Haz de luz turquesa

472 42 13
                                    

Comenzamos a caminar por la feria. A mi lado derecho tenía a Damian, vigilando cada movimiento de Jon que se encontraba a mi izquierda. Mucho más atrás se encontraban Alfred y Bruce comiendo un dulce algodón de azúcar. Cuando vimos las primeras atracciones Bruce y Alfred se acercaron. 

-Bueno, os dejo dar una vuelta solos. -Jon y yo dimos un saltito de alegría. -Pero, tendreis que tener mucho cuidado. ¿Entendido? 

-Sí, señor. -Intervino Jon con una seña militar. 

-Divertíos. -Sonrió Bruce para luego darse una vuelta y caminar con Alfred feria a dentro. 

-Y, ¿a dónde vamos? -Pregunte indecisa. 

-Podemos dar una vuelta e ir montándonos en todo lo que pillemos. -Propuso Jon. 

Yo miré a Damian a ver que le parecía. El asintió. 

-Me parece bien. -Sonrió. 

Y así fue comenzamos a caminar por todo el recinto. Nos montamos en una especie atracción que tenía tres asientos (obviamente yo en medio para que entre estos dos no estallase una guerra civil) y botaba al son de la música a todo volumen. Cuando salimos de allí dimos otro paseo para encontrar otra atracción. Pasamos unas dos horas montándonos en atracciones llenas de adrenalina. Ahora nos encontrábamos dando nuestro típico paseo para saber donde montarnos de nuevo. 

-¡Katy! -Gritó Jon saludando a la que parecía ser una amiga suya. -Es una amiga mía, ahora vuelvo. 

Jon se hizo paso entre la multitud para ir a saludar a su amiguita. No me daba buena espina. Damian y yo estábamos allí parados esperando a Jon como estúpidos. Como no aparecía mire a mi alrededor para buscar una atracción que estuviese cerca para cuando saliésemos encontrarnos con Jon. De repente algo llamó mi atención. La casa encantada. Por puro impulso sin ser consciente de ello tomé la mano de Damian. 

Narradora Omnisciente

Cuando el chico que se encontraba totalmente serio notó el calor de la chica que tomaba su mano emocionada, un color carmín apareció en sus mejillas. Miró a la chica intentando ocultar su sonrojo inútilmente. La chica señalaba la casa encantada.

-Con que la casa encantada, ¿eh? -Preguntó con una sonrisa burlona. La chica asintió. -No te dará miedo, o ¿sí? 

-¿Me estas llamando cobarde Wayne? -Sonrió esta ahora. 

-No... Para nada... -Dijo sarcásticamente. 

-Con la mano del chico aún, lo adentró a la casa encantada. Esperaron una larga cola hasta que por fin llegaron a la taquilla. 

-Buenas noches y bienvenidos a la mansión Greenville donde nada es lo que parece. -Dijo con desgano el trabajador. -¿Desean una mansión normal o modo pareja? 

Los dos se quedaron paralizados y con colores en las mejillas olvidándose por completo de donde estaban. 

-Eh... N-No somos pareja. -Respondió el chico algo incomodo, aún con colores mirando hacia otro lado.

-Cierto, solo... somos amigos. -Sonrió falsamente Angie. 

-Entoces uno de pareja. -No dejó intervenir a los clientes cuando ya estaban caminando por la mansión. 

Un silencio incomodo yacía entre estos, se podría decir que el hielo no sería cortado hasta un buen rato. Hasta que la chica habló. 

-Nuestra mansión se parece mucho a esta... -Comentó intentando hacer el momento menos incómodo. 

-Si... ¡AAAAAAH! -Gritó el joven cuando vió aparecer a su derecha una niña a centímetros de su mejilla con el pelo negro tapando completamente su cara y con la piel verducha. 

Su acompañante estalló a carcajadas observando como poco a poco Damian recordaba la situación y se alejaba de la niña "muerta". 

-Mi héroe. -Comentó sarcástica mientras reía Angie. 

-Ja Ja. Muy gracioso. -Empezó a decir mientras se sacudía su chaqueta. -Pero que sepas que no seré el único que se muera de miedo esta noche. 

-Lo que tú digas Wayne. 

Los adolescentes siguieron caminando, aunque Angie seguía recordándole el susto Damian. Realmente no sabían si Jon los estaba buscando pero realmente en ese momento no les importaba. Se lo estaban pasado bien el uno con el otro, solos. Pasearion por la mansión alegremente si es que así se le podía describir. Caminaban ya por la mitad de la casa embrujada cuando las luces del establecimiento parpadearon un par de veces hasta quedar completamente sin luz alguna. Irónicamente el único miedo de la chica era la oscuridad y ahora mismo no es que ella estuviese muy tranquila cuando estas se fundieron.

- D-Damian... -Intentó decir si que se le notase mucho el miedo aferrándose al brazo del chico. Este la observó con sorpresa.

-No me digas que le tienes miedo a la oscuridad. -Dijo no completamente convencido. La chica asintió verginzósamente. -¡No me lo puedo creer! Ja, ja, ja.

-¡No te rías! -Exclamó enfadada. -¡esto va ens...

La chica no pudo terminar debido a un extraño haz de luz turquesa que se desprendió desde el interior de esta saliendo por su boca y expandiendose por la habitación hasta desaparecer. El adolescente ante esta situació se preocupó. La llevó hasta una pared cercana y la sentó dejandola reposar. La que antes era una dulce niña ahora con sus ojos en blanco parecía una cosa mala. Lentamente volvía a estar en sí. Sus ojos volvieron a ser los mismos.

-¡Angela! ¡Angela! -Exclamaba Damian ante la mareada chica.

Esta solo miraba a todas partes con su vista distorsionada sin saber muy bien a donde mirar, hasta que algo le llamó mucho la atención. Rodeado de una aurora turquesa se encontraba aquel extraño chico, Aiden. Le sonreía pacificamente confundiendo aún más a la chica mientras que difuminandose con el entorno desaparecía. La vista de la niña volvió a ser la de antes pero una serie de espasmos volvieron a ella haciendo que Damian entrara en un rápido ataque de pánico sin saber muy bien lo que hacer. La chica apenas podía ya respirar.

-¡Por favor! ¡Angela! ¡Vuelve! -Lo intentaba Damian tambaleando de un lado a otro.

Y así fue como Damian le salvó la vida a Angie y le demostraba lo que él verdaderamente sentía por ella. Se acercó rápidamente, la tomó por el mentón y la besó. Un beso lento y angustioso debido a aquella peliaguda situación, Angie volvía a ser la misma dandose cuenta de la comprometida situación donde estaba pero no le importaba con mucho gusto Angela cerró los ojos y disfrutó de aquel beso que le marcaría la vida. Puso sus mano en el cuello de Damian sorprendiéndolo y haciendo que estuviese más feliz de lo que había decidido hacer acercándola mucho más a él, ambos sonriendo. Lo que no sabían es que cuando unieron sus labios fue haque haz de luz turquesa el que los rodeaba haciendoles sentir únicos en el universo, gracia a aquel beso.

El primer beso de ambos.

El mejor beso.  




















《Kent vs Wayne》 || Damian vs Jon y tú | PAUSADA EN EDICIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora