Capítulo 9

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Mi vida se iba desmoronando de a poco, la sensación de que no estaba bien, de que prefería morirme antes de seguir con esta historia aparecía continuamente. No tenía ganas de nada, la banda estaba parada, mis canciones ya no sonaban, mi departamento era un desastre, yo era un desastre, no me preocupaba por nada ni nadie, mis días de basaban en ver películas y comer cosas que sólo hacían mal a mi salud. Y ahí fue cuando toque fondo y me dí cuenta que ese fondo ya lo conocía, ya sabía como era y ya sabía qué era lo que tenía que hacer para volver a donde estaba, porque cuando tocás fondo lo único que queda es subir. Claro que no era tan fácil y hoy no lo iba a cumplir pero lo intenté hasta que abrí la puerta y vi a esa persona con una guitarra en la mano que me pedía pasar:

- Sé que estás enojada, pero dejame cantarte la última canción - dijo el menor de 3 hermanos, el que tenía magia en el pelo, el que cada vez que agarraba unas tijeras sus fans se asustaban, el que con una sonrisa lograba devolverme todo eso que en este momento no tenía.

Yo no respondí sólo me hice a un lado y dejé que pasara, algo en mi me decía que debía darle una oportunidad y que debía arriesgarme a todo porque tengo una vida y la pienso vivir al máximo.

Se sentó en el sillón y me hizo una seña para que me sentara con él:

- "Vos tenés algo personal,

tenés algo que no está en la gente común.

Ey, vos vivís la vida al azar,

pero no te dejás llevar por ser fashion o cool. " - apenas empezó mi sonrisa volvió y con ella la de él, no podía creer como dos palabras que decía este pibe lograba hacerme tan bien.

Cuando terminó dijo:

- Yo sé que vos estás enojada conmigo, que no querés saber nada pero aunque estés despeinada me gustas igual, aunque estés en pijama y sin maquillar, aunque estés enojada por lo que pasó, aunque ya no te vea me gustás igual.

- ¿Ahora te gusta Árbol? - dije riendo.

- Extrañaba esa voz, esa sonrisa, esa mirada, te extrañaba a vos.

- Yo también te extrañaba y te pido perdón por todo lo que hice.

- No me tenés que pedir perdón, vos actuaste en base a lo que sentías y está bien. También está bien que ahora hagas lo que sientas.

- Sí, y lo voy hacer - terminé de decir esto y en un movimiento lo estaba besando. Sentía que todo aquello que venía sintiendo y me hacía mal desaparecía porque en sus brazos (y labios) me sentía protegida y todos esos pensamientos feos no podían hacerme daño.

El momento que hacía días necesitaba fue interrumpido por el sonido del timbre:

- ¿Quién mierda es? - dijo Guido, yo sólo reí.

Al abrir la puerta veo a Gastón y Romina... ¿abrazados?:

- Hola nena, venimos a levantarte el ánimo - dijo Romina.

- Dale que no te podés quedar así para siempre - dijo Gastón.

Yo solo sonreí y me corrí a un lado, entraron y se sorprendieron al ver lo que estaba en mi sillón:

-Ah bueno, veo que ya no nos necesitás - dijo Romina.

- Yo no puedo creer que me hayan interrumpido el momento - dijo Guido riendo.

- Parece que hizo las cosas bien - dijo esta vez Gastón.

- Creo que nunca las hizo mal - dije.

- Bueno entonces nos vamos - dijo Romina.

- No, ahora que están acá se quedan y me explican qué es esto - dije señalándolos.

- No hay nada que explicar - dijo Romina y todos reímos.

Nos quedamos tomando algo y hablando hasta que Gastón y Romi decidieron irse.

- ¿Qué onda estos dos? - dije apenas cerré la puerta.

- Ni idea, estoy igual de sorprendido - dijo Guido - Igual, eso es lo que menos me importa ahora - dijo acercándose a mi, abrazándome por atrás.

- ¿Y qué es lo que te importa en este momento?

- Vos, yo, lo que viene.

- ¿Y qué viene?

- Sorpresa - dijo con una sonrisita hermosa - Vos sólo estate lista para la noche - y así se despidió de mi con un beso y se fue.

Mi ansiedad creo que nunca había llegado al nivel en el que estaba ahora. Para que el tiempo pase, ordené todo el departamento y decidí qué me iba a poner.

Cuando me iba a bañar un mensaje de Guido llega: "A las 9 te paso a buscar", ok eran las 8, evidentemente le gustaba avisarme las cosas sobre la hora.

Estaba lista sentada en el sillón con mi celular en mano cuando el timbre suena. Creo que el momento que venía esperando había llegado. 

Algo personalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora