capitulo 6:

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  • Dedicado a Edna Biriana Santos Morales
                                    

El viento templado jugando con el cabello de mi madre el cual tocaba mi cara, me despertó.

-ma…dre.- desperté tallando mis ojos un poco, aun la luz lograba encandilar mis recién despiertos ojos.-

-qué bueno que despiertas ya linda.- ¡¿linda?! ¿Qué pasa?…- le presento a mi hija señor Jino, su nombre ya lo sabes. Niña despierta ya.- traté de esclarecer mí mirada más rápido, porque parecía que pasaba algo no bueno.-

-yo…- por fin pude mirar claramente la cara del hombre a nuestro lado. Me tendió su mano para bajar del caballo. Y claro, no debía negarlo. Al estar abajo observe que era un hombre mayor y muy amable, muy bien vestido… espera. ¡No pensara mi madre en darme a él!- gracias señor, -baje mi mirada, preocupada de que esa fuese realmente la situación. ¿Qué iba  hacer? ¡Jiki no los dejara!-

-bueno, pasen, parece que la fiesta va a comenzar.  Procuren pasar a la habitación indicada antes, por favor.- ¿habitación? Cuanto estuve durmiendo…- con permiso.

El hombre se fue e increíblemente no había notado que estábamos en el palacio de la capital. Jamás había venido pero era fácil decirlo por el gran tamaño que tenía este lugar y la gente que iba llegando. Era muy muy hermoso. Pero aun así me daba un mal presentimiento.

Mi madre me tomo del brazo, y camino hacia la gran puerta de entrada, cada paso que daba adentro mas quería salir corriendo. Me llevaba por un pasillo diferente al que se reunía toda la gente.

Al fin entramos a una habitación, y había cuatro chicas ahí, que vestían igual y estaban bien paradas. Mirándome seriamente.

-gracias por venir señorita.- dijo una de ellas, y mi madre se sentó en un lindo sillón,  mientras todas ellas se acercaban.- por aquí por favor.-  me indicaron que me sentara en una silla y, bueno, que mas daba.

Trajeron varias cosas lindas par el cabello, y simplemente sin pedirme permiso lo comenzaron  a peinar. Me cepillaron tanto que me comenzaba a doler la cabeza. Hicieron algo muy elegante con adornos blanco y negro que combinaban con el enorme vestido que traía ya. Y bueno al cabo de media hora o más, terminaron. Me sentí aliviada al menos por que acabara. Jamás me había peinado tanto. Después me rociaron con un perfume que parecía muy fino. Tanto que terminé mareada y asqueada. Solo terminaron con un toque pequeño de maquillaje, ya que realmente no deje que me lo pusieran tan pacíficamente.  

Las chicas solo se retiraron e hicieron una inclinación de respeto. Bueno, que mas daba preguntarse porque.

Me di la vuelta y mi madre me miraba muy feliz.

-ahora si, por favor, quiero una explicación.- le dije muy calmada a mi madre mirándola ya enfadada.-

-no puedo Kanai, es una sorpresa.- dijo cerrando los ojos muy tranquila.- vamos ya. Ven.- tomó mi brazo y me trató de llevar simplemente, pero no quería hacerlo, no iría por mis propios pies a la cueva del lobo. Simplemente no me daba buen presentimiento.

Solo suspiré y camine tratando de relajarme sobre la situación, ahora nos dirigíamos a el 'salón principal en donde había mucha gente, gente muy elegante, que se comportaba de forma refinada, pero se notaba que se habían formado grupos, habían dejado de lado a algunas personas que se veían más humildes. Yo quería quedarme hasta atrás de todo eso, era detestable oler tantos perfumes finos y esas cosas. Pero realmente no sabía para qué era la fiesta. Solo había mucha gente y no sabía nada.

Pronto se oyó música muy tranquila y algunas personas se sentaron y otras bailaban lento. Y yo solo me quede los mas arrinconada posible, realmente este ambiente no me gustaba. Casi me meto a una habitación para no llamar atención de nadie. Y bueno. Miré una habitación con la puerta emparejada y solo pensé “porque no”. Entre a ella a espaldas de mi madre, y rápidamente cerré la puerta sin ruido.

Al menos estaba más tranquila, pero al mirar atrás ya no tanto. La habitación estaba llena de pinturas y cosas valiosas, que haría si alguien me acusara de intento de robo. Bueno, algo logré tranquilizarme al menos. Salí al salón de nuevo, pero todos estaban muy callados, más precisamente estaban totalmente quietos.

Realmente parecían estatuas ni sus ojos se movían ni sus cuerpos, todos estaban paralizados. A mi mente rápidamente llegó algo maligno… Aite. Traté de buscar con la mirada la respuesta del porque. Y si alguien se movía, pero no… todos estaban paralizados. Que podría hacer yo. Decidí buscar a mi madre, pero no debía llamar la atención, puesto que podría irme mal si me notaba lo que sea o quien sea que haya hecho eso.

 Caminé lento tratando de no hacer ruido con estos zapatos incómodos, hasta que escuché algo, una voz masculina que se oía detrás de un gran muro, lo cual no me dejaba ver de quien se trataba, hablando sola, o así me parecía.

-si lograra irme ahora, pero es demasiado arriesgado…si miran las estrellas mi presencia podría ser el final.-dijo una voz despacio como hablando con alguien a susurros temerosos, pero…- ¡eres demasiado cobarde para darte cuenta! Realmente estúpido te digo, hay tantos que caminan en la noche y simplemente no pasa nada.- sonó como si se hubiera contestado el mismo, puesto que sonaba la misma voz pero enojada y alterada.-

Me quedé paralizada con miedo a que fuese Aite, pero realmente no sonaba a él. Sonaba diferente…

-si tanto deseas ser libre solo debemos hacer esto. El jefe lo ordeno. Debemos limpiar las cosas ya.- dijo la voz molesta.- oh, no lo sé, realmente estoy bien aquí, de verdad quería ser un humano normal y casarme. Realmente esa chica es tan hermosa que sí dejaría a un lado mi mitad oni y… ¡cállate! idiota no te das cuenta que ella es una humana cualquiera, puedes casarte y lo que quieras si hacemos esto bien. Serás recompensado si obedeces y todo sale bien. ¡No eres un príncipe! Date cuenta que la chica solo será un estorbo para nosot…- calló de golpe sin terminar la frase, lo cual me dio miedo, pues ya había escuchado mucho, aun sin saber de quién se trataba ya era peligroso seguir ahí. Pero me quede quieta y trate de disimular estar en el mismo estado que los demás… pero mi corazón salto sin poder detenerlo, pues la o persona que escuchaba parecía dirigirse a mí. No podía correr puesto que eso sería demasiado llamativo y de seguro estaría muerta. 

chikara no ai (el poder del amor)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora