✦ Besos de colores

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Los días de KyungSoo comenzaron a tener chispas de colores. Para un hombre de veintinueve años que había pasado la mayor parte de su vida ocupado en sus estudios y posteriormente buscando un empleo, obteniendo un buen puesto y acomodándose en aquel estilo de vida al que se había acostumbrado poco a poco, el hecho de sentirse enamorado había estado completamente fuera de sus opciones.

KyungSoo siempre lo supo, que no le iban las mujeres, por supuesto que lo había intentado, pero lo cierto era que sólo había descubierto que no encajaban bien en su vida y que no necesitaba todo ese dramatismo con el que venían.

O quizá sí necesitaba un poco de ello, pero no de esa manera.

Do KyungSoo no olvidaría jamás la primera vez que sus ojos se pusieron en aquel muchacho, la forma en que su corazón se agitó repentinamente y cómo no pudo dejar de observarlo mientras la música proseguía y con ella él danzaba como si flotaran por las nubes.

No pudo evitar investigar su nombre y su edad, era un joven de apenas dieciocho que había ingresado a la facultad de Derecho, pero que gustaba de bailar y lo hacía de maravilla. Recordaba lo mucho que se lo había pensado, todos los pros y los contras de acercarse a él, de manera minuciosa, como si intentara convencerse de que acecharlo no era una buena idea.

Y quizá para todo el mundo, para la sociedad en general, no lo era. Pero para él, para los latidos rítmicos de su corazón cada que se aproximaba al estudio de baile, JongIn lo era todo, era una sensación cálida esparciéndose por el pecho, la manera en que les yemas de sus dedos se mostraban inquietas y cómo su respiración se agitaba con cada uno de sus contoneos de perfectas caderas cuadradas.

JongIn era un niño, pero KyungSoo no podía evitar tragar saliva al sentir ese nudo en el estómago, el revoloteo en el vientre bajo y sobre todo no había podido resistirse a mantenerse lejos.

Así que después de aquel primer encuentro, cuando su número de teléfono fue registrado en el suyo, KyungSoo no lo dudó y lo contactó un par de días después, para invitarle otro café, pese a que el muchacho no gustara de ellos.

ㅡ Mejor cómprame un helado. ㅡ JongIn musitó ese día y KyungSoo casi pudo imaginarlo, recostado sobre su cama con el ceño ligeramente fruncido, con sus labios pomposos haciendo un precioso puchero que lo hizo sonreír.

Su secretaria estaba extrañada, porque KyungSoo era por lo general un hombre serio, y todos en la oficina comenzaron a rumorar que seguramente estaba enamorado, que al fin alguna afortunada se había llevado su corazón.

Oh, si supieran. Su corazón estaba en el borde de la cuerda floja, JongIn podría estirar sus manos y tomarlo para siempre, podría hacerlo si lo quisiera, KyungSoo no estaba dispuesto a detenerlo, porque quería entregárselo todo a él.

Osito mimado ❀ SooKaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora