernas por debajo de la mesa — Según Adrien, Vic es el que menos culpa tuvo de los tres.

— Adrien solo intenta defenderlo, conozco a ese par.

Sonreí.

— Bueno, todos fueron imprudentes pero... Vamos, no puedes estar molesta con él por algo que ni siquiera hizo — Ella suavizó un poco sus facciones, cosa que me impulsó para continuar hablando — Solo estuvo en el lugar equivocado, en el momento equivocado.

— Con los idiotas correctos.

Asentí. 

— Bueno, tienes razón pero...  ¡Agh!  ¡Me tenía tan preocupada!

Solté una suave risa, extendiendo mi mano hacia su vientre para acariciarlo.

— Tranquila, podría hacerle mal a...

— Hermosa, ya llegué — Dijo Vic, entrando al departamento con unas cuantas bolsas en las que aparentemente llevaba comida china, en cuanto nuestras miradas se encontraron, noté como su expresión cambió de alegría a...  ¿Miedo?  — Ya me cargó la...

— Tranquilo — Dije con el tono más suave y convincente que pude — Sólo vine por Annie para irnos a la oficina juntas, no a regañarte... Aunque debería.

LA VIE EN ROSE | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora