《Diecinueve》

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Cuando el reloj marcó las siete Zabdiel se giró para apagar la alarma, suspirando con sueño.Girando a la izquierda observó al mayor, con su rostro enterrado en la almohada y unos cuantos cabellos cayendo sobre sus ojos.No quería, pero debía despertarlo.

-Chris...

-¿Qué? -balbuceó acomodándose.

-Arriba, debemos levantarnos -lo sacudió del hombro.

-Si, mañana.

-¡Chris!

-Ya, estoy despierto -rió, moviéndose hasta su lado y apoyándose en su codo para inclinarse y dejar un beso en sus labios- Buenos días, precioso.

-¿Por qué me besas? -susurró.

-¿No te gusta?

-S-si, pero ¿por qué lo haces?

-Porque te quiero -sonrió- Porque lo he esperado por mucho tiempo, y ahora que te tengo no pienso dejarte ir -.usó su mano disponible para acariciar una de sus mejillas.

Zabdiel sabía que Christopher lo quería, pero la manera en la que el mayor lo tomó esa noche...por un momento pensó que no era en serio, que lo había hecho sólo para no hacerlo sentir mal.No obstante entendió, por su mirada, que no era capaz de hacer algo así.Sólo le quedaba averiguar, ¿qué sucedería a partir de ahora?

-Van a odiarte -murmuró tristemente.

-¿Desde cuando me importan las opiniones ajenas?

¿Entonces? ¿qué clase de miedo no le permitía sacar a la luz sus sentimientos por el menor?

-Jamás te han importado, es sólo que...no me gustaría que te dijeran cosas -suspiró sentándose.Habían pasado unos cuantos minutos.

Chris se puso sus zapatillas, siguiéndolo hasta el closet con su camisa en mano-. No me afectan para nada y lo sabes, cualquier cosa que digan esos idiotas me las paso por la frente ¿bien? No tienes por qué estar mal -lo tomó del brazo para que lo mirase, encontrando en sus ojos una pizca de preocupación-. Todo el mundo sabe que no tiene que acercarse a ti, muñeco.

Zabdiel sólo rodeó la cintura del mayor con sus brazos, ocultando su rostro en el cuello de éste.Le gustaba abrazarlo, le gustaba mucho, en especial cuando tenía contacto con su suave y firme piel pálida.Suspiró cuando rozó su nariz en su cuello, sintiendo su aroma masculino.

-Que el tiempo transcurra, ¿no?

-Y que pase lo que tenga que pasar.

Separándose un poco, el menor por primera vez se armó de valor y acunó el rostro ajeno con sus manos, chocando sus bocas en un beso que fue correspondido al instante, sintiendo como abrazaba su cintura.Sus manos bajaron a los lados del cuello ajeno, ladeando un poco su cabeza.

-Me encanta cuando te sueltas de esa manera y me sorprendes -rió en sus labios, besándolo.

-Debemos irnos, date una ducha y luego voy yo -se separó ignorando el calor en sus mejillas, rebuscando en su closet.

-Okay, ¿te fijas si quedó ropa mía por ahí?

-Ajá.

[...]

El bullicio de los estudiantes no tardo en aparecer en cuanto Christopher estacionó frente a la preparatoria, con su ceño ligeramente fruncido y en sus labios una línea recta, dejando la alarma puesta y tomando la mano de Zabdiel.A lo lejos pudo divisar a Richard, Erick y Joel en el casillero de éste último.

-¡Hola! -saludó alegre el boricua.

-¿A qué hora volviste a tu casa, flaco? -Chris preguntó, metiendo sus manos en los bolsillos de su jean.

Erick arqueó una ceja, suspirando mientras Joel sólo se sonrojaba-. Tuve que quedarme en casa de Joel porque mi auto no arrancaba, fue muy amable al dejarme dormir en su sillón -rió.

Zabdiel miró mal a Vélez y Richard, en especial al mayor de estos dos cuando Chris pasó su lengua por sus labios.

-¿En serio? -fingió sorpresa-. pero si andaba bien ayer.

-Le faltaba algo, no sé que, pero había algo desconectado.Sabes que no sé de mecánica, la cosa es que tuve que llegar en autobús con él -señaló al mexicano.

-Oh, pues fíjate que cuando salimos de la casa de Pimentel pise esto -sacó la pequeña pieza en forma de cubo, mostrando- parece una pieza del motor ¿No?

En lo que Erick tomaba el pedazo de plástico, Joel miró con los ojos entrecerrados a Christopher.Por su lado el moreno mordía sus labios para callar las carcajadas, mirando las acciones de cada uno.

-Creo que si -murmuró el ojiverde- es raro que se haya salido, pero bueno -se encogió de hombros-. Ya le di las gracias a Joel.

-No fue nada -murmuró sin mirarlo.

El sonido de la campana los interrumpió, con los alumnos dejando los pasillos sin prisa alguna.El rizado, como todos los días se acercó a dejar una beso en la mejilla de Chris, no obstante este fue más rápido y movió su cabeza, besándolo.

Los demás adolescentes, y principalmente las chicas miraron sorprendidas la escena; Zabdiel al sentir unos labios sobre los suyos quiso separarse y todo su cuerpo se tensó, pero el mayor no se lo permitió, sólo profundizó el beso con un brazo rodeando la cintura del chico.

-No tengas miedo -le susurró- relájate -dijo suavemente.Lo tomó una vez más, separándose luego de un momento-. Vamos, te dejaré en tu clase ¿si?

El rizado asintió con su mirada gacha, sin atreverse a mirar hacia arriba mientras era guiado por Christopher.Los murmullos se escucharon, no obstante sabía perfectamente que todos apoyarían al mayor.

-Te espero en mi casillero para el almuerzo -avisó.

-Okay.

Luego de depositar un beso en su frente siguió su camino.Zabdiel suspiró y entró, ignorando las miradas molestas de sus compañeros para sentarse con Joel.Enseguida su amigo de Panamá volteó sobre su asiento, sonriendo de lado.

-Vamos, dilo.

Zabdiel alzó su mirada-. ¿Decir qué?

-Que teníamos razón -siguió Joel- anda, te oímos -.sonrió, posando su mano detrás de su oreja e inclinándose un poco hacia el rizado.

-Par de tontos -masculló recibiendo risas.

Richard veía a Vélez terminar de escribir lo de la pizarra para después acomodarse en su asiento al igual que todos, ignorando los ejercicios de Inglés luego de copiarlos.Éste, al sentir la mirada del moreno rodó los ojos.

-Sé perfectamente que quieres decir.Dale, aprovecha tu tiempo, orangután.

-¿Por qué debería decir algo? -arqueó una ceja, notando como el mayor lo miraba de reojo-. Ja, ya entendí, no diré nada.

-Quieres hacerlo, lo sabes y lo sé.No te lo guardes, Camacho.

-No, no diré que eres un idiota, a parte de ciego.Tampoco que ahora mismo estarían casados y con diez hijos si no fuera porque te tardaste en confesarte.

-¿Algo más?

-Nah, menos diré que te salvaste de que lo conquistaran, aunque él estaba más que enamorado de ti.¿Mira si algún chico se le acercaba?

-No saldría ileso, te lo aseguro.No merece a cualquier idiota.

-...

Christopher rodó los ojos al entender el silencio de su amigo, pateándolo por debajo de la mesa.

Único ➳ Chrisdiel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora