capitulo 10:

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Al mirar su mano, me hiso desprenderme de cualquier duda de que hubiese quedado sobre si era o no un demonio. Absolutamente este no era un humano.

Yo estaba en el suelo de la sorpresa, aunque esperada apariencia.

-¡Kanai! ¡levántate! - grito preocupado por la situación el joven de cabello largo.

Yo en un intento de sobrevivir me levante casi arrastrando mis dedos que ya no querían más, pero levante mis piernas y observé el destino ya a dos habitaciones de nosotros. Seguí corriendo.

-oh, Kanai… ¿porque me haces esto? ¿Sabes contra quien tuve que luchar para estar contigo? No solo yo deseo tu sangre.- decía con una voz extremadamente distinta y una expresión de locura en el rostro. Pero ¿de que me estaba hablando?- solo yo he podido acercarme a ti de esta manera ¡No me dejes!… mejor dicho, yo ¡¡nunca te dejaré ir¡¡-

Llegamos al balcón, cuando observé que absolutamente todo el lugar estaba paralizado, ni el suave pero resonante sonido del agua se escuchaba.

La altura era elevada. Pero el peligro estaba detrás de mí.

-sube a mi espalda, rápido.- dijo el joven apresurando su acto.

Pero no logramos ni completar el pensar de cómo íbamos a bajar, cuando Oji estaba sujetando mis muñecas encarcelando mis manos con la aterradora y enorme mano que dejaba mostrar su verdadero ser.

-¿ya no te iras verdad?- Oji, mirándome tan cerca con sus ojos ya casi sangrando por la presión que parecía poner en su mirada. El joven había bajado con mi madre y solo pude hacer esto sola.

-¡¡tu no eres el príncipe Oji!! entiende Wakai,- dijo mi salvador de cabello plateado grisáceo re-apareciendo en el balcón.- tu eres mas razonable Furui. Debes saber que si allá arriba te ven metiéndote con una humana. Tu castigo no será solo el destierro. Tu raíz en el árbol será quemada. Jamás tendrás existencia de…-

-¡¡cállate maldito!! ¡¡¿tu quien eres para decidir lo que me pasará?!! ¿Acaso no sabes quien soy?-grito el demonio con una voz combinada.  Parecía que eso solo lo había hecho enojar más, pues mis manos estaban cada vez más faltantes de sangre. Tenía una inmensa fuerza en tan solo una mano.

 -yo conozco muy bien su historia. Wakai, no eres un humano. Jamás podrías casarte con esta chica. Y Furui, su jefe jamás los dejará libres, puesto que su existencia depende de estar encadenados a ese monstro.-

-¡¡maldito seas que te calles!!- gritó el demonio soltando mis manos ya completamente insensibles y dirigiéndose con un puño cerrado hacia la cabeza de su enemigo. En lo que él respondió desvaneciéndose como una ventisca ante sus ojos y re-apareciendo detrás de él. Y ahora cerca de mi y tomándome en sus brazos, el joven me levantó y brincó abajo lo que pudo parecer un suicidio. Pero miré a mi madre recostada sobre un caballo que al igual que ella estaba paralizado. ¿De que serviría un caballo paralizado?  

Me bajó y, sin dejar de mirar al joven demonio en el balcón sobre nosotros.- sube con tu madre a ese caballo. Ahora mismo las alcanzo.-dijo, tal vez un poco histérico.

-pe…Pero, el caballo no se mu…-

-¡hazlo!- solo decidí obedecer, de cualquier forma, que ganaba desobedeciendo a alguien tan poderoso.

El joven de cabello largo levanto sus manos para, lo que parecía, crear un pequeño tornado, pero se convirtió en uno grande cuando parecía concentrarse más. Una cara de terror se dibujó en el que estaba en el balcón. Pero despareció rápido al ser tragado literalmente por este tornado.

Entonces todo empezó a escucharse de nuevo. El movimiento regresaba, pero el joven no dejaba de provocar el viento peligroso.

-¡¿estas bien?! - grité para asegurarme ser escuchada por este.

-¡no te acerques!-

-¡pero eso podría alarmar a las personas dentro!-

-¡ellos están aun encerrados, porque aun hay dos demonios mas adentro!-al momento de decir esto se escucha un grito femenino pero a la vez escalofriante venir desde adentro saliendo justo por el balcón.- ¡vete ya¡- yo solo  miré que ya no debería estar ahí. Así que eché a correr al caballo con mi madre inconsciente tal vez por la infinidad de sensaciones que pudo haber tenido mientras su cuerpo solo relajaba. Me subí como pude en el y… pero ¿Qué estoy haciendo? Yo no se andar en caballo.

-haa… que hago…- miré al joven que me observaba con mirada azotadora, lo que me hizo pensar que debía hacerlo ya. Parecía que tenía su carácter.- de acuerdo.- solo miré al pobre caballo y jalé un poco su lazo en el cuello, que ni idea

como se llama y dije.-anda, por favor.- tan pronto como dije eso, corrió con temor hacia una dirección sin rumbo.

 

 

 

Pero a los pocos minutos la oscuridad se apoderó de mi vista, y también de mi conciencia. 

chikara no ai (el poder del amor)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora