XVIII

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Jamie's Pov

- ¿Qué día de esta semana estas disponible? – pregunta Jamie sosteniendo el celular entre su oreja y hombro derecho mientras prepara su maleta para el vuelo de las 5 de la tarde con destino a Los Ángeles.

- De lunes a jueves estoy ocupada con proyectos y entrevistas. El viernes tengo libre... ah, bueno, y mañana también pero no estás acá aún – responde Dakota algo escéptica.

- Listo, mañana entonces. ¿A qué hora nos encontramos?

- Jamie...

- Dakota

- ...

- ¿Sigues ahí?

- Jamie, sabes que no esta bien

- Hagámoslo de una vez por todas Dakota, no perdemos nada – dice Jamie casi derrotado y Dakota suelta un suspiro.

- Vale. ¿A qué horas estas aquí?

- Salgo en menos de una hora, así que llego esta misma noche.

- Bien, ¿entonces nos vemos mañana a las 9?

- Claro, ¿en nuestro lugar de siempre?

- Sabes que si – dice ella soltando su dulce risita.

***

La mañana en Los Ángeles amaneció mas fresquita que de costumbre, así que solo me desperté y me dediqué a hacer un poco de ejercicio en el gimnasio del hotel. Me di un baño y ya a las 7:30 me encontraba de camino a casa de Dakota. Sé que es muy temprano aún, pero es que no podía quedarme haciendo nada cuando sé lo que será el día de hoy. Siento mucho nerviosismo y la verdad no entiendo por qué, hemos querido hacer esto desde hace mucho. Nuestros fans han querido esto desde hace mucho. Cinco años han pasado desde que comenzó este viaje y nunca hemos podido hacerlo. Mis trabajos, sus trabajos, nuestros compromisos personales. Solo me tranquiliza el hecho de que ya voy a verla después de unos cuantos meses. Ella es una mujer super importante en mi vida y no importa que, siempre va a ser parte de ella y de mi trayectoria.

Cuando estoy a la vuelta de la esquina, tomo mi celular y le marco a Dakota. Al primer intento no contesta y casi que me arrepiento cuando no lo hace. Apenas van a ser las ocho de mañana. Pero cuando ella me llama al toque de vuelta, sé que no cometí ningún error.

- ¿Ya estás aquí? – dice con su voz de soñolienta.

- Si, ya estoy frente al portón de entrada trasera.

- Vale, pongo el código ya- dice y termina la llamada.

En cuestión de nada, se abre el portón que da acceso a su casa y estaciono el auto en el espacio de siempre en el garaje. Cuando me bajo del auto, la veo a ella en la puerta que conecta el garaje de la sala de estar y allí está ella casi con las sabanas pegadas con su pijama de pantalones cortos blanca y de seda, camisita de tirantes y borde de encaje y una bata abierta que la medio cubre y su cabello en un moño alto desprolijo. Sus mejillas están medias rojizas y sus diminutas pecas resaltando como todas las mañanas cuando se levanta. Le sonrió desde donde me encuentro y comienzo a caminar hacia ella viéndola responderme la sonrisa un poco tímida. Y como si el mundo dependiera de ello, nos fundimos en un abrazo que parece durar una eternidad. Cierro los ojos y simplemente me dejo llevar y estoy seguro de que ella está igual. Han sido meses, largos meses en los que solo hemos mantenido comunicación a través de mensajes. No sé si es el momento o qué, pero simplemente mis emociones están al tope. Y no puedo culpar a nadie, porque en realidad no es culpa de nadie. Cuando comenzamos todo esto sabíamos en lo que nos metíamos. Jugamos con fuego muchas veces y justo porque muchas veces nos libramos de muchas cosas, dimos las cosas por sentado. No fue nuestro momento. El universo nos hizo una sucia jugada que nos duele a ambos. Duele como la mierda y simplemente nos toca seguir. Y sé que no es sencillo, porque si no, esta mierda no estaría doliendo. Simplemente nos queda esperar a ver que dice el tiempo, porque presionar las cosas solo lo empeoraría todo.

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⏰ Última actualización: Nov 13, 2018 ⏰

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