XI

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-Lamento comunicarles que este es el ultimo par de zapatos que queda- confirma la empleada con cara apenada mientras intercambia su mirada entre su otro cliente y yo. El caballero a mi lado pone cara de frustración y yo opto por dar un paso rápido hacia ella para alcanzar el par de tacones.

-Me los quedare yo entonces...- estiro mi mano para tomarlos, pero la mano estrecha de este desconocido detiene la mía antes de hacer contacto con el artículo en venta.

-Estas equivocada. Yo llegué primero bonita, estos zapatos me los llevo yo- enojada mas que nada por el complemento de este individuo irrespetuoso, aparto su mano de la mía y me paro justo frente a él.

-Si te crees que, llamándome por sobrenombres cursis y piropitos baratos, te voy a dejar salir con la tuya, estas equivocado- la empleada levanta sus cejas y de modo discreto se retira con el par para no inmiscuir en esta estúpida batalla de la cual obviamente saldré victoriosa- Además, podemos corroborar las cámaras de seguridad... yo llegue primero, así que si me disculpas...- me giro nuevamente hacia donde se encuentra la empleada.

-Mire, señorita caprichosa, llevo aproximadamente dos meses buscando el regalo perfecto para una de mis hermanas. No tengo la oportunidad de verla todos los días y siempre que puedo verla lo hago y esta vez no pienso llegar con las manos vacías, más aún que es su cumpleaños. Mi hermana se merece el mundo y más, así que, si me permites, y eres tan amable como tu apariencia lo dicta, déjeme llevarme el par de estos- culmina realmente serio. No alzó la voz ni un solo segundo e internamente me sorprendo de que existan tipos tan, por decirlo de alguna manera, educados.

Por unos instantes, permanezco en mi lugar y simplemente me rindo y lo dejo ir tras ello. Me volteo para seguirlo con mi mirada para darle un último adiós a esos encantadores y fascinantes Gucci que estuve a punto de comprar. Cuando lo veo acercarse a el 'counter' de servicio, percato como su musculosa espalda se tensa un poco y suavemente asiente a lo que la empleada le dice. Vuelve a mi dirección con las manos vacías y me da la impresión de que alguien mas los ha comprado mientras tuvimos esta pequeña riña y gruño bajito. Al colocarse frente a mí, el caballero de ojos grisáceos y cabello medio ondulado y tono castaño, alto y de buen porte y apariencia moja bragas, se cruza de brazos y me habla en tono- sorprendentemente- gélido y calmo en diferencia de lo que esperaba.

-Gracias a la ridícula escena que formamos ambos nos hemos quedado sin los zapatos... Espero que estés contenta- dice con una sonrisa media burlona. Sonrisa que me hace acelerar el pulso, pero trato de mostrarme segura y no mostrar ningún tipo de efecto de debilidad.

-Me parece que solo fue un poco de mala suerte. Seguro encontramos algo mejor en otro lado... el destino no quiso que fuera de ninguno de los dos- con sonrisa fingida me volteo y me dirijo a la salida de la tienda. Una vez fuera y sentir el frio viento de invierno, escucho la puerta cerrarse detrás de mí, y por el perfume que acabo de reconocer como de él, sé que acaba de salir tras de mí. ¿Es que no se ha cansado de discutir? - ¿Qué? - pregunto y me volteo.

-Te tengo una propuesta...

- ¿Una propuesta?

-Si. ¿Qué tal si te compenso este mal rato y a la misma vez me compensas tu a mí?

-Aunque ni yo misma tengo certeza de lo que estoy haciendo y a la vez tengo la impresión de que esto es algo sucio, suéltalo. Me has hecho sacar mi lado 'caprichoso' y claramente, me debes una- admito un poco asustada, pero a la vez intrigada al estar tan cercana a este hombre tan hermoso y desconocido.

-Te propongo una cita... claro, si estas disponible y si te interesa- dice con tono seguro.

-Ni siquiera se tu nombre, genio.

One Shots- DamieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora