Capitulo uno: Antes

107 3 0
                                    

La luna llena ilumina el cielo y eso les da un punto a su favor aun así maté a cuatro mientras inspeccionaba los pisos cinco y seis  pero uno se me escapo mientras me encargaba de ellos, lo sigo, debo alcanzarlo o darle caza hasta que amanezca y se haga ceniza con el sol; Este edificio es demasiado grande para cubrirlo sólo nosotros tres.

Este lugar apesta y una rata del tamaño de un hurón acaba de rozar mi pie,  ¿Por qué nunca podían esconderse en lujosas tiendas de alta costura o spas? Siempre tenía que perseguirlos por lugares como este viejo edificio con olor a rata mojada y desagüe, su pelaje color arena lo delata en la oscuridad,  puede que los licántropos sean rápidos y casi un metro más altos pero yo tengo algo que el no, una daga de plata que sostengo con fuerza,  según mis cálculos lo he estado persiguiendo alrededor de diez minutos así que ya deberíamos estar en las afueras de la ciudad, lo estoy alcanzando, a esta velocidad todo a mi alrededor no es mas que una mancha borrosa sin embargo mis ojos captan perfectamente hasta la ultima mota de polvo que hay en este fétido aire.

Por fin, lo que tanto esperaba, ese asqueroso perro se tropezó con algo, me lance encima de él pero sé que no morirá sin oponer resistirá y luchara conmigo aunque ambos sabemos que no puede ganarme, le solté un puñetazo en el hocico obligándolo a retroceder en  respuesta lanzo un zarpazo que dejo al descubierto la piel de mi vientre al rasgar mi blusa.

-¿enserio?-dije indignada- era un Valentino original

Clave la daga y no la saque de su pecho hasta que vi como la luz de sus ojos negros se desvanecía por completo,  queme su cadáver para que no quedara rastro de él, si los humanos lo descubrían corríamos un gran peligro por lo que me quede soportando la peste hasta que se hizo cenizas. Después regrese siguiendo mis pasos hasta el sótano, revise por última vez que no hubiera rastros de la exterminación y salí a encontrarme con  Giordano y Kiara, ambos estaban esperándome con gesto aburrido, Kiara había soltado su coleta y ahora sus rubios caireles le caían por los hombros, sus ojos como los de todos los ángeles eran azules y brillaban de manera poco natural lo cual hacia lucir más inocente  su tez blanca, tenía solo quince años cuando su estado inmortal detuvo su desarrollo por otro lado Giordano aparentaba más de treinta a sus noventa de existencia. El proceso de crecimiento de los ángeles y demonios variaba en cada uno.

Los inmortales básicamente podíamos distinguirnos en dos: los que se crean y los que nacen inmortales; ángeles y demonios nacían y los licántropos y vampiros éramos creados. Ángeles y vampiros somos los inmortales con dominio de nuestra sed ósea que no matamos humanos, nos alimentamos de su sangre a través de donaciones que ellos hacen voluntariamente claro que nunca han sabido que lo que donan es para consumo de una comunidad de seres de antología.

Camine por la calle cubriendo un poco mi rasgada blusa, -mi blusa favorita- pensé con tristeza; jamás voy a encontrar un tono de azul tan perfecto y por culpa de ese perro rabioso ahora tendría que llamar a Valentino para conseguir otro.

-¿Dónde estaba?-Kiara clavo la vista en mi vientre- oh por Dios ¿estás bien?

-no es nada- le dedique una sonrisa

-¿gajes del oficio?

Giordano parecía divertido, esta misma mañana lo había amenazado de muerte por casi manchar mi blusa con una copa de sangre y ahora no quedaban más que tiras de ese hermoso color cerúleo, una verdadera lástima supongo que a Alessie no le importaría acompañarme de nuevo al estudio de Valentino.

-toma-Giordano se quito la chaqueta y me la paso por los hombros-si la estropeas también te asesinare

-gracias

Ellos subieron al Porche negro de Kiara y yo me fui escoltándolos en mi moto, las luces de La Base siempre estaban encendidas, siempre había alguien despierto obviamente, Kiara y Giordano fueron a entregar el reporte de lo sucedido en Caen mientras tanto yo me dirigí a mi oficina como sub-líder de la comunidad francesa aun tenía mucho trabajo antes de si quiera pensar en irme a casa a pesar que pasaba de las tres de la mañana, había una pila de papeles en mi escritorio.

Alas NegrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora