Capítulo 1.

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Me alisto emocionada por ir al instituto, hoy inicia mi ultimo año y después sigue la universidad y quiero terminar el año como la reina que soy.

- ¡Taylor! ¡Es mejor que bajes ahora mismo a desayunar o te prometo que voy y te bajo yo! - Si esa es mi madre tan encantadora y dulce como siempre - nótese el sarcasmo-.

- ¡Ya voy! - Termino de ponerme un poco de labial y con ello estoy lista, me doy un último vistazo en el espejo y doy un asentimiento de aprobación para mí misma.

Salgo de mi habitación y bajo las escaleras para encaminarme a la cocina para desayunar. Llego a la cocina y veo a mi madre sirviendo mi desayuno.

- ¡Buenos días, mamá! - Saludo efusiva mientras tomo asiento en la barra desayunadora.

- Buenos días, cariño. - Coloca frente a mí el plato y un vaso de jugo para después voltear y seguir limpiando la encimera donde preparo el desayuno. - Desayuna rápido porque si no vas a llegar tarde a la escuela- Dice mientras lava los trastes.

Empiezo a comer mi desayuno de manera rápida, pero sin atragantarme, porque sé que tiene razón y que falta poco para que sean las siete treinta. Cuando termino subo a lávame los dientes y a tomar mis cosas de la escuela.

Salgo de casa despidiéndome de mi madre con un efusivo grito y me subo a mi BMW negro. Este auto me lo regalaron mis padres los dieciseises. Mi padre tiene si propia empresa y por esa razón casi nunca está en casa y mi madre es abogada e igual que mi padre realmente son pocas y escazas las veces que puedo realmente convivir con ellos. La relación con mis padres a pesar de que no es muy buena, si es de confianza, pero, aunque yo quisiera eso no sustituye su ausencia.

Cuando llego a la escuela veo que mis dos mejores amigas me esperan en la entrada de la escuela, como siempre, esa es nuestra costumbre. Bajo de mi auto y me encamino a ellas, las saludo como es debido con abrazo y un beso en la mejilla.

-Hola, Caitlyn. - Ella es de tez blanca, ojiazul, rubia, alta, se puede decir que ella es el estereotipo perfecto de las rubias. - Hola, Kels. - Y ella es pelirroja, ojiverde, de tez blanca, pecosa y es muy inteligente y muy parlanchina, pero es una muy buena persona.

-Hola, Taylor. - Dicen al unísono. Yo no soy muy diferente a ellas, soy de tez blanca, cabello café chocolate, lacio-rizado, (esta algo raro mi cabello) delgada y bonita como ellas.

-Entremos estoy tan emocionada de este último año, siento que algo bueno pasara. - Dice Kels, mientras entramos todas a la escuela, cuando entramos caminamos con firmeza y las miradas de los demás se empiezan a fijar en nosotras, siempre ha sido así, somos las chicas más populares de la escuela, desde niñas lo somos, siempre nos han respetado y nosotras a ellos.

Aunque unos han llegado a decir que somos unas completas perras y otros que somos unas putas, pero al fin de cuantas sus palabras a nosotros se nos revelaban, pues muchas de esas personas lo que tenían era envidia de lo que nosotras teníamos y todos ellos no.

Me gusta ser popular, me gustaba que la gente me admirara, claro que sí, pero a veces sentía que yo no pertenecía a ese mundo, sentía que yo podía estar destinada a algo diferente. Mis amigas son todo un estereotipo de chicas populares y yo soy tan diferente, me gusta pintar, leer, pero también investigar, siempre me he sido destacada por ser curiosa y querer adquirir cosas nuevas, por pensar diferente a los demás. Pero así me aceptaron mis amigas y ser popular era una forma de ser aceptada ante todos y eso nunca iba a cambiar.

-Taylor, ¿Cuál es tu primera clase? - pregunta Kels, la cual interrumpe mis pensamientos.

- Química ¿Y a ustedes que les toca? - Pregunto para saber si nos tocara juntas o no.

- Matemáticas - dice Kels, con un pequeño toque de emoción en la voz.

-Igual a mí. - continua Caitlyn con un poco de tristeza en su voz. - Que mal, no vamos a estar juntas las tres-.

-No importa, tenemos más clases en alguna nos debe de tocar juntas y además tenemos el receso para vernos. - Trato de animarla de esa forma.

-Taylor tiene razón. - Me ayuda Kels, con un tono muy efusivo en su voz.- Pero vámonos ya o llegaremos tarde a clases-.

- Adiós. - Se despiden al unísono mientras se encaminan a su aula.

Me encamino a mi aula, que está en la primera plantan y cuando llego veo que todavía no llega la profesora, la mayoría de los profesores llegan antes de que suene el timbre. Busco un asiento enfrente, siempre me ha gustado estar enfrente, me gusta que las mesas sean de parejas y bueno en química las mesas son así. Tomo asiento y me pongo a revisas mi móvil en lo que llega la profesora.

Pasan unos minutos y siento como alguien se posiciona a mi lado, levanto la vista y veo a una de mis compañeras me pide permiso para sentarse a mi lado y yo sin ningún problema con ello asiento.

Empieza a entablar una platica conmigo, lo cual me obliga dejar mi móvil de lado, conversamos de cosas comunes hasta que llega la profesora. Las primeras clases nunca son tan interesantes o al menos a mí, me aburre.

Escucho con atención a la profesora que no deja de decir cosas sin sentido, después empieza a escribir en la pizarra el contenido del semestre, que sin ánimos empiezo a escribir en mi libreta.

Trato de poner toda mi atención en la clase, pero algo llama mi atención afuera. Desvió mi mirada hacia la ventana y veo a un chico, al parecer de nuestra edad, parado viendo en dirección a las aulas, no específicamente a mí.

Examino al chico, que desde donde yo estoy puedo decir que es alto va vestido con ropa completamente negra, un suéter negro que con la capucha cubre completamente su rostro o al menos desde mi ángulo.

Se queda parado en el mismo lugar un par de minutos, al parecer nadie más se ha percatado se su presencia. La curiosidad me empieza a picar y decido ir hacia donde él está. Pido a la profesora permiso para ir al sanitario y con ello logro escaparme de la clase.

Corro lo más rápido que puedo hacia la salida, de ahí corro al lugar donde lo vi, pero cuando llego no veo a nadie. Sigo buscando con la mirada, pero el ya no está.

Sin más remedio regreso al aula, pero la curiosidad de saber quien era sigue en mí. No parecía estudiante, pero nunca lo había visto en el pueblo.

La duda me empieza carcomer, pues me era completamente extraño ver a alguien así, pero por el momento decidí no darle importancia.

...

Las clases habían terminado el día de hoy, camine junto con mis amigas a la salida.

- Demonios, no puedo ser más aburrido este día. – Se queja Caitlyn. Digamos ella nunca ha sido muy estudiosa, ella es más de fiestas y todo eso.

- Concuerdo contigo. – Reímos las dos.

- Pues para mi fue asombroso, la clase de matemáticas fue asombrosa. – Brinca de felicidad Kels.

Seguimos platicando hasta que llegamos a mi auto. Nos despedimos y cada quien toma su rumbo. Manejo con calma directo a mi casa, pero durante el camino algo llama mi atención. Me detengo y veo con detenimiento en la calle frente a mí, y puedo divisar al chico que vie hace unas horas fuera de mi aula.

Me quedo petrificada viendo hacia él y logro percatarme que, a diferencia de la vez anterior, ahora su vista esta posada sobre mí.

Bajo lo más deprisa que puedo del auto, pero justo en ese momento en empieza a caminar en dirección contraria a mí. Corro lo más rápido que puedo detrás de él, pero da vuelta en una esquina haciendo que lo pierda de vista, cuando doy la vuelta en la misma esquina, ya no logro verlo por ningún lado.

Regreso al auto, al entrar me quedo sentada frente al volante pensativa de lo que acaba de suceder.

Ni yo misma en este momento se lo que acaba de pasar. 

Sangre fría.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora