Parte 20.

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- Ahhh - gemí al sentir como mordisqueaba mi cuello. Este hombre tan solo con un roce me hace estremecer, ¿cómo rayos lo hacía?
- Me gustas tanto - susurro en mi oído algo agitado y con su voz ronca. Este hombre me matará en algún momento. - me gusta mucho tu piel, tan suave y linda.
- Asa - gemí su nombre al sentir como entraba lentamente en mi
- Tranquila _____, no te haré daño. Esto será suave pero lo disfrutarás.
Asentí lentamente con los ojos cerrados aferrándome a las sabanas.
Hoy habrá acción y vaya que la gozaré.
- Ahh, Asa - otro gemido salio de mis labios al sentir como entro y salio de mi en un movimiento lento. Rayos porque no empieza con los movimientos rápidos, estoy comenzando a desesperarme.
- ¿Te gusta? ¿Qué se siente que todo esto es producto de tu sueño?
Espera, ¿Qué? Abrí los ojos y vi que estaba sola en mi habitación.
¿Qué mierda paso? ¿Me la metió un instante y se echo a correr?
Me levante de mi cama y estaba sudando, qué paso aquí por dios. No puedo seguir soñando con él. Él ya no esta, se ha ido y tengo que superarlo, no me puedo seguir atormentando.
Ah claro, pasaron muchas cosas y creo es momento de contarlas.

Tiempo Atrás.
Escuche como la puerta de su cuarto era cerrada de un golpe, unos pasos rápidos hacia la salida y silencio, todo fue silencio después de que saliera.
Seque mis lágrimas y me levante lentamente de mi cama y camine despacio a la puerta de mi habitación, la abrí lentamente, podía ser que solo hizo los ruidos para disimular, así que tuve precaución.
Pero no, en realidad no estaba.
Salí y camine hacia su cuarto, entre y vi como había ordenado sus cosas a pesar del tiempo que lleva aquí, vaya que estaba mejor arreglada que la mía.
Me senté en la orilla y vi su sudadera favorita en la silla de su escritorio.
Wow, tenía un escritorio y no lo había visto.
Viendo su sudadera me vinieron recuerdos vagos de mi infancia, donde él estaba. Donde éramos inocentes y no andábamos pensando en cosas de grandes. Donde básicamente jugar era lo único que nos divertía.
Recordé al niño pequeño con su cabello castaño claro, su nariz bonita, sus ojos azules que me alegraban, y sus labios, sus perfectos labios rosados.
Creo me acabo de enterar que ya me gustaba, o me atraía. Porque vaya, no es feo el condenado.
Salí de su cuarto con una sonrisa de enamorada tonta y baje a la cocina por agua, pero luego mi sonrisa desapareció al pensar a donde pudo haber ido.
¿Y si por la tristeza se fue a un bar? Pero a estas horas no creo, son como siete de la tarde. ¿Los bares ya habrían a esa hora? Agh, no sé.
Realmente me preocupe al saber donde podría estar. Subí corriendo a mi cuarto por mi teléfono, marque su número pero me mandaba directo a buzón.
Asa, dónde estás, me preocupas.

"100 Sombras De Asa" (Asa Butterfield Y Tu). Donde viven las historias. Descúbrelo ahora