capitulo 12:

18 1 1
                                    

Mi invitado esperaba en la sala, atento al pasillo.

Llegué lo más rápido que pude, para cuando me di cuenta, estaba corriendo como un infante.

Apenada al llegar.

-disculpe- con una mano en la cabeza.- es que tenía unas cosas que arreglar. Ya está listo. ¿Desea algo de comer o tal vez té?

Rió para si. Yo solo puse una expresión de atención.- pues, la verdad es que nunca he probado su comida. Es algo extraño que necesiten de algo como eso para seguir moviéndose. Me gustaría probar algo, como el té.

Puse cara de extrañada.- e…está bien. Espere un momento.-fui a ponerlo y regresé con el.

-estoy seguro que tiene muchas cosas que preguntar. Siéntate.

-si.- me senté un poco alejada. Aunque estaba segura que el no era malo, me daba un poco de temor que algunas de mis preguntas le hicieran enojar y reaccionara de alguna manera que no pudiese controlar.-pues, tal vez ya lo haya notado, pero, tengo unos días con sucesos algo, diferentes a lo que había vivido hasta ahora.

Quisiera saber ¿sabe algo sobre esto?, hace solo dos días conocí a el que, bueno, te mencioné hace un rato. Su nombre es Jiki. Y parece que ya lo conoce, me sorprendió que dijeras que es… -

-un extraterrestre- dijo con un pequeño tono burlón.

 -¡no!- dije. Posiblemente sabia que haría eso.- el es, un príncipe, de un lugar muy lejano y diferente. Nos pasaron cosas muy extrañas.

-no se preocupe por contarme. Sabe, hay toda una asociación vigilando que esto pudiese pasar. Tanto en las estrellas, como aquí. Yo soy parte…era parte de ella.- dijo suspirando.- y crea que el que yo me diera cuenta que esa joven era usted no es ninguna coincidencia.

-¿yo? ¿Cual joven?-

-me parece que lo mejor será que te cuente desde lo que debas saber. Tal vez tus preguntas no abarquen lo necesario.

-adelante.- emocionada por salir de dudas.

Me sonrió y cerró los ojos para tomar un profundo suspiro.

-hace mucho tiempo, un hombre de Ana, la ciudad de Jiki, llamado Aité. Estoy seguro que ya escuchaste sobre él.

-es cierto, ese hombre me quería llevar. Pero Jiki me salvó.

-Así es… él te salvó. Yo miraba todo desde un plano diferente. Ese hombre, como te explicó Jiki., se dio cuenta que el príncipe de su galaxia, vigilaba a una humana, una simple humana. Lo que era lógicamente malo si se ponía a pensar que si solo se le ocurriese ir a la tierra, sería una catástrofe. Así que decidió ir a consultar artes prohibidos  con el hechicero obscuro que permanecía oculto como un simple citadino. Y le preguntó que si el destino veía algo para ese romance. A lo cual el hechicero guardo silencio, y dijo:

-“parece ser que ellos formaran una cadena poderosa”-

-“eso significa que él piensa bajar.”-

-“pero para tu desgracia no es solo eso, tu, guardas un secreto en tus raíces, tu fuente no viene de Tsuki Ryu. Es mas oscura, es…es aun mas negra que la mía.”- rió mirando sus ojos, que en lo profundo se iluminaba un negro corrompido.-

-“maldito viejo loco. Deja de decir estupideces, y dime lo que quiero.”-

-“yo se que…eres un demonio Aité, eres un demonio muy poderoso. Pero esta cadena romperá los planes de tu raza.  La punta de esta cadena tiene un filo, un filo muy especial que acabará con todos ¡con todos los de tu especie y destruirá cada fuente de energía que contiene su fuerza!”-parecía exaltarse con lo que estaba mirando en el futuro.-“la existencia como la conocen no será mas.”-

-“¿yo… un demonio?”- dijo Aité burlándose.- “mandaré a destruir tu reputación para que seas desterrado de mi galaxia maldito brujo loco.”- le dijo a el hechicero, haciendo que este se sobresaltara, pidiendo perdón por lo que lo acusaba.

 

 -ese día  el hechicero fue echado del lugar. A causa del soplón de Aité por haberle dicho algo que nadie debería saber. Y le fue confiscado lo único que encontraron los guardas al regresar a causa de la acusación de Aité, un bastón, y unos artefactos. Lo mismo que Jiki devolvió a él para salvar tu vida.

-es verdad, ¿Cómo lo sabes?-

-escuché su conversación del otro día.-dijo sin inmutarse de que había estado escuchando conversaciones ajenas, y el momento mas bellos que he tenido.

-haa…-

-pero eso no es lo importante.-dijo interrumpiendo mi cara apenada por lo que había visto, pero también incomoda por la forma tan descarada de decirlo.-Aité decidió ese día que detendría a toda costa la unión de ustedes. Para evitar que tengan se hijo que destruirá toda su raza.

-así que fue a causa de el que me estén buscando los otros demonios para matarme.-dije atónita a lo que estaba escuchando.

-pues si, y no. Porque ese no fue el plan. El escuchó del hechicero que la combinación de dos razas,  haría un perfecto mesías como lo sería el hijo de Jiki y tuyo.  Por alguna razón hasta ahora la combinación de los humanos y los demonios o cualquier otra raza, ha hecho horrendos fenómenos, malvadas criaturas desobedientes de todo lo que es inferior, o simplemente un aborto horrendo y mortal vendría sobre la madre y la criatura ¿por qué de esta mujer no nacería tal abominación? Entonces planeó aprovechar esa rara oportunidad para su raza y no para la de Jiki. Les hablo a todos los seres más bajos de la luz sobre una mujer que era capas de procrear con un diferente final. Y que además era muy bella. Les mostró una imagen en fuego de ti como reina de oscuridad. Y les dijo que si la veían la llevaran con él. Probablemente él sabia que la mayoría de ellos no harían caso, de que fueras llevada con él. Pero así se detendría más fácil y rápido el destino que tienes con Jiki. Por eso ellos te buscan. Y realmente no descansaran hasta que uno de ellos se apodere de ti. Ya sea tratando de convencerte o a la fuerza.-esto se escuchaba tan terrorífico.

-pero ¿porqué ellos me buscan hasta ahora?-

-pues ellos no sabían en donde estabas. Pero cuando Jiki bajó, Aité no desaprovechó nada y te encontró. Aunque Aité dijo que eras la prueba para demostrar que Jiki traicionaba a su padre, y que eras una niña tonta, lo hacia para asustar a Jiki y los dejara en paz y un camino libre para su plan y claro, evitar los de Jiki.

-esto, todo suena encajar. Es solo que no me lo creo el alboroto que se ha armado por mi culpa.-

-pues es así  Kanai.-

-pero además…- Fuimos interrumpidos por el olor a dulce té evaporándose. –Oh espera, parece que olvidé el té.- me pare apresurada a traerlo. Pero que clase de relato es este… todo suena a un cuento de terror.

Llevé el té el tasas a la mesa, al estar colocando la tasa de Viento noté como me miraba preocupado.

-¡Kanai!- dijo haciéndome saltar.- vámonos, ven conmigo. Te llevaré a un lugar seguro. Solo debo arreglar algunas cosas que acabo de hacer. Y te llevaré conmigo. Podemos buscar una casa lejos de este país. Tal vez Inglaterra. No lo se…-

Interrumpí- disculpa, no puedo alejarme de mi madre.  Ella es todo para mí… bueno, ahora es la mitad de todo.- suspiré para mí.- no puedo dejarla sola.

-entiendo, pero ella estará bien.-

-además, como se yo que no eres uno de esos demonios materializados para llevarme con tu jefe…-dije excusando lo que es totalmente imposible. Él me ayudó mucho contra ellos.

-Kanai. Yo se todo de ti, tal vez mas que Jiki, siempre estuve cerca de ti en este plano. La tarea de nuestros vigilantes era encontrarte y llevarte para vigilar que nada pasara. Pero he notado que hasta los seres de luz son débiles ante estas cosas.  Y también algunos de ellos desean procrear contigo. No debo confiar en nadie. Yo te encontré como por destino. El mismo día que anunciaron lo que debíamos cuidar, te encontré. Y desde ese entonces te he cuidado. Jiki te seguía vigilando, y algunos demonios te encontraron pero, para mi beneficio, jamás aceptaste la invitación de alguno.

-¿quieres decir que los chicos que se me proponían eran demonios?

 

-algunos. Esa imagen dejó encantados a muchos, y así te reconocen. Y más aun la promesa de tener hijos perfectos.

chikara no ai (el poder del amor)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora