Capitulo trece: Un bruto

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DIEGO

Acababa de terminar mi turno  de guardia y fui a recostarme en la sala de entretenimiento frente al televisor que La Base estuviera prácticamente vacía tenía sus ventajas, podía ver la televisión sin tener que escuchar las ¨sugerencias¨ de los demás, además el silencio, dulce silencio pero tenía una desventaja, Vanessa también se había ido y yo no podía dejar de pensar en ella y no entendía por qué me gustaba de esa manera, era un terca y una orgullosa y lo peor es que nunca se molestaba en ocultarlo pero a la vez era el ser más perfecto que hubiera visto jamás, sus grandes ojos del color del pasto, sus labios carnosos, ese lunar que tenía muy cerca del labio inferior del lado derecho, era odiosa y me fascinaba. Los únicos que habían tenido contacto con ellos desde que se fueron eran Christian y Steven, Christian hablaba con Addison de incognito y  me pasaba noticias que luego yo le filtraba a Sarah para que estuviera más tranquila por otra parte Steven hablaba una hora al día con Tanish la líder australiana, él quería traer a los exterminadores de regreso al cabo de un mes pero no había forma, todo medio de transporte era un riesgo, lo explotarían así como habían explotado el jet en el que se marcharon la última vez que la vi.

Golpee el brazo del sofá un par de veces para hacerlo más confortable, me relaje sabiendo que Sarah y Alan estaban fuera haciendo guardia y Kiara estaba cubriéndome recorriendo el perímetro, Steven y Christian regresarían en dos días de una junta secreta en Londres y teníamos que ir por ellos al aeropuerto a medio día, un avión paso cerca, volaba demasiado bajo pero no me pareció sospechoso además tenía el radio al lado y si pasaba algo ellos me llamarían cerré los ojos y segundo después estaba perdido.

-despierta-la voz de Sarah parecía estar muy lejos-¡despierta maldita sea!

Me movió haciendo que callera al suelo, tome la daga que tenis en la cadera de mis jeans.

-tranquilo-se agacho junto a mí

-¿Qué pasa?-pregunte soñoliento- Debe estas calleándose el cielo si te atreviste a maldecir

-ya volvieron-susurro

-¿de qué hablas Sarah? Si hubieran vuelto antes abrían llamado a Steven

-mueve tu trasero y vámonos, Vanessa esta herida

Entonces el alma se me cayó al suelo y el mundo comenzó a darme vuelta, no podía perderla, , esa testaruda loca y orgullosa no iba a dejarme así nada mas, no se lo permitiría tenía que quedarse a pelear conmigo, tenía que quedarse para que yo pudiera verla y amarla a pesar de que estaba mal.

Me fui como rayo al piso de curaciones, en el pasillo Ashael, Eathan y Addison estaban sentados en un sofá, todos en silencio y llenos de escombro, nadie parecía herido, seguramente esa idiota los salvo poniendo su vida en riesgo.

-no puedo creer que regresara-dijo Addison por lo bajo

-nadie puede creerlo-le respondió Eathan

-¿Dónde está?-exigí saber

Antes de que me respondieran un par de gritos desmesurados y desgarradores quebraron el silencio y la calma del edificio, todos se levantaron y se fueron tapándose los oídos hasta el elevador, solo Sarah se contuvo manteniéndose a mi lado, su pelo rubio cubría su rostro

-esta allá-hizo un movimiento con la cabeza-yo… no puedo verla así

Camine en la dirección que ella me indico, la habitación del fondo estaba hundida en gritos y silencios no podía distinguir que me aterraba mas escucharla en gritos y no oírla y sentir que se había ido, el solo pensamiento de estar ante la posibilidad de no volver a verla me estaba quemando vivo, corrí por el pasillo que parecía hacerse cada vez más largo e interminable. No iba a vivir sin ella esa no era una opción si ella se iba yo también y esa idea me aterraba. La última vez que la vi pensé que estar separado de ella iba a permitirme olvidar eso que me hizo sentir la noche que pasamos en la misma cama pero lo único que paso fue que no pude dejar de pensar en ella ni un solo segundo cada día de la semana era adicto a verla y soñar con ella, mi propia mente me estaba jugando chueco y era difícil seguir conteniéndome ella no era para nada lo que pensé.

Alas NegrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora