—Despiértala, soba su frentecita o su mano, aún sigue con hambre, que no te engañe el que tenga los ojos cerrados.
Asiento a las palabras de Maite y Lúa sigue lactando mi pecho. En apenas dos semanas a mi lado ha crecido considerablemente, cuando llegó cambiarla era como vestir a un pequeño pulpo, sus bracitos eran tan frágiles, pero con el tiempo fue agarrando peso y ahora ya no usa ropa prematura. Ella era tan chiquita que parece mis antiguas muñecas de niña.
—¿Crees y tenga mis ojos?
—A este punto no. Sus ojos siguen oscuros, exactamente como los del señor.
—Lo sé, ¿Por qué es igual a él? Es... raro, pero me agrada.
—¿Cómo van las noches?
—Bien. Axel es a veces muy considerado y me da un poco de pena, ya que él debe madrugar para el trabajo.
—Es que es su hija, Cristel. Va a ser así toda la vida, lo he visto tan diferente a cuando... bueno, ya tú me entiendes.
—Creo que ella nos ha cambiado aún más.
—Es el amor. Solo él puede cambiarnos, ya sea para bien o para mal, pero es el único que puede.
******
—Oye hermosa, es hora de...
Mis palabras se detienen cuando un apuesto hombre de terno nos mira desde la habitación de nuestra hija.
Esos ojos.
>>Hola.
Axel me observa con una dulce sonrisa en su rostro que es inevitable no sonrojarme. Despacio se acerca a nosotras y planta un beso en mi boca. Lúa lo observa con esos grandes ojos negros y una pequeña sonrisa sale de su boca, su padre la levanta y la pone encima de su pecho.
Se la ve tan pequeña comparada con su gran pecho.
Lo observo pasearla por algunos minutos y como si ella supiera, cae rendida. Axel la deja en su pequeña cuna y me abraza junto a la mecedora, bien podrían caber algunas personas aquí.
—¿Cómo te has sentido?
—Axel, estoy bien.
—Lo sé, la enfermera me lo ha dicho, solo que quería constatar.
—Siguen siendo un mandón.
—Bueno, eres mi mujer. Siempre veré que estés bien.
Roso sus labios con los míos y nos quedamos viendo.
>>Te amo.
—También te amo, y amo a ese pedacito que es idéntico a ti.
Sus labios sonríen y muerde despacio los míos.
—Ven.
Despacio me levanta de la mecedora y una vez revisando que todo está bien con nuestra hija, ingresamos a nuestra habitación.
Axel guía cada uno de mis pasos y me abraza por la espalda, pegando su cabeza a mi pecho. Los nervios me invaden al escucharlo sacarse la chaqueta.
Desvío mi mirada al pequeño reflejo del espejo y suspiro cuando sus manos acarician mis brazos.
>>Levanta las manos.
Desconfiada obedezco y sus dedos empiezan a levantar los bordes de mi blusa. Tengo un horrible bra de lactancia, no puedo sentirme bonita ahora mismo...
>>Manos arriba —regaña y quita mi blusa. Trato de cubrir mi torso con las manos, pero él me pone los brazos quietos. Se agacha , ahora frente mío y besa mi abdomen, no tan plano aún.
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3.Mr. & Mrs. Lehner®
RomanceOBRA REGISTRADA: 1805267193231 Final de la saga Lehner. Axel y Cristel aprendieron que el amor es el más hermoso de los sentimientos, que implica perdonar, comprender y querer a esa persona. Un matrimonio forzado, un divorcio..., y finalmente, un a...