DIA 9.

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El día había ido bastante normal era lo de siempre, ejercicios, apuntes y tareas. Ese día me fui a la casa por mi cuenta puesto que Shiro estaba trabajando y su horario era de las doce de la tarde a las once de la noche así que no vería durante un mes (cada mes cambia de turno), a decir verdad lo extrañaría demasiado, extrañaría su voz, su rostro pálido y sus abrazos, extrañaria todo de él.

— Shiro...— Dije su nombre a lo bajo, cuando de repente escuché que tocaron la puerta así que me dispuse a abrir y atender a aquella persona.

Abrí la puerta y miré a uno de los adolescentes de la privada, su nerviosismo se notaba era extraño que uno de ellos viniera a mi casa, ó más bien que fueran a una casa diferente a la de sus amigos.

— Hola Moy, que te trae por acá? — Pregunté sería.

— Pues nada, es que quería conocerte un poco más...— Los otros chicos solo veían la escena con una película de comedia, pobre chico. —...Así que quería pedir que salieras conmigo...aceptas?

Sentía una lastima inmensa por el pero, no era justo que sus amigos se burlaran de el, y es lindo.

— Mmm, está bien, y cuántos años tienes? — Pregunté directa, mientras apoyaba mi hombro en el marco de la puerta.

— Pues tengo 14, cumpliré 15 el año que viene, tu tienes...—  Hizo una pausa para adivinar mi edad inspeccionando mi físico. —...Mi edad?

— No, voy a cumplir 13 este año, vaya chico. Y cuando saldríamos?

— Te parece hoy a las cuatro solo falta una hora, te parece?

Aquel chico es lindo. Tiene unos ojos verde olivo, un cabello castaño oscuro y un tono de piel un poco moreno. Y parece caballeroso y divertido.

— Me parece bien, a las cuatro entonces. — Dije sonriendo.

— ¿Paso por ti? — Asentí y este se despidió, con un beso en mi mejilla dejándome muda. — Adiós, linda.

Me despedí y cerre la puerta pero seguí viendo por el ventanal de mi sala, mire que Moisés ya se dirigía a su casa pero los otros chicos corrieron hacia él mientras le gritaban "¡Bien campeón!" ó "Ese beso me encantó, perrita".

Espero que Antoni no se así. :(

Subía Ami habitación eran las tres quince, me recosté e mi cama mirando el techo.

— ¿Qué me pondré? — Cuestione a lo bajo mientras veía el techo, acostada en mi cama. Para colmo no me había cambiado en esta hora y media, seguía en uniforme.

Tomé un baño, quería estar fresca puesto que hace calor y no quiero sudar como si estuviera dentro de un auto con todas las ventanas sin abrir, y sin aire acondicionado...

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365 Días Con Un Niñero »Kaneki Y Tú« (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora