2. Crucero

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Chillo cuando Axel mueve sus manos por mi estómago. Sus besos van a mi rostro pero no puedo hacer nada cuando el sigue torturándome con cosquillas.

—Axel...

—Mi hermosa esposa.

—Basta... — grito en medio de sonrisas.

Beso sus labios cuando se detiene y me levanta de la cama. Abrimos la ducha de nuestro baño y empezamos a asearnos. El enjuaga mi cabello y lo miro.

>>No puedo creer que sean las diez de la mañana.

—Mi hermosa Cristel, ayer nos acostamos muy tarde y hoy nos despertamos haciendo ejercicio.

—Ay, cállate...

Él sonríe y nos enjuagamos de manera rápida. Salimos de la ducha para vestirnos enseguida e ir por nuestro desayuno.

Observo toda la variedad de comida y me sirvo un poco de pan con jamón y fruta picada con yogurt griego. Axel se va por la opción más confortante, con mucho embutido, queso y algunos huevos pochados.

Desayunamos mientras observamos el mar y la gente disfruta del lugar que ofrece este barco.

Su mano acaricia mi rostro y me hace verlo.

—Te fuiste.

—Este lugar es hermosa, qué haremos el día de hoy.

—¿Qué te apetece?

—Quería ir al Spa, pero también al show de música.

—Lo haremos, hermosa.

Besa la comisura de mi boca y me apega a él. — Esta luna de miel debe ser especial para ti mi hermosa Cristel, eres la mujer que amo y quiero siempre lo mejor para ti.

—Te amo tanto Axel.

—Te amo más.

******

Suspiro mientras las manos de la masajista bajan por toda mi espalda. Sostengo con fuerza la mano de Axel y el abre los ojos.

Te amo

Mis labios forman esas palabras y él sonríe. Sostiene mi mano con mucha más fuerza y la besa. Las chicas siguen trabajando con nosotros y una vez acaban, nos dejan ahí unos minutos.

—¿Cómo te sientes?

—Muy bien — exclamo riendo. Axel se levanta y me ayuda a poner mis prendas de vestir. Axel es una persona muy cordial y nunca podría dar un espectáculo conmigo, eso es lo que más me gusta de él, nunca me expondría de ninguna manera.

Salimos caminando de la mano y pregunta:

—¿Quieres ir a la piscina?

—Sí, por eso me puse en traje de baño por debajo.

El me mira de manera rara y sostengo su rostro.

>>No seas celoso. — Levanto mi mano, enseñándole mi anillo—. Soy tu esposa, nunca dejaré que nadie me toque.

—Estarás hermosa en la pisciana. Aquí también viene gente soltera.

—Pero yo estoy casada. Además quiero broncearme un poco.

—Y si esperamos al llegar, reservé algo para los dos.

Lo miro indecisa.

—¿Qué cosa?

—Una casa con una playa en privado.

Sonrío mientras lo veo.

—¿Hiciste eso?

3.Mr. & Mrs. Lehner®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora