Osito mimado ❀ SooKai

✦ Estrés

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Pese a que algunos días habían mejorado después de haber establecido una rutina para ir a comer a casa, KyungSoo había vuelto a saturarse de trabajo incluso peor que la vez anterior.

Su jefe InSung lo había nombrado jefe de la campaña publicitaria para el ballet de esa temporada y él no podía comprender muy bien el motivo, aquello le parecía una completa locura, puesto que él siempre había estado encargado del financiamiento y otras cosas como la búsqueda de los lugares adecuados para las ceremonias y fiestas.

Pero su jefe había salido con la excusa de que tenían que salir de su zona de confort y como ejecutivos tenían que innovar. Por lo que se había ofrecido para ayudarlo en todo lo que se le ofreciera, poniendo a su disposición sus conocimientos y buenos consejos.

KyungSoo no había podido rehusarse, por lo que se había estado quedando varios días a la semana después de sus horas laborales para trabajar con él, que le mostraba sus habilidades sobre el comercio y el buen manejo de la publicidad.

Era un campo completamente nuevo para KyungSoo, por lo que pese a que siempre había sido un hombre muy inteligente, se tardaba el doble o quizá el triple de lo que se tardaría JongDae en entender el punto.

Todo había ido bien, había trabajado bajo los meticulosos ojos de su jefe que parecía bastante interesado en sus ideas, hasta que una noche las cosas cambiaron un poco; cuando la conversación había cambiado de rumbo sin que el bajito se lo esperara siquiera.

Por supuesto que como siempre, habían rumores, nunca podrían zafarse de ellos y KyungSoo siempre tomaba su distancia, porque lo que menos necesitaba era que alguno de los chismes de oficina llegara a su pequeño osito, que seguramente haría cuanta rabieta pudiera por ello.

Y no era para menos, KyungSoo finalmente había rechistado esa misma mañana cuando JongDae le palmeó el trasero y se inclinó en el escritorio al igual que él, pasándole el brazo por el hombro para susurrarle con cuidado un «InSung te está follando con la mirada, pobrecito», para después echarse a reír por su propio comentario.

KyungSoo había tragado saliva y había empuñado las manos, porque no era el primer comentario de aquella clase que escuchaba, e incluso podría decirse que apostaría un poco sobre los estúpidos motivos del porqué se había hecho el cambio de posiciones para la campaña.

Quizá su jefe pensaba en él de esa manera, pero estaba realmente equivocado si pensaba que él caería en una de esas provocaciones tan baratas.

― ¿Por qué no vamos a cenar después de esto? Creo que un par de copas nos iría bien ― El hombre que casi rondaba los cuarenta pero se mantenía bien conservado le sonrió de aquella manera que para cualquiera hubiera pasado por seductora.