«Cuatro»

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La luz del exterior se cola por la ventana, despertándolo, y maldice por haberse olvidado de cerrar las cortinas la noche anterior.Bufa, levantándose para cerrarlas al ver que aún era temprano,y dejando apenas iluminada la habitación.

Agradece que la cama es grande y puede estirar su brazo sin molestar a Zabdiel, así que cierra sus ojos esperando dormir por más horas. No obstante unos minutos después siente al menor rodar en su dirección, usando su brazo como almohada.

No le da importancia e intenta dormir.

Suspira cuando el chico dormido a su lado vuelve a rodar, esta vez aplastando la mitad de su cuerpo, y se queda despierto esperando algún otro movimiento.

—Zabdiel…—susurró,colocando su mano izquierda en la cintura del menor— curl

Rió suavemente cuando lo escuchó balbucear, entonces pasó mejor su mano por el estómago del chico, abrazándolo.

[…]

—Chris…

—Uhm…

—Despierta.

—Uhum…

Zabdiel ríe,no sólo por los balbuceos del mayor,sino porque la mano del castaño estaba dentro de su camiseta provocándole cosquillas.

—Ya.Me haces cosquillas —intenta voltear su cabeza pero Christopher tiene su rostro pegado a su espalda.

—Deja dormir al progimo —murmuró—. eres suevecito…

Zabdiel quedó en silencio, con su vista en como se movía la mano del mayor debajo de su camiseta.Incaba ligeramente sus dedos,riendo perezosamente cuando el estómago del menor se contraía.

—Quiero desayunar.

Christopher hizo caso omiso a las palabras del menor,no obstante un momento después lo volteó boca arriba,sonriéndole cuando lo miró.Para Zabdiel, sin dudas la actitud del castaño era extraña,no porque no fuera así siempre, sino porque nunca había tenido ese contacto con él,de tocarlo debajo de su prenda.

—¿Qué haces?

—Nada —se encogió de hombros,dejando al descubierto el abdomen del rizado—. ¿te molesta acaso?

—No.

—Eso creí.

Pasaba las yemas de sus dedos de arriba a abajo,concentrado, y Zabdiel no comprendía por qué,sólo lo miraba con sus cabellos alborotados.

—¿Qué quieres desayunar? —preguntó, desviando su vista al menor, bajando su camiseta.

—¿Cuál es tu especialidad? —arqueó su ceja.

Christopher lo miró, riendo después y negando con su cabeza.Se levantó para ir al baño y despejarse,el sueño lo hacía comportarse como un loco.

Unos minutos habían pasado hasta que el castaño salió del baño,secando con una pequeña toalla su cabello.Zabdiel sólo le dedicó una sonrisa para después ocupar el baño,dejando al mayor solo en la habitación.

Chris se sentó en la cama mientras seguida frotando la toalla en su cabeza,picándole el mosquito de la curiosidad al momento de ver la mochila abierta del menor, así que la acercó a él, rebuscando; simplemente había ropa y cosas de higiene.Sonrió cuando encontró la playera que le había regalado el año anterior por su cumpleaños diecisiete,era color blanca y justo en el centro leyó las letras cursivas que formaban la palabra curl.Él mismo la había mandado a hacer.

—¿Qué haces?

—Pontela —se la extendió,y Zabdiel la tomó sonriendo,quitándose la que tenia puesta para ponerse la otra.

—Quiero huevos y tostadas,por hoy.

—Es domingo,así que está permitido.Tú haces las tostadas —dijo,bajando las escaleras para ir a la cocina.

—¿Tú mamá ya se fue?

—Si,temprano —bostezó,abriendo el refrigerados para sacar,después de cambiar de opinión, una caja de leche y cereal de un gabinete—. mejor desayuna esto.

—Es rico igual —se encogió de hombros—. dame.

Christopher le alcanzó, y Zabdiel preparó dos tazones,dándole uno al mayor.Desayunaban en silencio,mientras el boricua miraba a su amigo desayunar y prestar atención a su celular,entonces fruncio el ceño.

—Chris.

—Dime —dijo distraído.

—Deja el celular mientras desayunamos.

—Ya te pareces a Yenny —sonrió burlón.

Zabdiel no respondió, y unos segundos después le arrebató el aparato,escondiéndolo en su espalda.

—¿Qué haces? Dámelo.

—No.

—Hazlo —dijo amenazante.

—No te tengo miedo.

Ambos se miraron a los ojos durante segundos,cuando Christopher se levantó para rodear la mesa y llegar hasta Zabdiel.

—Damelo.

—No —negó, levantándose igual y mirándolo con una sonrisita burlona.

Chris intentó arrebatárselo, pero el menor fue más rápido al esconderlo detrás su espalda.Otro intento y el rizado se pegó al mesón, dejándolo sin poder meter la mano.

—Zabdiel…

—Chris…

—Estoy enfadandome —advirtió.

—Yo no —rió.

Christopher intentó pasar sus manos detrás de la espalda del menor,y éste se retorció,escapándose de ahí,resaltando sus hoyuelos en risas a la vez que se paraba atrás del sofá, con el castaño del otro lado.

—Has entrado en terreno peligroso,pequeño engendro.

—No te temo,gran engendro —le mostró su lengua con burla,corriendo cuando el mayor saltó por encima del mueble para perseguirlo.

—Deberías hacerlo —murmuró cuando lo alcanzó, sosteniéndolo al ver que intentaba escapar mientras reía.

Christopher tropezó con el reposabrazos del sofá,cayendo de espaldas con el cuerpo de Zabdiel encima.

—Vamos,dámelo.

—¡No! —rió cuando sintió los dedos del mayor clavarse en sus costados, provocándole cosquillas.

Trató de evitar que le quite el aparato,retorciéndose y removiéndose arriba suyo,sintiendo la sonrisa de Christopher contra su mejilla.Y eso fue algo que no pudo evitar,pero le gustaba que hiciera eso.

—Ya,me cansé… —dijo rendido,subiendo su mano para entregarle el celular.Dejó caer su peso libremente sobre el cuerpo del mayor,colgando su cabeza del hombro de éste.

—Travieso.

—Me gusta serlo de vez en cuando.

Arqueó su espalda,estirándose para después sentarse flojamente, riendo al ver las piernas del mayor.

—Casi no tienes bello,realmente te envidio —lo pellizcó ahí—. A mí me lleva tiempo eliminarlos.

—Y yo envidio tu comodidad —se apoyó en sus codos,riendo suavemente.

Zabdiel bajó su vista,subiéndola enseguida al percatarse de lo que hablaba Christopher.Éste sólo miraba el cuerpo estático del chico;le daba la espalda, pero eso no quitaba la forma en la que estaba sentado el boricua,y en donde estaba sentado.

Zabdiel se bajó de ahí en un movimiento rápido,tropezándose.No obstante ignoró la risa del castaño y caminó rápidamente a la cocina.

—Dedo terminar mi desayuno.

Fue lo último que escuchó, dejándose caer completamente sobre el sofá mientras giraba el celular entre sus dedos.

—Es un error…uno muy bonito.

Único ➳ Chrisdiel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora