Capitulo 8:

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Pasaron varios minutos, parecía que la canción la habían alargado demasiado, pero al fin acabo al pasar un buen rato. Para lo que al detenerse la música, me sentí un poco aliviada, ya quería irme. Realmente esto no era lo mío. 

-gracias.- dije para poder irme rápidamente. Sonreí e incline mi cabeza para agradecer. Estuve a punto de darme la vuelta para irme, pero me di cuenta de que no había soltado mi mano, me dedicó una mirada algo serio.

-no te vayas Kanai, baila conmigo un poco mas.- dijo con una sonrisa convencedora. Pero, era extraño que supiera mi nombre, aunque bueno, puede que el sepa los nombres de muchos.- por favor.- las personas no quitaban aun sus ojos de nosotros, las chicas parecían molestas. Aunque mi madre muy contenta.

-¿está bien que lo hagas? Parece que hay otras chicas que quieren bailar aun.- dije tratando de no sonar grosera.

-me gustaría bailar… contigo.- dijo sin soltar mi mano, e insistente apretó un poco más la suya.

-bueno, no debe haber problema.- accedí con la presión de los ojos que miraban, y tomando en cuenta que el que lo decía era Oji, el hijo del rey. De forma que no podía negarme.

El chico era bueno, pero parecía que si no tenía algo que quería simplemente lo obtenía de mala gana.

Paso un buen rato. Al cabo de lo que pudo ser media hora Mis pies se sentían pesados. Mucha gente se había unido en la pista. Y eso al menos me hacía sentir un poco más cómoda. Aunque algunas personas que pasaban por ahí me incomodaban un poco. Miradas nada discretas.

-no te preocupes, tal vez solo tengan algo de envidia.-dijo al fin después de no haber dicho una sola palabra. Tratando de tranquilizarme tal vez. Miro mi cabello, y comenzó a examinarme con la mirada. Lo cual me puso muy incómoda.-es porque de verdad eres hermosa.-

No pude evitar sonrojarme y agachar mi mirada tratando de evitar la suya. –g…gracias.- dije causando más sangre subir a mi cabeza.

-no agradezcas. Es algo que pensé desde que te vi.- y realmente su comentario no ayudo a mi situación.- no te preocupes. ¿Quieres salir un momento a refrescarte?- Lo que me hiso pensar, en que había notado que me estaba quemando la sangre en mi cabeza. No sabía cómo tratar con cumplidos como esos.

-por favor.- dije asintiendo a su pregunta.

Salímos a un balcón en el segundo piso, sin hacer ningún comentario de la puerta principal cerrada.

Se veía un bosque profundo hacia el sur de la capital. La oscuridad ya estaba cubriendo todo, excepto el cielo que dejaba ver destellantes estrellas que me hicieron pensar en Jiki, y en cómo estará. Pensé en la noche que jamás olvidaré, en la que conocí al chico que había esperado tanto. Aunque solo había pasado un día realmente. Causó en mi rostro una expresión de felicidad inocultable. Lo cual pareció desconcertar a Oji. Que parecía, vigilaba lo que mis expresiones dejaran notar.

  Un sonido constante de agua corriendo logró tranquilizar mi mente.  Pero algo llego a mi mente, algo que estaba inquietándome ya hace rato…

- Disculpe…no es que quiera ser desconfiada, pero podrías decirme, bueno… cómo es que sabías mi nombre.-dije desconfiadamente.

-simplemente yo me grabe tu nombre, de alguien que me hablo de ti.- dijo alegremente como si hubiera recordado algo de un pasado extraño.

-oh, bueno…- no pude ocultar mi nerviosismo ante lo siniestro y extrañamente normal que se oyó su comentario.- no sé qué decir ante eso- terminé.

-vamos, ¿quieres ir a bailar un poco más?- dijo alargando su mano hacia mí y mirándome con una extraña mirada encantadoramente siniestra.

-yo, pues la verdad estoy un poco cansada, y no creo que aguante mucho.-dije, tratando de evadir su intento de volverme a llevar ahí con toda esa gente con la que me sentí tan fuera de lugar.

-de verdad… no sabes lo mucho que había esperado por ti…verdad.- se oyó una voz diferente a la dulce y amable que había tenido hasta ese momento. Se escuchaba como la voz que hablaba agresiva detrás de la pared. En verdad era él. No había duda.- no sabes todo lo que hice por poder tener un momento para probar la diferencia de todo lo que fui.- su mano se seguía tendida hacia mí. Y su cabeza agachada sin dejarme ver sus ojos, lo cuales me daba la impresión de que no miraban con la misma amabilidad de hace un rato.- quisiera arreglar mi pasado por las buenas. Solo, dame… una oportunidad.- comenzó a oírse una mezcla de ambas voces, como tratando de tranquilizar su enojo, hasta que solo se oyó tranquilo, pero dejándome con un pequeño temor.

-yo… quisiera bailar solo un poco más. Por favor.- respondí. Trate de responder con una sonrisa amable y carente de miedo, aun así, no pude detener un pequeño temblor en mis labios.

-excelente mi doncella.- se hiso notar levantando su cara como si nada hubiese pasado con una sonrisa brillante. Aun tendiendo su mano, que simplemente tomé como parte de que esto acabase pronto.

Me llevo de vuelta a la pista en donde ya había mucha gente disfrutando de la música, bailando en parejas, lo que me hiso sentir un poco aliviada.

-solo sigue mi compas. Y te llevaré a mi mundo.-susurró cerca de mi oído. Su comentario que salió de su boca naturalmente, me logro alterar los nervios. “Su mundo… que clase de mundo es el suyo” pensé.

Simplemente se veía tan natural al bailar, como si todo estuviese bien. Mientras yo tenía un grave problema con sus comentarios, que solo me ponían más nerviosa.  Bailamos una canción más, que pareció eterna. Entre las miradas de jóvenes mujeres que me encajaban en la espalda, y la sonrisa inalterable de Oji mientras me llevaba al compás de su baile, yo deseaba que esto acabase pronto. Cuando un comentario más, sobre saltó mis latidos…

-¿no desearías que todos desaparecieran y solo quedar tu y yo en el mundo… bailando para siempre? Yo simplemente si.- dijo sin mover la expresión de serenidad en su rostro. Yo solo me limite a dedicarle una sonrisa, pues contestar lo que realmente pienso tal vez haga que su bi-personalidad me destroce.

El baile continuó a lo largo de varios minutos, ya estaba completamente cansada. Y llego un momento en que mis pies ya no  sostuvieron el ritmo.

Caí recargándome en el.

-cuidado… Kanai.-dijo, y me tomo por los hombros juntando su pecho a mí, evitando que cayera, sin poder levantarme de nuevo.  Me había exigido de más, y por temor a molestarlo y no poder controlar su enojo seguí asintiendo a su capricho.

-estoy bien.- empuje con mis manos negando su ayuda.- no te preocupes.-  pero simplemente logre dar unos pasos hacia atrás, cuando mi desequilibrio fue causado al observar a las personas de mi alrededor que habían dejado de moverse de nuevo. Esto hiso que confirmara que este no es el chico que parece. Estaban petrificados y Oji solo lo veía como algo sn importancia. ¿Que clase de ser es? Incluso el rey estaba inmóvil. Pero… el trono a su lado estaba vacío. La reina…

chikara no ai (el poder del amor)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora