Capítulo 2: Palacio Imperial

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Cuando quedamos solos, Jee se acercó a mí y me tendió su mano, no sé en qué momento mis piernas habían fallado de nuevo y estaba otra vez en el suelo.

-Siento mucho todo lo que estás pasando -dijo serio -espero que perdones al Principe Zuko, pero no tenía otra opción -yo simplemente asentí, tampoco es que pudiera reclamar demasiado, al final de cuentas yo era su prisionera -y también perdóname a mí pues en parte es mi culpa -yo lo mire confundida

-Nunca imagine vivir para escuchar a un soldado de la Nación del Fuego disculparse por algo -él solo sonrió

-Yo considero que soy un poco diferente a los demás, no pienses que todos somos iguales, te sorprenderías si supieras la verdad -dijo aparentemente afligido -pero por ahora lo más importante es sacarte de aquí, te llevaré a la habitación del Principe Zuko y le pediré a Yue que atienda tus heridas, veo que tienes un par de golpes que necesitan atención, será mejor que te los revise, se va a poner muy contenta cuando sepa de tu existencia

-¿Quién es Yue? -pregunte con curiosidad después de que salíamos de la celda, caminábamos algo lento pues al parecer él temía que me fuera a desmayar en cualquier momento

-Imagino que escuchaste toda la conversación de hace un rato y al Señor del Fuego Ozai hablando de un regalo que me hizo el Príncipe Zuko -yo asentí -pues el regalo fue Yue -fruncí el ceño, no entendía a qué se refería -después de que las tropas de Lu Feng conquistaron la Tribu Agua del Polo Norte, el Señor del Fuego Ozai la escogió de entre todas las prisioneras y ordeno que se la entregaran al Principe. Yo soy su General y guardaespaldas, así que yo tenía que buscarla, prepararla y llevársela al Príncipe. Pero en cuanto la vi lo supe de inmediato, no pude evitarlo -dijo sonriendo -me había enamorado de ella solamente con verla-yo lo mire sorprendida, no lo podía creer

-¿Un maestro fuego enamorado de una campesina? -él volvió a sonreír

-Ya sé que parece imposible, pero es la realidad Yue no es una campesina sino una princesa, me enamore de ella, y no pude ocultarlo muy bien del Principe , pues según él mi expresión había cambiado por completo, fue la primera vez que quise matar a alguien de verdad -dijo riendo divertido -y como a él no le interesaba en lo más mínimo, y le encanta demasiado hacer enojar a su padre, desobedeció su orden directa y me la regalo, aunque la condición fue que tuviéramos una pelea, él siempre quiso pelear conmigo en un combate serio pero como es el Príncipe no puedo hacerlo, no puedo enfrentarme a muerte con él, así que viajamos a una zona lejana y peleamos hasta el cansancio, cuando Zuko se sintió satisfecho con la paliza que me dio volvimos. Después tuvo que enfrentar la furia del Señor del Fuego y una misión aburrida de varios meses. Pero al parecer el Señor del Fuego no estaba satisfecho con ese simple castigo y cuando apareciste decidió que eras la mejor oportunidad que tenía para vengarse del Principe -ahora entendía bien lo que el Señor del Fuego había estado hablando hacia un rato

-Entonces ¿Yue se quedó contigo? -él asintió

-Y va a estar muy contenta de verte y saber que estas a salvo por el momento -yo lo mire extrañada

-¿A salvo? -Era tan difícil imaginar que eso pudiera suceder en este planeta

-Sí, el resto de las mujeres de la Tribu Agua que vinieron con Yue no duraron mucho tiempo en el prostíbulo, fueron unos completos animales desconsiderados, ella es la única que quedó de la Tribu del Polo Norte, pero como no te enviaron ahí has tenido suerte, al menos estarás bien con Zuko -yo me sonroje al recordar lo de hace un rato -no te preocupes -dijo tocando mi hombro amistosamente -ya pensaremos en algo para que no te envíen al prostíbulo, Zuko no es tan malo como su padre, así que estás a salvo a su lado

Yo no sabía que pensar, tal vez Jee tuviera razón pero no podía confiarme demasiado, en este lugar yo era una prisionera y aunque no me habían enviado a un prostíbulo el príncipe estaba obligado a acostarse conmigo por un mes entero, y solo de recordar lo que había empezado a sentir hace unos minutos atrás me sentía acalorada y avergonzada. Que los espiritus se apiadara de mi lo que quedaba del mes, aunque Jee dijera lo contrario, para mi Zuko era alguien muy peligroso, más aún después de lo que me había hecho sentir.

El cielo en la clandestinidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora