Capítulo 18.

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Después de haber llegado 10 minutos tarde, posó la vista en la jovencita que lo esperaba de pie en la plaza. La librería que había visitado apenas hace unos días, descansaba a su espalda. JungKook sonrió y se acercó, tenía sed de venganza, pues presentía que se había comportado como un completo idiota al haber olvidado su posición y sobre todo a quien representaba.

No iba a permitir que un arcángel se burlará de él, de ninguna manera. Además, la chica le pertenecía.

Caminó despacio y se plantó enfrente de la joven con las manos metidas en el bolsillo delantero de su sudadera, sonrió y ladeo el rostro, expectante.

Murao lo miró, la joven llevaba unos anteojos redondos puestos, Kook sintió su corazón estremecer. Arrepentido, se dio un ligero golpe mental y negó.

— Seré breve. — Dijo la chica, de pronto.

JungKook negó.

— Permíteme llevarte a comer, cuando terminemos, dejaré que me digas lo que te venga en gana.

Murao suspiró y tras pensarlo unos segundos, asintió ¿Qué más daba? Después de todo era lo menos que podía hacer por Jeon.

El joven la guío hasta el Maserati que había tomado del garaje de Jackon y la invitó a entrar. Murao negó.

— Podemos comer cerca de aquí. — Espetó.

JungKook levantó una ceja.

— Vas a terminarme ¿No es así? Lo menos que merezco es un buen recuerdo tuyo.

Sin argumentos, la joven aceptó la oferta y subió en el vehículo. JungKook no acostumbraba usar auto, odiaba conducir; más bien, prefería que uno de sus hermanos hiciera de chófer mientras él disfrutaba plácidamente del paisaje. Pero en aquella ocasión, la situación lo ameritaba.

En silencio, Murao se giró a la ventana para ver lo que había afuera, deseando escapar. JungKook se estaba demorando demasiado y cuando la chica se dio cuenta del botánico paisaje que se levantaba a su alrededor frunció el entrecejo desconcertada. Sin embargo, no protesto. Tal vez JungKook planeaba llevarla a un restaurante oculto en el bosque. Muchas veces había escuchado de Rafael que esos lugares eran realmente fabulosos.

Después de 40 minutos de camino, Murao supo que no podía soportarlo más. Suspiró.

— ¿Qué planeas? — Preguntó, intentando guardar la calma.

JungKook se quedó en silencio, sin perder de vista el camino.

— JungKook, responde. — Insistió.

De repente, una fuerza maligna cubrió todo alrededor. Alterada, Murao se giró de nuevo hacía la ventanilla para mirar. Afuera solamente había árboles, pero no era lo mismo. Al girarse de nuevo, para poder ver al muchacho, soltó una exclamación de sorpresa al darse cuenta que JungKook desprendía un humo tornasol del cuerpo. Se estaba transformando.

El auto se detuvo de golpe, en medio del camino. Los seguros fueron abiertos y la chica salió a prisa. Kook esbozó una sonrisa arisca y negó con la cabeza, de nada le valdría correr. Completamente seguro, bajó del auto y desplegó sus alas negras, esbozó una sonrisa de lado y levantó una ceja.

Murao posó la vista en el joven y también liberó sus alas, altiva. Segura de sí misma, porque conocía su fuerza y sabía de lo que era capaz.

— ¿Qué planeas? — Preguntó una vez más, dándole un sentido completamente diferente a la pregunta.

— Poseerte. — Reveló, tajante, sin un toque de piedad en la voz.

Murao tragó saliva.

— ¿Qué dices? No seas ridículo. — Contraataco.

Custos jjk BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora