Zabdiel pasó una de sus manos por su rostro para quitar los rastros húmedos de agua, apagando la luz del baño antes de dirigirse al closet para buscar un cambio de ropa. Su plan era vestirse, e ir de nuevo al hospital porque su amiga se encontraba sola, y no quería dejarla. Hubiese actuado de igual manera si se trataba de Lina, pero gracias a Dios no fue así.
Con una toalla mediana comenzó a secar su torso, rodando los ojos cuando unos golpes suaves sonaron en su puerta; al abrirla, mordió sus labios para no sonreír ante la imagen frente a sus ojos. Vélez sostenía las manos de los gemelos, situados los tres de forma recta, sonriendo.
-¿Qué...?
-Que bueno que te duchaste, porque vamos a salir los cuatro -sonrió el mayor- y no hay objeción, ¿verdad? -miró a los pequeños. Estos negaron rápidamente.
-Yo iba a...
-Salir con nosotros, por supuesto -se encogió de hombros el castaño, asintiendo- te esperamos en la puerta, no te atrases.
Dicho eso Zabdiel los vio alejarse por el pasillo. No tenía ánimos para salir, pero no quería decepcionarlos.
No le tomó mas de quince minutos vestirse con algo simple pero lindo, recogiendo lo que necesitaba como su billetera, celular y llaves, yendo a la entrada donde lo esperaban, y Chris lo miró arqueando una ceja.
-Eres lindo.
A cambio recibió un golpe en el brazo, saliendo del apartamento. Sonrió cuando cada niño tomó una de sus manos, antes de presionar el botón del ascensor.
-¿A dónde iremos?
-A donde las cámaras no me sigan.
-Eso es prácticamente imposible, ¿sabes?
Vélez no respondió y simplemente salió del ascensor con el pequeño Christopher de su mano. Soltó un suspiro y lo siguió.
Lo único que no había imaginado, era que iba a llevarlo a un jodido parque de diversiones con demasiado bullicio para su gusto. Una arruga se instaló en medio de sus cejas mostrándose un poco molesto.
-Vamos, no pongas esa cara. Vamos a divertirnos, ¿cierto? -preguntó al menor de ojos mieles, chocando sus palmas.
-Sabes que no me gustan.
-Eso es lo divertido -hizo bailar sus cejas tomándolo del brazo para guiarlo a la entrada- y sólo tal vez recibas un beso en la casa de los sustos.
Zabdiel rodó los ojos, sin poder evitarlo como siempre. Aunque insistió, quien acabó pagando las entradas al primer juego fue Christopher. Y así comenzó su día.
Tiro al blanco, tazas giratorias, una montaña rusa y otros juegos no tan peligrosos fueron la distracción que necesitaba para no sentirse tan mal.
En el sector de comida una mesa era ocupada por varias ordenes de papas fritas y gaseosas, riendo en algunas ocasiones o planeando las siguientes horas que pasarían allí.-¿Quién quiere hamburguesas? -preguntó Christopher pasándose de su asiento.
-¡Yo! -levantaron ambas manos los gemelos.
-Esto es suficiente para mí -Zabdiel señaló su banjeda de papas.
-Bien, ahora vuelvo.
El boricua asintió, sonriendo después a los pequeños que compartían su comida con ketchup. Mientras tanto estaba al pendiente de su celular, revisando de a ratos por si ocurría alguna emergencia. Su mirada se paseó por sus alrededores y suspiró, algo alegre. Al parecer nadie reconoció a Vélez tampoco, y se sentía bien con eso.
Su relación no tenía título y aun no habían compartido muchos momentos desde que volvió a acostarse con el. Al parecer, el castaño se encontraba paciente esperando que todo se resolviera para dar un paso adelante, o al menos eso quería creer Zabdiel. Podía percibir el esfuerzo que ponía de su parte para mantenerlo estable y no arruinar lo que tenían.
-¿En qué piensas? -la voz del dueño de sus pensamientos lo asustó.
-Nada importante, ¿qué se siente no ser famoso por un día, eh?
-Cariño, aún así las mujeres no dejan de mirarme -sonrió de lado- ¿no?
-Idiota.
Unas horas después, la rueda de la fortuna se alzaba impresionante frente a los cuatro pares de ojos. Con cápsulas para cuatro personas y luces azules decorando la atracción.
-Dos menores y dos adultos -pidió al hombre que entregaba los boletos. Aún no iniciaba, así que pudieron ingresar enseguida.
-Voy a deberte mucho por esto.
-Depende cuales sean tus medios para pagarme.
Chris rió ante la expresión del menor, llevando su mirada hacia abajo en el exterior cuando la rueda empezó a girar. Los gemelos se pegaron al acrílico para ver mejor, susurrando lo genial que era la vista.
Mientras, Vélez se situó al lado de Zabdiel.
-¿Mejor?
-Si, supongo que gracias -lo miró- de verdad.
-Intento hacer la cosas bien, nada mas. Cometí suficientes errores y uno de ellos fue dejarte solo...
-No fue así -lo interrumpió, queriendo sacar todo de su sistema ahora que se presentaba el momento- yo...yo fui egoísta, quería que estuvieras conmigo por sobre todo y todos, tal vez fue un error, pero de mi parte. No supe comprender lo que querías para ti.
-Tú no estabas obligado a esperarme.
-Pero así lo quería yo -dijo mirando de nuevo el exterior, las luces iluminando de a segundos su rostro. Verificó que los gemelos estuvieran bien y continuó hablando- yo quería esperarte pero no lo soporte, te quería a lado y si no podía ser así, yo sería indiferente desde el momento que volvieras. Fue una idea realmente estúpida de alguien resentido como yo, porque las cosas no pasaban como yo quería. Lo siento por eso -susurró.
Zabdiel quería ser perdonado por su manera de actuar, porque no supo apoyarlo y sin dar lugar a explicaciones pasó de él varias veces; y Chris, quería ser perdonado porque fue quien dio inicio al dolor del menor, en el momento en que cortó todo contacto entre ambos.
Aquellos eran los pensamientos de los dos.
La rueda de la fortuna se detuvo en el punto mas alto, y en silencio Christopher entrelazó sus manos, suspirando feliz cuando Zabdiel apretó el agarre.
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Único ➳ Chrisdiel
FanficTERMINADA. •Él no es malo, tampoco es de piedra...se muestra frío sólo por precaución. Esconde sus sentimientos para que no noten que en realidad tiene demasiado frágil el corazón• -Contiene primera y segunda temporada.