✧ Premio

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Habían pasado un par de semanas y KyungSoo seguía teniendo mucho trabajo, aunque había disminuido considerablemente y algunos días tenía tiempo de pasar a comer al departamento o de ir por JongIn a la universidad para llevarlo a comer a algún restaurante.

GaBi, que se había convertido prácticamente en la nana de JongIn, los reprendía a los dos porque les decía que comer mucha comida fuera de casa no les haría ningún bien. Por lo que ambos habían prometido esforzarse por comer en casa, ya que ella se encargaría de hacer sus comidas y tenerlas listas para cuando ellos llegaran.

KyungSoo había ido directamente a casa ese día, HongBin pasaría por JongIn puesto que estaban por recibir las notas de los exámenes del periodo que recién había culminado hacía una semana, por lo que el moreno se sentía ansioso de conocer los resultados.

El mayor se sentó sobre el sillón más pequeño de la sala y observó por la ventana con cierta curiosidad, intentando relajarse ante el paisaje citadino que tenía enfrente.

Suspiró mientras cerraba los ojos y se llevaba la diestra al puente de su nariz, presionando levemente aquella parte de su rostro como si con ello fuese a relajarse más. Había estado algo estresado las últimas semanas y JongIn había estado un poco desatendido por el asunto del trabajo.

Porque pese a que el morenito había ido varias veces a su oficina, las juntas por las promociones de la temporada de ballet se extendían bastantes, y pese a lo tentador que era tener a JongIn esperando por él en la silla de su oficina, algunas veces KyungSoo pensaba que sería mejor que el muchacho no fuese porque se podía aburrir bastante en la espera.

La puerta del departamento se abrió y el mayor pudo escuchar la voz de JongIn saludando a la empleada con su dulce tono de voz.

A KyungSoo le encantaba escucharlo hablar con ella, porque pese a que al principio se había vuelto tímido por la manera en que se habían conocido, GaBi había aprendido a ganarse a su niño, como ella solía llamarle. Y JongIn había ido perdido la vergüenza, por lo que compartían palabras y saludos bastante gratos y amistosos.

ㅡ El joven KyungSoo está en la sala, niño JongIn. ㅡ la mujer habló y JongIn asintió.

El moreno que llevaba unos pantalones cuadrados en tonos bajos y una camiseta blanca, como si fuese un chico que aún va al colegio, dejó el bolso de los libros sobre uno de los sillones y se encaminó hacia donde estaba KyungSoo.

Sonrió mientras lo observaba con los ojos cerrados y ladeó la cabeza, suspirando porque se veía tan guapo ahí, con la claridad del día entrando por la ventana reflejándose en su rostro varonil, haciéndolo ver incluso un poco sensual.

Osito mimado ❀ SooKaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora