Epílogo

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Una pequeña risilla mía sale al escuchar los chillidos de mi hija cuando su padre la sigue por la orilla del mar.

-¡Basta, papá!

Oculta la gracia de verla con los brazos abiertos cuando él la levanta por los aires.

-Vamos a cenar.

-¡Mami!

Río cuando Luá corre hacia mí, en unos meses cumplirá 2 años y no sé cómo lidiar con el crecimiento de nuestra pequeña... el tiempo pasa rápido.

Abro mis brazos aun cuando me cuesta ponerme de rodillas. Agarro sus piernas acomodándole de mejor manera.

-No - regaña Axel.

-Luá, ¿Dónde has dejado la concha? - Ella enseguida corre de nuevo a la arena y busca entre sus cosas.

-Axel...

Sus manos acarician mi creciente estómago. Nuestra segunda niña venía en camino y sabíamos que era nuestro segundo regalo perfecto en la vida, pero también que ella sería la última.

Este embarazo ha sido mejor de lo que pensamos. Los chequeos al principio llegaron a enojarme, Axel parecía un loco cuando se enteró, pero no podíamos ir en contra de la vida. En tres meses más, Mila se uniría a nosotros y nos quedaríamos de esa manera. Hemos viajado a nuestra Isla hace unos días y es que cuando pensamos hacerlo, meses después del cumpleaños número uno de Lúa, inesperadamente me enteré de mi embarazo y no hubo nadie que detenga la idea de cuidado de Axel. Ahora hemos llegado aquí, bajo un estricto cuidado médico incluso en el avión; cosa de Axel, pero el transcurso final fue en un crucero.

-¿Cómo estás? ¿Te duele algo?

-Axel estoy bien.

-Solo pregunto mi hermosa Cristel, sabes que si...

-Por favor deja de preocuparte tanto, si me siento mal serás el primero en saberlo.

-Eres un tanto enojona y no culpes al embarazo.

-No lo hago.

Él sonríe y me estrecha entre sus brazos.

-¿Cómo se ha portado mi hija?

-Bien, parece que le gusta el clima cálido.

-Eso es bueno.- Sus labios besan mi frente y camino hacia la pequeña niña que busca su concha.

-¿Es está cielo?

-No, pedo es más mejor

Luá me enseña su mano y deposito ahí el objeto, agarro su mano y su padre igual, juntos ingresamos a la casa y acomodamos la mesa.

Algunos mariscos, ensalada y patatas.

-¿Quieres agua, Luá?

-Jubo.

Sirvo en poco de limonada en su baso con sorbete, Axel sirve un plato para mí y lo veo medio enojada, pero en broma.

-¿Qué? Él médico mencionó el consumo de vegetales.

-Axel, te has acabo el plato en mí. No exageres.

-Yo solo digo, además en la cocina hay más.

-No comeré todo esto.

-Cristel, comes por dos...

Viro los ojos y esparzo mi ensalada en sus platos. Cenamos con calma bajo el atardecer de este paraíso.

3.Mr. & Mrs. Lehner®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora