Capítulo 5: Miedo

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Los días pasaron lentamente y mi relación con Zuko continuaba igual, en las mañanas él se marchaba, Yue me acompañaba en la tarde cuando no tenía nada más que hacer en la cocina y en las noches Zuko volvía y hacíamos el amor. Durante todos esos días luego de estar juntos me quedaba a su lado en la cama y dormía con él, en ningún momento él se quejó o rechisto el que invadiera su espacio personal, incluso algunas veces me despertaba en las madrugadas y me encontraba abrazándolo como si mi vida dependiera de ello, y aunque él solo se cruzaba los brazos atrás de la cabeza y no correspondía mi abrazo, tampoco se quejó ni una sola vez ante el gesto, nunca más volví a dormir en la cama improvisada.

Como había predicho me había enamorado, solo eso explicaba las cosas que sentía cuando estaba con Zuko y la manera increíble que lo extrañaba cuando no estaba, el corazón se me quería salir del pecho cuando lo veía llegar y cuando me tocaba sentía ganas de gritar.

-Por favor Yue, no se lo digas a nadie -rogué nerviosa -no sé qué pueda suceder si Zuko se entera que estoy enamorada, y si llega a oídos del Señor del Fuego estoy muerta, él infeliz me envió aquí como un castigo para Zuko, como un regalo temporal, quien sabe que barbaridades sería capaz de hacerme si llega a saberlo

-Ni si quiera lo menciones -comento Yue horrorizada -y no te preocupes Katara, no diré nada a nadie, además ya lo sabía hace tiempo -yo la mire sorprendida -eres muy transparenté amiga

-¿Zuko también lo habrá notado? !Espíritus!me moriré de la vergüenza si lo llega a saber -ella simplemente sonrió

-No lo creo, Zuko es muy inteligente pero no sabe nada de amor, el poco que su madre le mostro lo debe ver ahora como algo terrible, pues gracias a eso el Señor del Fuego Ozai le hizo mucho daño -yo guarde silencio algo afligida, Zuko llevaba una vida horrible gracias a su padre, el muy desgraciado todavía se empeñaba en hacerlo sufrir por cualquier estupidez, jugaba con él a su antojo -¿De verdad no se lo piensas decir?

-¿Estás loca? Si le llego a mencionar una sola palabra, mañana mismo estaría muerta.

-Aunque Zuko muestre ante todos que es un déspota como su padre, ni en sueños podría hacerte algo así, además el también merece una oportunidad de sentirse querido alguna vez.

-No digo que no la merezca, pero yo solo estaré con él un par de semanas más, no veo necesario decirle algo como eso sí a la larga me marchare, solo servirá para hacerme sufrir, si me rechaza no podré soportar estar con él una sola noche más y saber que me desprecia, prefiero disfrutar de su compañía el tiempo que nos queda lo máximo que sea posible, así que por favor no digas nada, ni si quiera a Jee -ella me miro algo triste

-No le diré nada, lo prometo, pero aún sigo creyendo que tendrías que intentarlo, justamente tendrías que aprovechar este tiempo que te queda para enamorar a Zuko.

-No hables de cosas imposibles Yue, tú sabes tan bien como yo que él nunca hará algo como eso, y si en algún momento debe tomar a alguien será de la realeza o noble como él, alguien adecuado para seguir con su linaje, aunque se enamorara hay mil y un razones de por medio, leyes y condiciones que le impiden estar con alguien que no sea una mujer de la Nación del Fuego, lo máximo que yo podría aspirar es a ser su amante, y aunque ahora lo tolere, no creo que en un futuro pueda soportarlo sabiendo que en las noches duerme con otra, otra que le dará herederos que yo jamás podría darle

-No pienses de esa forma, yo creo que cuando Zuko sea Señor del Fuego muchas cosas van a cambiar en todo el mundo , y estoy segura de que serán para bien

-Yo también lo creo, pero aun así los hombres de la Nación del Fuego menosprecia a sus propias mujeres, ¿Te imaginas el lio que se podría armar si el Señor del Fuego considera a una que ni siquiera es de su misma clase? Recuerda que aquí las mujeres que valen lo hacen por su riqueza y linaje, yo carezco totalmente de todo eso. Además perdemos el tiempo pensando tonterías, Zuko jamás se fijaría en mí, esa es la realidad

El cielo en la clandestinidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora