《Veintiuno》

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Una sola pregunta rondaba por la mente de Zabdiel.

¿Qué sucedía entre él y Christopher?

El mayor no daba señales de pasar al siguiente nivel, es decir, ponerle un título a su "relación", mientras que el rizado no sabía que decir o hacer. No sabía como avanzar. No obstante, sus días eran muchos mejores cuando estaba en sus brazos.

-¿En qué piensas?

Sacudiendo su cabeza, Zabdiel miró al mayor para acabar sonriendo, negando.

-Nada importante. Los finales se acercan y estoy nervioso -se encogió de hombros-. Eso es todo.

-Sabes que se te hará fácil, siempre.

-No lo sé. Supongo que si,tú debes entrenar más ¿no?

-Así es -asintió mirando el agua-. agradezco que las universidades no estén tan distanciadas.

-¿Por qué?

-Porque no debo pensarlo tanto. Conozco Florida, leí sobre sus dos universidades y...tienen un programa deportivo que promete mucho, aún más la Universidad de Miami en Coral Gables.

-¿Qué hay de California?

-No lo sé -suspiró acercándose al menor-. Debo pensarlo, ahora sólo quiero estar contigo.

Zabdiel sonrió y correspondió a su beso con gusto. Al menos sus vacaciones las pasaría como se debe.

Los labios del mayor se movían con agilidad sobre los suyos, pegándolo a la pared de la piscina mientras acaricia sobre sus clavículas para acercarse más.

-Sabes que te amo, ¿cierto?

-Cierto.

-Pues espero que jamás se te olvide.

Esas palabras las tenía en cuenta conforme la semana comenzaba de nuevo y los días pasaban con lentitud, desde el punto de vista de los estudiantes. Christopher centrado en dar lo mejor de sí en cada partido, junto a sus compañeros de equipo. Mientras tanto, él pasa su tiempo con cuadernos y libros como consecuencia de exámenes finales.

El ciclo de estudio estaba por acabar, dando lugar a unas vacaciones excepcionales, por motivos específicos.

En la biblioteca estaba Erick, totalmente frustrado. Su fuerte no eran los libros, aunque está seguro que sus profesores están de acuerdo en reprobarlo, así que. Suspirando busca la sección de idiomas, cuando divisa una bandana roja del otro lado del pasillo y decide acercarse.

-Hola.

Joel saltó en su lugar haciendo reír al ojiverde, cerrando el libro que traía en sus manos de golpe. Cruzandose de brazos arqueó una ceja, mirándolo.

-¿Qué hace alguien como tú por aquí? -preguntó divertido.

-Alguien que no quiere reprobar, claro está -dijo, sus ojos posándose en el viejo libro que sostenía-. ¿Romeo y Julieta?

-...en mi defensa, es un clásico -trató de no sonar como un fanático de libros románticos, claro que no lo era. Erick sólo se lo quitó para ver la desgastada portada.

-Sólo demuestra lo que uno es capaz de hacer por amor. Hasta la muerte -habló para sí mismo- oye, necesito que me ayudes -le devolvió el libro.

-¿En qué soy bueno, Erickín? -preguntó distraído, pasando sus dedos por el margen de los demás libros.

-Que yo sepa, en el inglés.

-¿Disculpa?

-Eres el mejor de la clase, duh.

-Ya lo sé, amigo -dijo recargandose en los estantes- pero...

-¿Pero...?

-Tal vez Chris sabe más, por algo está en último año ¿No?

Uh. Sabía disimular los nervios cuando la situación lo requería de urgencia.

-Chris sería capaz de golpearme si le pido un favor que incluye estudio, además de que Zabdiel lo ayuda la mayoría de las veces -sonrió-. Vamos, Joel.

No lo hagas, no lo hag...no me sonrías.

No lo hagas.

-Bien.

-Me has salvado, gracias Joelín -palmeó su hombro- sabía que no me dejarías.

-Soy bondadoso.

-Claro -dijo riendo, dando unos pasos hacia atrás- te llamo después, tutor Pimentel -sacudió su mano antes de irse.

-Adiós -susurró al aire, con un puchero- ¿qué voy a hacer ahora? -suspiró abrazando un libro contra su pecho-. Supongo que tendré que acostumbrarme a estar cerca tuyo, Er.

Apoyó su mentón sobre sus rodillas cuando se sentó en el suelo, sintiendo su corazón latir con rapidez y sólo esperando que los minutos pasaran mientras intentaba concentrar su mente en los párrafos escritos por Saint-Exupéry.

La campana sonó una hora después indicando el almuerzo, dando fin a la hora libre de ambos chicos incluyendo a Zabdiel. Este saltó de la mesa en la que estaba sentado recibiendo a Christopher entre sus labios, sin cansarse, dejando guiarse hasta los pasillos para encontrarse con el resto del grupo en la cafetería.

-Oye, ratoncito de biblioteca ¿Y Erick?

-No le digas así.

-No lo sé -murmuró para enseguida volver a su lectura-. debe estar con Richard, supongo.

Chris miró la puerta del lugar encontrando al ojiverde junto a Richard y Johann, detrás suyo Yoandri mantenía sus ojos en su celular, siguiéndolos hasta el mostrador para elegir su comida y dirigirse a la mesa con sus bandejas.

-Idiota.

-¿Disculpa? -arqueó una ceja Christopher, mirando a Richard.

-No te disculpo. ¿En donde estabas durante la clase?

-Con Zabdiel.

-Pues fíjate que debíamos entregar un informe juntos al Señor No Tengo Vida Social.

-¿Desde cuándo eres responsable, Camacho?

-Desde que recuerdo lo bien que la pasaría como universitario, gracias.

Zabdiel miró mal a Christopher, reclamandole su inasistencia a clases. El castaño le había dicho lo contrario sólo para hacerle compañía; en frente suyo Johann conversaba idioteces junto a Yoyo, mientras tanto Erick reía por las palabras de Zabdiel y las muecas de Chris, luego dando su atención a los orbes de Joel que se movían de izquierda a derecha en su libro.

Pulsaciones.

Leyó en silencio la portada, sonriendo mínimamente al verlo con el ceño fruncido en su mundo.

El chico mexicano daba curiosidad, sin duda.

Único ➳ Chrisdiel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora