En ese momento, JungKook estaba seguro de una cosa. Murao era la mujer de su vida y la adoraba.
Al separarse miró a la joven y esbozó una dulce sonrisa. Murao se relamió los labios, disfrutando lo que quedaba de aquella efímera caricia. Suspiró y sin perder pista del muchacho que la acompañaba, sonrió, avergonzada.
JungKook era atractivo, debía reconocerlo, pero se sentía culpable. Besar a Lucifer y haber disfrutado el beso, era algo que jamás imaginó.
El bullicio del lugar reapareció, interrumpiendo el efímero momento de la pareja. JungKook bajó la mirada y tomó la mano de la chica, para entrelazarla con la suya; debía aceptar que hace mucho tiempo no sentía la felicidad que embargaba a su corazón en ese momento.
Murao carraspeo la garganta.
— ¿JungKook? — Dijo, con voz apenas audible.
Kook la miró de repente, sin poder dejar de sonreír. Al verla, podía darse cuenta de lo mucho que la necesitaba y lo poco que la merecía.
Estar al lado del arcángel lo hacían arrepentirse mil veces, por los errores del pasado. Era capaz de abandonar a los Demonios, si esa mujer así lo quería.
Era un idiota por pensar así, pero estaba enamorado ¿Quién podía culparlo?
— ¿Qué pasa, cariño? — Preguntó.
Murao sonrió, formando el par de adorables hoyuelos en su rostro.
— ¿Por qué yo?
JungKook deseo hablarle con la verdad, pero temía arruinar ese preciado momento. Nadie mejor que el diablo, sabe que un momento es crucial y solamente se vive una vez.
— Murao ¿Necesito una razón para quererte?
La joven negó con la cabeza y acarició la mano de su compañero.
— Yo no sabía que los Demonios eran capaces de amar. — Declaró.
— Supongo que es un error de fábrica. — JungKook se encogió de hombros y comenzó a reír. — Aunque prácticamente, yo no soy un Demonio.
Murao asintió, dándole la razón.
La conversación fluyo como agua de río. Ambos, aran tan parecidos como Lucifer imaginó, poseían las mismas convicciones, aunque enfocadas en diferentes ámbitos.
Lucifer, conocía la fuerza de la chica, incluso mejor que ella misma y al escuchar lo que deseaba, supo que no era necesario hacérselo saber.
Los Demonios y los Arcángeles acariciaban la endeble línea que mantiene este mundo en equilibrio.
Si Jeon cometía el error de hablarle sobre lo magnifico de sus poderes, sus hermanos corrían peligro. En especial NamJoon, quien había resultado ser el más herido en la batalla pasada.
Sorpresivamente, Murao se acercó al muchacho y volvió a besarlo. Desconcertado, pero alegre, JungKook miró a la joven.
Murao se encogió de hombros y desvió la vista.
— Tenía que hacerlo. — Declaró. — Me daban ganas de confirmar algo.
— ¿A sí? ¿Qué cosa? — Preguntó, arisco.
Murao sonrió.
— Tus labios son demasiado pequeños. — Dijo, intentando aguantar la risa. — Como los de un ratoncito o un conejo.
Jungkook levantó una ceja y llevó su dedo índice a la comisura de sus labios para acariciarlos.
— ¿De verdad? Jamás lo había notado. — Confesó.
Murao negó con la cabeza.
— Estas acostumbrado a ellos.
— Claro que lo estoy, tonta. — Puso los ojos en blanco y volvió a sonreír.
¿Era posible que un ángel se enamorará de un Demonio?
Murao aún no tenía una respuesta a aquella pregunta, pero deseaba encontrarla cuanto antes. Presentía ser demasiado importante para JungKook y no quería ser quien le rompiera el corazón.
Cuando estuvieron satisfechos, pagaron la cuenta y se pusieron de pie.
JungKook aún no deseaba regresar a casa, quería pasar la eternidad entera con Murao, pero presentía que su acompañante no pensará lo mismo. Tomó la bolsa en donde tenía el libro y el comic.
Murao lo miró de reojo y comenzó a caminar.
Con semblante tímido, JungKook estiró su mano para sostener la de la chica. Murao posó la vista en el agarre y resignada, continuo con aquel juego. No estaba acostumbrada a tan expresivas muestras de afecto e incluso cuando SeoJoon intentaba algo parecido, hacía lo posible por esquivarlo.
Caminaron por las agitadas calles de Seúl en silencio. Ambos tenían un mundo de ideas y deseos en la cabeza, lamentablemente, JungKook era el más ilusionado.
Murao vio pasar a una pareja de humanos, conversar. Posó la vista en JungKook y suspiró.
— ¿Te hubiera gustado ser un humano? — Preguntó.
JungKook negó.
— He sido creado como el Arcángel más hermoso en la historia. No quiero arriesgarme a ser un humano y tener algo tan vulgar como imperfecciones. — Dijo, olvidando con quien se encontraba.
Murao puso los ojos en blanco.
— Lucifer, es el demonio de la Soberbia ¿verdad?
JungKook asintió.
— También es el más hermoso, astuto, fuerte y atractivo.
— ¿Y Satanás?
— Bueno... él también está bien.
Murao comenzó a reír.
— ¿En dónde quedó tu lealtad? — Bromeó.
— Ahora mismo, no lo sé. Por qué siento que si me lo pides dejaría todo para hacerte feliz.
Sorprendida, Murao miró al joven, buscando en su rostro, algún indicio de diversión.
— JungKook, no me digas eso. — Pidió la chica. — Toma en cuenta, que, de ser otra persona, podría pedirte que los traicionaras. Aun somos enemigos, pese a todo esto.
Kook negó y se giró para quedar de frente a la muchacha.
— Pero yo sé que no me pedirás hacerles daño. Por qué eres buena y por qué soy importante para ti. Ahora lo sé.
Murao tragó saliva, sacó su móvil y miró la hora.
— JungKook... tengo que irme. — Sentenció.
JungKook asintió y sonrió.
— ¿Cuándo nos veremos de nuevo? — Preguntó.
Murao sonrió.
— Cuando Dios los quiera. — Declaró. — Besó a JungKook por última vez y comenzó a caminar hasta la parada de autobuses.
Al mirarla alejarse, JungKook pensó una vez más en lo feliz que era en ese momento.
¿Quién diría que se encontraría de frente con el amor de su vida?
Amixes, suspenderé las demás fics hasta acabar esta. Nada más le queda 6 capítulos, so creo que no será problema.
Intentaré terminarla antes del lunes.
Aaah, escribiré el reto de 50 cosas sobre mí, por qué me han tageado, por si quieren pasar a leerlo, estará en mi Burn Book que anda por ahí en mis historias.
Las amo, gracias por leer.
Espero sus votos y comentarios.
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Custos jjk BTS
Fiksi Penggemar¿Ángeles y Demonios pueden amarse? Pregúntale a Lucifer... 🌸 Heterosexual. 🌸Personaje principal Jeon Jungkook. 🌸Historia alterna Siete Demonios. Lo que pasó después.