Único ➳ Chrisdiel

《Quince》

La siguiente parada luego del cine y la comida, fue la casa del castaño.La señora Yenny no se encontraba como consecuencia de su trabajo incluso los días sábados y domingos, así que Christopher decidió pasar el día acompañado de cierto chico.Por eso es que para disfrutar la brisa, el mayor acabó recostado en una silla del jardín con sólo un traje de baño, en una posición cómoda con sus brazos bajo su cuello y relajado, sólo con el ruido del agua.

-Chris.

-Dime.

-¿Por qué estás con lentes de sol si hace media hora comenzó la noche?

Chris abrió un ojo, hablando-. Estoy tan cómodo que no quise moverme.

-¿Ni siquiera para venir al agua conmigo?

Tentador.

Yup, sabía como manipularlo. Así que con un último esfuerzo quitó los brazos de su posición, estirándolos para luego quitar sus lentes y observar el cielo estrellado.Se sentó, viendo un pequeño cuerpo moverse por el agua, lo que hizo a sus pies reaccionar hasta estar parado en el frío borde de cerámicas claras, todavía viéndolo.

-¿Está fría?

-Está perfecta, puedes entrar, no se te congelará el trasero -rió.

-Si se congela tu lo calientas ¿no?

-Estúpido.

Vélez rió, doblando un poco sus piernas para impulsarse con sus brazos estirados, saltando al agua en un segundo.

-¡Uhu!

Salió de pronto, sacudiendo su cabello para quitar el agua excesiva y acercarse al menor sonriendo, este permanecía riendo en el medio de la piscina, en la parte mas alta en donde el agua cubría apenas mas abajo de sus hombros, moviendo sus manos por esta.

-Nuestra costumbre no se pierde, eh.

-¿Meternos de noche?

-Sip -dijo con media sonrisa-. además presiento que será una buena noche.

-Define buena noche para ti -lo miró raro.

-Estas conmigo... -comenzo-, en la noche para nada horrenda y el agua a la temperatura justa... -continuó, bajando la voz poco a poco-. Hay silencio, estoy contigo...¿qué más puedo pedir?

-Depende ¿Qué más quieres pedir? -ladeó su cabeza, usando sus manos para mover el cabello del mayor hacia atrás.

-Muchas cosas.

-¿En cuántas me incluyo?

-En cada una de ellas.

-¿Cuáles están a mi alcance realizar?

-Si quieres, todas.

Acabó por sonreír, notando la pequeña distancia que los separaba, rozando su nariz en la mejilla del otro mientras hablaban, jugando a miradas.El agua era la única testigo de lo sucedido, tanto con sus cuerpos como los sentimientos.

-¿Y ahora? ¿sacarás del sombrero una opción y me la dirás?

-Eres tan dulce... -comentó, ignorando las preguntas anteriores.

-¿Y eso quién lo dice?

-Tu rostro y yo.Especialmente yo.

-¿Qué te dice mi rostro?

-Me prohíbe ciertas cosas al ser tan tierno -negó.

Zabdiel lo miró, algo iluminado por la luz de la casa y la luna.Sus ojos tenían un destello de maldad, a la vez dulce como solía serlo con él.Sintió las manos ajenas colarse por su piel y prestó atención a su boca, naturalmente resaltaba y mantenía un color fuerte gracias a la temperatura del agua, que descendía poco a poco.Un suspiro se escapó de sus labios al no saber que hacer.