• MARATÓN •

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— Khé? — Cuestione levantando mi rostro y poder verlo levantando una ceja.

— Que Scarlett Stell va a venir y se va a quedar un rato, su mamá me la encargo. — Repitió medio dormido. — ¿Por que, sucede algo entre tu y ella?

Debo admitir que parecía una mezcla de niño tierno con un borracho, por que apenas y podía hablar pero lo hacia muy tierno.

Y por otra parte, Scarlett era "mi mejor amiga" pero todo cambio cuando supe que expandió una situación no tan bonita de mi infancia, el fallecimiento de mi hermana. Al enterarme de eso, mi sangre hervía de tanto enojo al ver como se burlaban de mi hermanita.

— ¿Por qué? — Pregunte fría sin separarme de el.

— Su mamá dijo que en unos cuantos días cumplirá años, y iría por los preparativos. — Bajaba su tono de hablar hasta quedarse dormido de nuevo.

— ¡Hey! ¡No te duermas! — Olvidando que ya no soy una niña de preescolar, me senté en su cadera...o mas bien, en su entre pierna. — ¿Por que no me dijiste o me avisaste?

— P-Por que se me o-olvido. — Su respiración era entre cortada y analizando por unos la situación decidí provecharla un poco, mi peor decisión.

Moví mis caderas hacia enfrente haciendo que el soltara un suspiro pesado y alterado.

— Te preguntare de nuevo, por que no me lo dijiste? — Pregunte nuevamente, intentando torturarlo con vaivén de caderas.

— L-Lo siento e-enserio, no lo re-corde. — Decía dificultosamente.

— Deberías recordarlo, Ken. — Y como había dicho fue la peor decisión que pude haber tomado, y aprendí que una chica de doce años nunca superara a un chico de veintiuno.

En un movimiento rápido agarro mis muñecas y hizo que cambiáramos de posición, ahora el estaba arriba de mi solo que esta vez nuestros rostros estaban a escasos centímetros casi rozando nuestros labios, podia sentir como nuestra respiración se mezclaba y como nos faltaba aire.

— A que quieres llegar con esto, _____? — Cuestiono con una sonrisa ladina, y la persona que tenia la respiración rápida era yo, mi corazón latía como loco que hasta hizo que me temblaran las piernas y las manos, su tono de voz tan grave y seductora (7w7).

No lograba formular una palabra, los temblores en mis manos y piernas se expandieron por todo mi cuerpo, pero esos temblores no eran de miedo, si no de ansias y...¿deseo? Todo hiba muy bien hasta que se escucho el timbre la puerta de bienvenida.

— ¿Por que justamente ahora? — Logre escuchar lo que dijo mientras el daba un gran resoplido.— ¿¡Quien!?

Baje para ver de quien se trataba, y al ver por arriba del hombro de Shiro logre percibir la figura de una zorrita, Scarlett.

— Hola,  ______. — Me saludo burlona, para después mirar mi niñero. — Hola lindura.

— Bienvenida, Scarlett. —  Shiro la saludo dulcemente, acto seguido le dio un ligero codazo a mi hombro sin dejar de ver a la chica de cabello negro.

— Hola, señorita Stell. — Le devolví el saludo con una sonrisa forzada.

— Hola Williams.





365 Días Con Un Niñero »Kaneki Y Tú« (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora