Ultima sombra

52 8 1
                                    

Sasha ya no era la misma niña de hace 4 años, ya no quedaba nada de inocencia en ella, ya no quedaba nada de claridad en su mente, todo lo que le queda son sus recuerdos del pasado. Aun tiene a dos personas que la aman con todo su corazón y que darían la vida por ella. La niña de 12 años de Winter St, se había convertido en la drogadicta del parque Killborne. Sus amigos la habían llevado por ese camino y solo era cuestión de tiempo para que se convirtiera en una de ellos. La gente a su alrededor los repudiaba. Alicia y Annie hacían lo posible por no dejar salir a Sasha pero siempre se escapaba y llegaba a altas horas de la noche drogada y alcoholizada, incluso había días en los cuales no llegaba; en esos días Sasha se quedaba en casa de alguno de esos chicos y hacían sus cosas habituales, fumaban, bebían y se drogaban. Algunas veces iban al parque a tomar un poco de aire pero siempre terminaban yendo al mismo lugar y esta era una de esas veces.

—Sasha —dijo Marie— ¿Sucede algo?

—No, solo estaba mirando las estrellas.

—Me uniré a ti —dijo sonriendo.

Marie la miraba y no dejaba de preguntarse si le pasaba algo, algo en ella era diferente.

—Sasha, últimamente te ves un poco extraña, pareciera que ya no fueras la misma, miras el cielo muy seguido.

—Las estrellas son hermosas y tengo una estrella iluminando mi camino. Tal vez la tendría conmigo en este momento, si esa puta asesina no lo hubiera arruinado.

—Nunca me has contado esa historia, ¿te molestaría si te preguntará?

—No me molestaría, tal vez antes si pero creo que ya lo he superado.

Sasha le contó a su amiga aquella historia y sus otros amigos se unieron a ellas.

—¿Cómo era tu madre? —preguntó James.

—Bueno era físicamente parecida a mí, saque su cuerpo y creo que es lo único que agradezco. Tenía el cabello castaño y ojos marrones.

—¿Acaso era alguien parecida a ella?

El chico apuntó en dirección a una brecha que se formaba entre los arbustos y Sasha vio a la mujer que estaba al otro lado. Era ella, la mujer que le arrebato al hombre que la había hecho más feliz que cualquier otro novio que haya tenido. Aquellos ojos castaños, aquel cabello largo, aquella mirada perdida y triste y aquel cuerpo de "ramera".

Sasha se llenó de rabia al instante y se levantó rápidamente.

—Sasha...

—¿Sasha qué haces?

—Sasha no vallas allá.

—Sasha detente.

Marie le tomó la mano pero la chica le dio un manotazo. Sasha metió la mano en su bolsillo y sacó una navaja, la misma navaja con la que había quitado una vida y tenía planeado quitar otra. Atravesó los arbustos que cubrían aquel escondite y se dirigió hacia la mujer con pasos rápidos y silenciosos.

—¡Sasha!—Gritaron sus amigos al unisonó y la mujer volteó.

—Hola —dijo la chica y con un solo movimiento penetró la piel de un costado con la navaja.

—¿Sasha? —dijo la mujer después de lanzar un grito de dolor.

—¿Aun me recuerdas?, me sorprende que lo hagas porque creí que no recordabas a tu hija cuando aun tenías.

—¿Pero de que estás hablando? ¡Tú eres mi hija!

—Ya no soy nada tuyo, nunca mereciste a alguien como yo; ahora tengo a una familia que me ama, ahora tengo amor, ¡ahora no eres nada para mí! —apuñaló de nuevo y Mónica lanzó otro grito de dolor.

La sombra detrás de miDonde viven las historias. Descúbrelo ahora